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El esfuerzo constante de los economistas por ignorar la forma específica de la producción capitalista

9 diciembre, 2024 By Alberto Maldonado Copello Leave a Comment

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Es frecuente que los economistas examinen las variaciones en la magnitud del PIB y su composición haciendo caso omiso del propósito fundamental de la producción capitalista: la ganancia. Da la impresión de que estuvieran pensando en una sociedad en abstracto cuya finalidad fuera satisfacer las necesidades de las personas.

En reciente artículo en el Espectador, Marx Hofstetter[1] considera que es importante analizar los datos de actividad económica del DANE no solamente en el corto plazo sino en una perspectiva más amplia. Examina datos del PIB desde hace dos décadas y destaca algunos cambios: 1) “Los ingresos de los colombianos” en las dos últimas décadas casi se duplicaron (creció 94% en términos real); piensa que no está nada mal y desmiente los enfoques catastrofistas: 2) Algunos sectores han tenido buen desempeño como las actividades financieras y de seguros, que se triplicaron (algo que Hofstetter considera una buena noticia dado que es un sector “que tiene altos niveles de formalidad laboral y buenas remuneraciones”). El otro se llama “actividades artísticas, de entretenimiento y recreación” cuya participación se duplicó pasando de 2% a 4%. Afirma que es una caja negra porque no se tiene suficiente información para saber en qué consiste y por qué ha crecido tanto; 3) De otra parte, algunos sectores no tuvieron tan buen desempeño. El sector minero, la industria manufacturera y la construcción, aunque también crecieron en términos reales, perdieron participación.

Con respecto a la industria manufacturera afirma lo siguiente: “La segunda no sorprende: el declive de la industria manufacturera como porcentaje de la actividad económica es un proceso observado en muchos países cuando alcanzaron niveles de desarrollo como el colombiano.” Otros por el contrario consideran preocupante esta tendencia que denominan como desindustrialización.

Me parece que además de tener una mirada en perspectiva amplia valdría la pena precisar algunas afirmaciones y complementar algunas cifras.

Referirse a las cifras de crecimiento de las actividades económicas (en términos de producto y de ingresos) parte del supuesto de que el objetivo fundamental del capitalismo es la producción de valores de uso, es decir, de riqueza material. Pero la producción en este sistema tiene como finalidad obtener excedentes (ganancias, intereses, rentas, impuestos). La medición relevante para los capitalistas de todas las ramas y tamaños es la obtención de ganancias. Nada dice Hofstetter sobre esto: ¿por qué?

Prefiere hablar de “ingresos de los colombianos” que es algo muy general y debería ser desmenuzado, hasta donde lo permitan las estadísticas. Hablar de colombianos es una forma de aceptar, implícitamente, que se trata de una sociedad que busca el bienestar de “todos”, lo cual Hofstetter sabe que no es cierto. De acuerdo con las cifras del DANE durante el mismo período la parte global correspondiente al excedente bruto de explotación en el PIB también casi se duplica. Durante este período los capitalistas (en todas sus categorías, así como los terratenientes y el Estado) se apropiaron de una proporción importante y de una masa enorme de plusvalor, extraído del valor agregado por los trabajadores. Esto se puede verificar también revisando las cifras sobre ganancias de las empresas que publican anualmente la Superintendencia de Sociedades y la Superintendencia Financiera. El capitalismo es una institución extractiva económica fundamental, utilizando una categoría central del premio Nobel James Robinson

Durante estos 20 años la distribución del ingreso prácticamente se mantuvo igual. Como los capitalistas son menos de 500.000 personas y los trabajadores asalariados cerca de 12 millones, es evidente que los resultados en los ingresos de los colombianos fueron muy diferentes, según el tipo de colombiano del cual estemos hablando: A: Colombiano capitalista; B: Colombiano trabajador asalariado. Dado que la distribución del ingreso no cambió, pero la magnitud de la riqueza real si se duplicó, esto significa que la masa de ingresos del puñado de colombianos tipo A aumentó enormemente. Se hicieron mucho más ricos. Nada mal. Con todos los vaivenes de la economía y los problemas de inseguridad los capitalistas se enriquecieron sustancialmente. Además, dentro de los propios capitalistas algunos concentraron la mayoría de la riqueza como lo evidencian, entre otras cifras, los datos del DANE sobre concentración en la industria manufacturera, el comercio y los servicios. Los ingresos de un subtipo de colombianos, los A+, capitalistas más poderosos crecieron sustancialmente. Nada mal.

Esto ocurrió también en la industria manufacturera. A pesar de perder participación en el total del valor agregado su proporción en el total del excedente bruto de explotación es mucho mayor: aportan el 12% del primero y se quedan con el 18% del segundo, con niveles de concentración a su interior muy elevados.

El capitalismo colombiano es, comparado con países capitalistas desarrollados, pequeño y mediocre; el PIB per cápita es la quinta parte del PIB de Estados Unidos, por ejemplo. Desde la perspectiva superficial de James Robinson Colombia es un país fracasado. Pero dentro del país los colombianos tipo A y A+ no fracasan, todo lo contrario, les va bastante bien (obvio, podría irles mejor si fueran tan capaces y tuvieran la condiciones de los coreanos, pero esto es ya demasiado pedir). Los perdedores son los millones de colombianos tipo B que apenas ganan para subsistir y en muchos casos ni siquiera para poder comprar la canasta básica de alimentos.

Parece que a los economistas se los entrena para tener una mirada limitada enfocada en la superficie de las cosas.

Este tipo de análisis es frecuente. Mucha descripción de datos sobre como sube o baja la producción en su sector y su participación en el total, poca información sobre asuntos más importantes e interpretaciones superficiales. El punto de fondo es un marco teórico determinado uno de cuyos elementos es considerar la economía en términos generales como una estructura productiva al servicio de las necesidades de los miembros de la sociedad que hace caso omiso de las formas sociales específicas en las cuales se organiza la producción. Los economistas se creen que lo relevante es la producción material, los empresarios capitalistas quieren creer que producen valores de uso para satisfacer necesidades de los clientes. Parece que no leyeran a Milton Friedman o no escucharan a Luis Carlos Sarmiento, quienes claramente nos dicen que se invierte para obtener ganancias. Es una operación ideológica, consciente o inconsciente, dirigida a ocultar las relaciones esenciales del capitalismo.

Armando Montenegro en artículo en El Espectador[2] se preocupa por el futuro en el mediano plazo. “Varias son las advertencias sobre la economía colombiana en el mediano plazo. Entre ellas, sabemos que está hundida en una trampa de bajo crecimiento, que la inversión se ha desplomado, que la productividad no crece, que es inevitable la declinación de la producción y las exportaciones de petróleo y, además, que habrá un déficit en el abastecimiento de gas durante varios años, y que el de energía eléctrica estará en riesgo desde 2026.” A Hofstetter el bajo crecimiento de las últimas dos décadas no le parece nada mal: ¿Pensará que Montenegro es catastrofista? El punto de fondo que le preocupa a Montenegro, aunque no lo dice explícitamente, es el relativo a las expectativas de ganancias de los capitalistas.

Montenegro menciona que el FMI proyecta un crecimiento promedio de 3% hasta 2029 (nada mal) pero plantea varias preocupaciones: la apertura de la economía disminuirá del 47% al 23% (es decir la magnitud de exportaciones e importaciones); las exportaciones de materias primas caerán y las llamadas no tradicionales nunca despegarán. Considera que los cálculos del FMI tienen serias inconsistencia internas. Y termina su columna diciendo: “No hay duda de que una de las prioridades centrales de los próximos gobiernos debe ser la recuperación del crecimiento económico y el apoyo a nuevos renglones de las exportaciones. Solo así se podrá evitar el previsible colapso del ingreso y el empleo de los colombianos.” Parece que Montenegro es uno de los economistas catastrofistas a los que se refiere Hofstetter.

Montenegro habla como si se tratara de un país comunista que se planifica por la sociedad en su conjunto. Ni una palabra sobre las expectativas de ganancia de los capitalistas, algo de lo cual supongo sabe bastante. Pero además quiere hacernos creer que se preocupa por “el ingreso y el empleo de los colombianos” sin distinción alguna.

____________________

[1]  https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/marc-hofstetter/la-caja-negra/; 01 de diciembre de 2024, Marc Hofstetter.

[2]  https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/armando-montenegro/hacia-una-tormenta-perfecta/

Alberto Maldonado Copello

Foto tomada de: Departamento Nacional de Planeación

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Filed Under: Revista Sur, RS Desde el sur

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