Como es usual entre muchos defensores del modo de producción capitalista Cárdenas prefiere hablar de “economía de mercado” con lo cual pone el énfasis en una dimensión de esta sociedad, la relación social entre productores privados de mercancías, y deja en penumbras la otra relación fundamental: la explotación de los trabajadores asalariados por los capitalistas.
¿Cuál es la forma de organización social más eficiente? Cárdenas responde sin dudar: la economía de mercado. Léase el modo de producción capitalista, una de cuyas características esenciales es ser una sociedad de mercado, pero no la única y distintiva. Afirma que es el mejor sistema de organización de la economía que ha existido a lo largo de la historia y sostiene que “a comienzos de este milenio, muy pocas personas ponen en duda que la economía de mercado es superior a las demás formas de organización de la producción, por lo menos entre las que conocemos hasta ahora” (p. 15).
Dice que esta consideración se consolidó con el derrumbe de las economías comunistas pero que tiene una sustentación teórica en los planteamientos de Adam Smith sobre la mano invisible: el mayor bienestar colectivo surge no intencionalmente de las acciones individuales, a través de las cuales cada ser humano busca su propia ganancia” (p. 15). “Cuando de tiempo en tiempo ha aparecido alguien que quiere tomar control de las decisiones económicas de los individuos y de las empresas los resultados han sido desastrosos”.
A pesar de ser el mejor sistema el capitalismo no es muy bueno para la gran mayoría de los trabajadores
Cárdenas reconoce que el capitalismo en la práctica no funciona tan bien como quisiera. En el primer párrafo afirma: “Un aspecto que llama la atención son los altos niveles de pobreza y desigualdad existentes entre nosotros que, por lo tanto, deben constituir una de las principales preocupaciones para cualquier interesado en la realidad colombiana.” (p. 2). Cárdenas destaca de entrada dos rasgos de la economía y de la sociedad colombiana: las elevadas pobreza y desigualdad.
Sobre la pobreza y la desigualdad plantea: “Cerca de la mitad de la población no puede acceder a una canasta mínima de consumo; eso implica que el colombiano promedio está al borde de la pobreza. En las zonas rurales, sólo 30 de cada 100 habitantes puede costear esta canasta.”
“Colombia es un país con grandes desigualdades, lo cual determina que muchos colombianos no se parezcan al individuo promedio que acabamos de describir. Un número significativo de personas vive en condiciones muy inferiores a las del colombiano promedio y otros (aunque muchos menos) viven mejor.” (p. 7).
A partir de las cifras presentadas anteriormente concluye: “Los contrastes antes citados son alarmantes incluso para los estándares de América Latina. La situación de Colombia en este campo, además de ser un problema ético, también tiene implicaciones económicas: una alta inequidad dificulta la reducción de la pobreza y el desarrollo económico en general” (p. 7). Reconoce que las desigualades son mayores en América Latina y que Colombia “tiene una de las sociedades más desiguales del continente.” (p. 9).
¿Por qué? La respuesta principal es la falta de oportunidades de las personas, la cual complementa con otras “explicaciones de antología”: el hogar en el cual nacen las personas es determinante y también la “mala suerte.” En la introducción del libro apenas esboza unas “explicaciones” que ofrece desarrollar en capítulos posteriores, asunto que abordaremos en próximos artículos.
Hasta aquí ni una sola mención a las clases sociales; ni una palabra sobre la diferencia cualitativa existente entre los colombianos. Un observador tan capaz como Cárdenas no vio que: 1) en la sociedad colombiana hay clases sociales; 2) existen capitalistas, dueños del dinero y de la propiedad de todo tipo de empresas y de medios de producción, incluida la tierra; 3) existen trabajadores asalariados (que son la mayoría) que solamente (o principalmente) cuentan con su fuerza de trabajo y deben venderla a los capitalistas a cambio de un salario; que hay diferencias entre los asalariados en cuanto al lugar que ocupan en las estructuras administrativas privadas o públicas; en cuanto a sus niveles de ingreso; que los asalariados están obligados a vender su fuerza de trabajo, que en la sociedad colombiana son una mercancía; 4) además de trabajadores asalariados hay trabajadores por cuenta propia, que no venden su fuerza de trabajo sino un producto o servicio; que la gran mayoría tiene negocios con muy pocos medios de producción, con niveles de producción muy bajos en actividades de fácil entrada y muy competidas, que obtienen en su gran mayoría ingresos muy bajos; 5) que la mayoría de la producción es realizada bajo relaciones sociales capitalistas.
Cárdenas en su descripción inicial no dijo nada sobre esto: no dijo nada sobre lo fundamental de la estructura de la producción en esta sociedad. Solo se le pasó por alto lo esencial. Tampoco observó que en esta sociedad la competencia conduce a la concentración y a la centralización de los capitales ni se dio cuenta de que funciona en medio de desequilibrios y crisis de diferente naturaleza.
No es el mejor observador. Pero quizá no es porque tenga problemas de visión. Simplemente es que no quiere ver. Su campo teórico consiste en ver elementos muy generales de la economía e ignorar las especificidades del modo de producción capitalista.
Afirma que “El fin último de la actividad económica es satisfacer los deseos humanos por medio de la producción y el intercambio de bienes y servicios, dada la disponibilidad de recursos que por naturaleza son escasos.” (p. 15). Como si la finalidad de los capitalistas en lugar de obtener ganancias fuera satisfacer deseos humanos.
Mauricio Cárdenas es un digno exponente de una concepción de la estructura económica y de la sociedad colombiana. Esta concepción consiste en un campo teórico caracterizado por los siguientes elementos: a) la consideración de que existe una esencia humana, relativamente inmutable, que explica los comportamientos básicos de los individuos; b) la consideración de que la sociedad se explica y es resultado de los comportamientos individuales de las personas, que a su vez están fundamentados en dicha esencia humana y una determinada racionalidad; c) la consideración de que los elementos fundamentales de la organización económica son comunes a toda sociedad y por tanto un enfoque ahistórico; d) la consideración de que el conocimiento es resultado de la observación directa de la realidad, una especie de reflejo en la mente de las condiciones materiales, lo cual consiste en una concepción empirista; e) la separación tajante o la falta de articulación entre las diferentes estructuras de la sociedad: la economía, la política y la ideología, debido a la ausencia de una categoría articuladora.
Antropologismo, individualismo, ahistoricismo, empirismo y carencia de una concepción sobre la articulación de estructuras de la sociedad, son elementos característicos del pensamiento dominante en la economía clásica y neoclásica, pero también en otros terrenos del conocimiento de la sociedad, como la ciencia política, la sociología y la filosofía. Mauricio Cárdenas interpreta la sociedad desde un campo teórico como el señalado. Ya desde la propia introducción a su libro pueden observarse claramente dichos elementos.
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Razón Pública

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