El animal spirits
Lo que está ocurriendo es un ejemplo claro de lo que estudió Keynes y vienen repitiendo los postkeynesianos, del papel de las expectativas y de la incertidumbre en la evolución de la economía. Keynes hablaba del animal spirits.
El animal spirits se refiere a estados de alegría, esperanza, exuberancia y optimismo o de temor, incertidumbre, volatilidad y pesimismo. Sea el estado que sea, lleva a decisiones económicas desacertadas.
Por ejemplo, en lo que tiene que ver con el sector financiero puede llevar a invertir en papeles de diferente clase más allá de lo conveniente que hace subir los precios pero después viene el desplome como ocurrió en la crisis de 2008, porque no había razón para ese espíritu de exuberancia y optimismo.
En el caso contario, que es lo que estamos viviendo, un estado de ánimo de incertidumbre, y temor y pesimismo, los actores económicos reducen el gasto para defenderse y los empresarios no invierte, con la consecuencia que la economía se deprime.
Efectos sobre el comercio internacional
El coronavirus está impactando actualmente el turismo en general, muchas actividades de transporte y de servicios como turismo, hotelería, convenciones, reuniones, deportivas, distracciones, actividades productivas y caída en los precios de los commodities, como el petróleo.
Para Colombia el impacto más importante viene dado por el comercio internacional, ya que la caída en los precios del petróleo reduce los ingresos por exportaciones y los ingresos para el gobierno y las regiones.
El petróleo en crisis
El 8 de marzo las cotizaciones del petróleo se derrumbaron a precios no vistos desde la crisis desde La guerra del Golfo en 1991. Dos factores se señalan: la crisis del coronavirus y una guerra de precios dentro de la OPEP. La reunión del jueves 5 de marzo no logró ningún acuerdo y Arabia Saudita quiere invadir el mercado para castigar a Rusia y perjudicar a la industria de esquistos de Estados Unidos. Ya se habla de precios cercanos a 20 dólares el barril, lo cual sería un quiebre para muchos países productores. Para Colombia sería un golpe terrible.
Según la cadena RT de Rusia, ”precio del petróleo está en caída libre: el estadounidense West Texas Intermediate (WTI) ha registrado un descenso de un 23 %, hasta los 32 dólares por barril; mientras que el valor del crudo de la marca Brent ha descendido más de un 29 %, a 35,2 dólares por barril”.
Hay una disputa seria entre Rusia y Arabia Saudita por la reducción de la producción petrolera, a lo que se niega Rusia. No puede durar mucho tiempo porque ambos salen perjudicados. Precios de vente a treinta dólares por barril impactará negativamente a ambos colosos petroleros. Arabia Saudita producía casi 10 millones de barriles por día a 50 dólares, es decir, recibía, 500 millones de dólares por día. Si aumenta la producción a doce millones y el precio cae a 20 dólares, recibiría 240 millones por día, una pérdida diaria de 260 millones de dólares, lo que es una locura. Lo mismo le ocurriría a Rusia. De ahí, que, si opera la racionalidad, deben llegar a un acuerdo. Entonces, esta crisis debe superarse lo más pronto posible, pero en ambos lados laten los tambores de guerra. Además, estos precios tan bajos acaban con la industria de esquistos en Estados Unidos. Debe estar muy preocupados y actuando entre bastidores, para evitarlo.
Pero, lo evidente es que si hay una disminución de la demanda y que tener precios a 50 dólares el barril va a ser muy difícil.
El turismo se está afectando
El turismo se estaba reactivando en el país, pero la situación internacional va a afectar los viajes externos e internos, con menos ingresos por servicios externos y caída en la actividad hotelera y de transportes.
Las decisiones de la ortodoxia
Ya hay un efecto sobre la tasa de cambio, puesto que el dólar ya ha estado cerca de 3800 pesos por dólar, lo que encarece las importaciones y ejerce presión sobre la inflación.
Dado el predominio de la ortodoxia económica en el Banco de la República y los economistas e intelectuales orgánicos del sistema, las presiones inflacionarias llevarán al Banco a aumentar la tasa de interés, agregando un nuevo factor negativo a la actividad productiva. Y dada la prevista caída en los ingresos fiscales, los ortodoxos reclamarán recorte en los gastos del gobierno.
Los fundamentales del crecimiento económico
¿Qué puede ocurrir, entonces, en la economía colombiana para 2020, teniendo en cuenta los factores anteriores? Mirando la ecuación del PIB por el lado del gasto que dice:
PIB= consumo final privado+ consumo del gobierno+ formación bruta de capital+exportaciones-importaciones, es muy fácil predecir que puede ocurrir. Ya antes de esta crisis del coronavirus, veíamos que la balanza comercial era un freno para el crecimiento, dado que las importaciones se preveían aumentarían 9,0% y las exportaciones 3,0% en 2020. En las nuevas circunstancias esto puede empeorar, así que por este lado hay un factor claro para la reducción de la tasa de crecimiento del PIB.
Por el lado del gobierno, caerán los ingresos, y dado la obsesión por el déficit fiscal, bajarán el consumo del gobierno y la inversión pública. Por el lado del sector privado, disminuyen los ingresos por exportaciones y menores ingresos de los colombianos, y si se dan las locuras de los ortodoxos de tasas de interés altas y reducción del gasto público, tenemos todos los ingredientes para entrar en crecimientos del PIB cercano a dos por ciento y aún menos.
La incertidumbre y el pánico
En todo esto hay un factor que pesará mucho, cómo es el de las expectativas negativas y la incertidumbre que afectará a todas las actividades negativamente por el fenómeno del coronavirus, y este es un factor de un peso muy grande, pero difícil de cuantificar, pero que se puede afirmar claramente que pesará muy muy negativamente en la economía.
Ahora, qué tanto será el efecto del coronavirus, depende de su transmisión en el tiempo y su morbilidad. Indudablemente que hay pánico exagerado de esta epidemia. Hasta lo que se conoce, la tasa de mortalidad de los infectados está entre el dos y tres por ciento. En los dos meses en que comenzó este nuevo virus hay más de 100 000 infectados y 4000 muertos. Si se infectaran 100 millones de personas, los muertos serían de dos o tres millones, una cifra no muy alta, mucho más baja que la se producen por neumonía, cáncer, infartos, infecciones. Y para llegar a 100 millones se requeriría muchos años para que esto sucediera, y ya estaría descubierto el antibiótico correspondiente.
Mueren más personas en Colombia por asesinatos políticos que lo que sería por coronavirus. En un escrito del científico Diamonds Peter de Singularity Hub dice que en un día mueren en el mundo 26 283 personas de cáncer, 29 041 personas de enfermedades cardiovasculares y 4383 de diabetes.
Pero como se ha estudiado desde Keynes, los poskeynesianos, los sicólogos y los expertos de la nueva economía del comportamiento humano, el pánico es lo peor para llevar a conductas irracionales.
Las predicciones
Hacer predicciones económicas en este ambiente incierto es una profesión peligrosa. Hay muchas variables en juego, especialmente hasta cuándo llegará el pánico del coronavirus y la crisis petrolera. Ya los efectos negativos se están dando, falta ver qué sigue. Ya en análisis anterior habíamos predicho que la economía colombiana este año no crecería más allá del 3.,1%. Con que lo que viene ocurriendo nos reafirmamos en este pronóstico y apostamos con cierta probabilidad que puede estar por debajo. Hay que esperar unas semanas más para ver cómo evoluciona la situación internacional e interna para tener unos juicios más exactos. Pero las expectativas son pesimistas.
Fracasó el modelo y sus gestores
Mientras tanto, la actitud del gobierno y los economistas ortodoxos es realmente sorprendente. Ellos son los culpables del desastre de la economía colombiana. Ellos han manejado la economía desde 1991. Ellos nos desindustrializaron y acabaron con el sector agrícola. Ellos nos montaron un modelo basado en materias primas. Tasa de cambio altas no permiten responder rápidamente porque el aparato productivo esta destruido. Bajar importaciones no es fácil porque hay una proporción alta de productos agrícolas y bienes intermedios. Reducir las compras de bienes de capital no permitirá modernizar lo poco que queda del aparato productivo. El modelo fracasó y sus defensores deben responder por esto. Ellos no son la solución, sino el problema.
Diego Otero Prada
Foto tomada de: LA Gran Época
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