Se ha abierto por primera vez, que yo recuerde, un abanico de opciones dentro de una misma organización política para que sus militantes y electores en general, decidamos quien nos represente en las próximas elecciones tanto a nivel regional como nacional, y en especial escoger su candidatura presidencial. Es un acto totalmente democrático que conduce a que la propia ciudadanía resolvamos sobre sus candidatos o candidatas.
Si bien el proceso electoral lleva algunos meses, lo cierto es que se ha entrado en una actividad que cada día se vuelve más intensa en la medida que nos acercamos a las elecciones respectivas. Mientras avanzan las horas, se ven dardos de unos contra los otros para disminuir su aceptación pública entre los posibles electores.
Mientras tanto la comunidad que está en espera de encontrar soluciones a sus angustias y requerimientos, como también escuchar voces que garanticen la continuidad, ampliación y profundización de la transformación iniciada con sus acciones y reformas por el actual gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego, no ve las diferencias sustanciales entre los defensores del establecimiento politiquero tradicional y personajes que se presentan como alternativos, progresistas o de izquierda. Porque quizás sus propuestas aún no llegan con claridad, precisión y sencillez al electorado.
Nos gustaría conocer que piensan sobre el estado y la realidad actual del territorio, sobre las inquietudes ciudadanas y las posibles acciones para superar la problemática presente conjuntamente. No nos interesa escuchar chismes bajos del contrincante. Nos interesa oír de las organizaciones políticas, propuestas y soluciones y no intrigas contra el contrario. Hacer pedagogía, aclarar, precisar, concientizar y denunciar con argumentos si es preciso, pero no inventar para de forma rastrera desprestigiar al otro. Con la chismografía barata no lograremos avanzar en la construcción de una nueva sociedad, más justa, democrática, diversa y en armonía con la naturaleza.
Debemos ser conscientes que la llamada lucha electoral no es nada fácil, sea por los tiempos y los recursos con que se pueda contar, sea por las condiciones en cada territorio o por la misma dinámica que esta genera dentro la población. Se presentan cada día inconvenientes, pero por igual se pueden presentar posibilidades inmensas para llegar a los electores. Se requiere mucho esfuerzo, pero al cabo todo esto se debe tener en cuenta antes de iniciar cualquier campaña. Cuando se está dispuesto a ser “contados” en votaciones, se debe dejar atrás el ego y pensar en que se está asumiendo una responsabilidad en la construcción de un movimiento social y político, con la posibilidad de transformar positivamente la sociedad y no de hacerla retroceder negativamente.
Siempre hemos asegurado que los procesos electorales no dejan de ser momentos coyunturales, pero que más allá de esto, es la construcción y fortalecimiento de un proyecto político en busca del objetivo supremo que debe ser el sueño colectivo de una justicia social y un bienestar digno para todos y todas.
Realizar una campaña con altura debería ser el compromiso ético para contribuir en hacer realidad con una democracia prometida pero nunca cumplida a cabalidad. La opción de por quién votar y más allá de esto cual propuesta elegir, para que nuestros anhelos se hagan realidad, debería debatirse abiertamente con franqueza y total transparencia, para que el ciudadano vote a consciencia y libremente.
John Elvis Vera Suarez
Foto tomada de: El País
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