El FMI acaba de rebajar la proyección del crecimiento del PIB de Colombia. A finales de 2019 hablaba de 3,7%; el 20 de enero bajo de 3,6% a 3,5% y el 23 de febrero de 3,5% a 3,4%. Y ya veremos que más adelante lo reducirá a 3,3%.
Razones para la proyección de FMI
El Fondo da razones de tipo externo e interno. De los factores externos, se refiere al coronavirus y a la crisis venezolana. Y de los factores internos al pobre desempeño de las exportaciones y a una posible falta de ingresos que impactará los gastos sociales y de infraestructura.
Ve el Fondo peligro para la economía por la reanudación de protestas y paros previstos para partir del 21 de marzo, las cuales, si no son resueltos por el gobierno con una real concertación impactarían negativamente la economía.
Medicinas del FMI
Las medidas que propone para mejorar la economía son muy pobres. Mantener la regla fiscal, como verdaderos neoliberales que son. Efectuar una reforma pensional que elimine los subsidios para las altas pensiones y mejorar la cobertura del programa de Colombia Mayor.
Como lo muestran los resultados del año 2019, por el lado del gasto, la economía creció por la demanda interna de consumo privado y público.
Ya lo había manifestado en reciente artículo, que las proyecciones producidas por el modelo Avanzar, realizadas en enero, muestran que la economía colombiana, a lo máximo, crecería 3,1% en 2020.
En verdad, no se ve qué podría modificar las proyecciones del pobre desempeño previsto para 2020, ya que no hay medias diferentes a las que se vienen dando desde 2019 que puedan producir un cambio. Hay un desequilibrio en la balanza de pagos, por un déficit en la cuenta corriente de cerca de 5,0%, dado que las importaciones crecen mucho más rápido que las exportaciones. Los subsidios exagerados para el sector empresarial van a disminuir los ingresos tributarios. No existen políticas industriales y agropecuarias. Seguimos con el absurdo conflicto con Venezuela que nos impide crear lazos comerciales como los que existían antes de 2008. Venezuela, el país más importante y potencial de destino de las exportaciones colombianas y del desarrollo de proyectos conjuntos de desarrollo económico. Predomina la ideología y el seguidismo absurdo de la política imperial del gobierno de Donald Trump. Nos vendemos por 400 millones de dólares de ayuda con condiciones, cuando a Venezuela podríamos exportarle bienes y servicios por 10 000 millones de dólares que tendrían un impacto de por lo menos medio punto en el crecimiento de PIB.
Resultados de 2019
Según las cuentas preliminares del DANE, la economía colombiana creció 3,3% en 2019. En Colombia, el DANE juega con las cifras preliminares. Normalmente, a los dos años se dan los datos definitivos, que pueden ser inferiores, de ahí que no hay que cantar victoria, aún con un resultado mediocre. No podemos contentarnos porque otras economías crecieron por debajo, como las de Brasil, México y Argentina, porque esto no resuelve nuestros problemas. Normalmente, las economías grandes no muestran cifras altas de crecimiento.
El crecimiento de 2019 se basa en el comportamiento de los sectores no productivos. Así, los que más crecieron fueron la administración pública, educación y defensa con 4,9%, el comercio al por mayor y menor con 4,7% y el sector financiero con 4,6%. Los que menos crecieron fueron la agricultura con 2,0%, la industria manufacturera con 1,6%, la minería con 2,1% y la construcción cayó 1,3%. En cierta forma, es un crecimiento ficticio que no puede continuar.
En cuanto al crecimiento según el gasto, el consumo final creció 4,6% y la formación bruta de capital 4,3%. No hay discriminación por sectores público y privado, para establecer el papel de cada uno de ellos.
La demanda externa es muy baja ya que las exportaciones crecieron 3,1% mientras las importaciones lo hicieron en 9,1%, cifras muy preocupantes que se reflejan en un déficit de la cuenta corriente de ceca de 5,0%. Es uno de los problemas estructurales de la economía colombiana que si ni se resuelve va a ser casi imposible tener tasas de crecimiento superiores a 4,0%.
Baja carga tributaria en Colombia
La otra característica de la economía es la baja tasa de tributación, de cerca de 16,0% de PIB, uno de los porcentajes más bajos de Latinoamérica y el mundo. Sin una carga tributaria importante es difícil para el gobierno tener ingresos suficientes para invertir en infraestructura, educación, salud, vivienda, investigación y apoyo al sector privado. En Colombia, los gremios y los economistas ortodoxos han inventado que para crear empleo hay que bajar la tasa de tributación a las empresas, que varios estudios muestran que la tributación real está muy por debajo de la tributación nominal. Igualmente, los altos ingresos no pagan impuestos. Ahí están como ejemplos las declaraciones de renta de los ministros, congresistas y altos funcionarios.
Lento crecimiento de los sectores productivos
No se detecta un cambio importante en la evolución de los sectores productivos y de servicios de alta tecnología. La ideología predominante piensa que las fuerzas del mercado y los tratados de libre comercio son suficientes para que crezcan estos sectores. Hay una mitología sobre el mercado impresionante en nuestros líderes, que creen que el mercado soluciona todo, lo que va en contravía de la teoría y de la experiencia de Colombia y del mundo. Si esta concepción no cambia, seguiremos como un país de pobre crecimiento.
Otro factor es la visión ideológica del gobierno sobre las relaciones internacionales. Es grave lo que ocurre con Venezuela, que era uno de nuestros mercados más provisorios en comercio y relaciones de todo tipo. En relaciones internacionales no importa el tipo de gobierno de los países. Pero en esto el gobierno es contradictorio. Acusa al gobierno bolivariano de dictadura para no tener relaciones diplomáticas. Si esto es así, debería romper relaciones diplomáticas con por lo menos veinte países, comenzando por Catar en que una misión de este país llegó a Colombia. O con Arabia Saudita, Turquía, Filipinas, los golpistas de Bolivia, Salvador, Honduras, Emiratos árabes Unidos, y así sucesivamente.
Colombia está haciendo el oso internacionalmente. Pedirle la extradición de Aida Merlano al lacayo Guaidó de los Estados Unidos es irracional, producto de mentes llenas de alucinaciones.
Proyecciones para 2020
Ya en artículo anterior habíamos presentado que nuestras proyecciones para 2020 daban un valor máximo entre 2,9% y 3,1%, basado en factores externos de la economía mundial, de las tasas de interés de Estados Unidos, de la incertidumbre del impacto de la reforma tributaria y, por lo tanto, de las cifras previstas de gasto público. En estas proyecciones el sector externo es un freno para el crecimiento.
En nuestras proyecciones, las importaciones aumentan 9,2% mientras las exportaciones lo harían en 3,1%, algo similar a lo que ocurrió en 2019; la formación bruta de capital crece en 4,6% y el consumo final está por debajo de 3,0%, teniendo en cuenta que el gasto público posiblemente no aumentará por reducción en ingresos y que el consumo privado ya alcanzó niveles altos en 2019 por mayor endeudamiento de los hogares. Por supuesto, un cambio positivo en el consumo final, aumentaría la posibilidad de tener un crecimiento del PIB superior a 3,1%, pero para esto hay que esperar unos meses para analizar cómo evolucionan las variables referentes al gasto público y privado.
Hay un factor estructural, como es la balanza comercial, que no se ve como pueda cambiar en el corto plazo, en el sentido de aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones, cuya solución es clave para tener mayores tasas de crecimiento. Igualmente, si no hay suficientes ingresos tributarios, el gasto del sector público se verá limitado para influir en el consumo final y en la formación bruta de capital.
De ahí, que, de las informaciones de enero, no vemos factores que puedan prever un crecimiento de 3,4%, como proyecta el Fondo Monetario Internacional, una tasa ya de por sí regular.
Diego Otero Prada
Foto tomada de: https://elnacionaldigital.com/
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