Como gracias a los buenos resultados del gobierno del cambio, que han pretendido desconocer los medios de comunicación corporativos, más conocidos como los medios prepagos, y ante la reiterada negación de la “oposición inteligente” que son una horda enardecida de negacionistas, mientras entre las clases populares, las de la ciudadanía de a pie, las de los nadies y las de la indiamenta, es cada día más respaldado, hoy el movimiento político del Pacto Histórico cuenta con mayor aceptación y en alza.
La consulta por la escogencia de las candidaturas al Congreso y a la presidencia, con candidatos y candidatas de altura, ha revitalizado las simpatías entre la militancia progresista y de izquierda, como entre los potenciales votantes en general. Parece ser una ola imparable que podrá conducir a la continuidad del proyecto de construcción de una nueva nación verdaderamente justa, democrática y diversa. Y todo esto a pesar de la continua obstrucción colocada desde diferentes organizamos del Estado, para que las reformas propuestas por el Gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego, no se materialicen y las mayorías populares no obtengan sus beneficios.
La guerra sucia que ha pretendido desprestigiar y deslegitimar a quienes se han atrevido a sumarse al hoy amplio movimiento político, arreciará a medida en que se acercan las próximas elecciones. El desespero entre aquellos que han manejado al Estado a su antojo, porque sienten que este se les va volviendo esquivo poco a poco, no es despreciable. No solamente se oponen a la aplicación de la justicia social y a una democracia abierta, sino que como han vivido del erario público para su propio enriquecimiento, están dispuestos a volverlo a recuperar sea como sea, para beneficio de sus mezquinos intereses.
En todo proceso social y político los riesgos son variados y no han de faltar. Que faltó más comunicación y pedagogía, que esa candidatura no fue la más adecuada, que era mejor aquella, que este salió todo un “manguito”, que ya se sabía que esos eran unos infiltrados, que los otros unos oportunistas, que aquellos siempre han sido unos burócratas que han vivido de la teta del Estado y así sucesivamente, es decir etc., etc. Eso sí, debemos estar vigilantes para que los esbirros de la derecha no entren a hacer daño. Lo mejor entonces es participar activamente, con beligerancia y claridad, en cuanto a los requerimientos y objetivos colectivos. Cada cual puede aportar desde su espacio y posibilidades a que esa patria que tanto se ha soñado, se convierta en una pronta realidad. Los tiempos no dan para más espera.
John Elvis Vera Suárez
Foto tomada de: Razón Pública
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