Estábamos haciendo una síntesis y un seguimiento de lo que se ha denominado la Agenda de Transición Democrática (1) habíamos abordado lo relativo al tema pensional, ambiental, agrario, fuerza pública y la salud que la abordamos de manera permanente en mis escritos (3, 4). Ahora nos proponemos revisar una propuesta de cambio que es fundamental para el país, cual es la reindustrialización que es un reto para que Colombia sea una sociedad productiva, se genere trabajo, riqueza, y se logren enfrentar los desafíos de la crisis climática. Para ello apelaremos a la propuesta desarrollada por el economista Jorge Iván González, actual director de Planeación Nacional.
Lo primero que debemos plantear es que existe un consenso en que el país se ha desindustrializado. Las propuestas para superar esta situación tienen que darse necesariamente en el marco de la crisis climática. Lo que ha prevalecido en los últimos años en Colombia respecto a este tema está en el orden de lo micro, del emprenderismo, entendido este como unas condiciones individuales para competir en un mercado, cuando la industrialización tiene que ver con el liderazgo del Estado, la ciencia, la tecnología y la innovación que requiere unas condiciones adecuadas, y con un abordaje macroeconómico en donde se encuentran: la transformación de la matriz energética, el estímulo del mercado interno y replantear la política fiscal y monetaria. Esto es, otro tipo de modelo económico y desarrollo fundamentado en el conocimiento y la productividad. De acuerdo a los aportes de Mariana Mazzucato es fundamental el liderazgo del Estado para un proceso de industrialización, esto no implica que no se vayan a construir acuerdos públicos y privados, pero la proyección de largo plazo la debe tener el Estado.
Los estudios muestran que lo que ha prevalecido en el país y en América latina es la economía extractiva, se han impuesto las exportaciones de hidrocarburos y la minería, esto es lo que se ha denominado la reprimarización de la economía con una pérdida en la participación de la economía por cuenta de la agricultura y la industria. El trabajo de González muestra como ha habido dos etapas de la economía, una proteccionista de 1960 a 1990 y otro de apertura comercial desde 1991 y señala con claridad como la tasa de crecimiento de la economía fue superior en el primero en 1,2 % más que en la segunda etapa.
En la década de los 80, tomaron fuerza las ideas del denominado neoliberalismo que planteaban que el Estado no debería intervenir en el mercado, y que este último debería hacer una autorregulación del mismo, esto se tradujo en el Consenso de Washington cuyas ideas están siendo cuestionadas en la actualidad hasta por la propia elite demócrata de los EEUU, dado que se ha reconocido que estas políticas condujeron a la crisis financiera de 2008 en donde se profundizaron las inequidades sociales en el mundo y la reducción de las exportaciones industriales de los países que adoptaron dicho modelo, tema que quedó evidenciado en la pandemia. Los argumentos apuntan a que, en el caso colombiano, la apertura económica de César Gaviria debilitó la estructura económica del país, se confió en las fuerzas del mercado y las consecuencias fueron la recesión económica de 1999.
El otro elemento central que plantea la propuesta es la necesidad de transformar la matriz energética para avanzar hacia un crecimiento descarbonizado. Para ello es importante adoptar la perspectiva que se discute en los últimos años en el mundo, sobre la ciudad de las proximidades, la densidad y las distancias, la proximidad del ciudadano para acceder a los servicios públicos esenciales como una de las medidas frente a las políticas de movilidad, además de la electrificación del transporte. Se ha demostrado que la localización de las industrias en el territorio, tienen impacto en la sostenibilidad ambiental.
El cambio de la matriz energética para pasar de una economía fósil a una no fósil, no se hace de un día para otro, el problema es que, salvo el actual gobierno, los anteriores no han sido coherentes con una decisión política de cara a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en el marco fiscal de mediano y largo plazo del año 2020 con proyecciones a 2031 no se ve ninguna disminución de dependencia a hidrocarburos y minerales.
Dentro de la política del actual gobierno que seguimos a partir de las publicaciones del Ministerio de Industria y Comercio (2) se parte del reconocimiento que ha habido una desindustrialización del país, del hecho que hubo una globalización sin rostro humano, además de adicionar que el país no ha logrado incursionar en lo que se ha denominado la cuarta revolución industrial. En lo interno se produjo una brecha entre lo urbano y la Colombia profunda, allí se encuentra un punto importante del PIB en Colombia a través de la economía popular. Por eso se proponen transitar de una economía extractivista a una del conocimiento productiva y sostenible, cerrando brechas de productividad al interior del país, lo que implica replantear el modelo extractivista, el cual no genera desarrollo. La inversión debe ser virtuosa, lo que significa que sea en innovación, transferencia de tecnología y de conocimiento técnico. Esto se suma al fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa, los encadenamientos productivos y el uso de la capacidad humana que existe en el país. Se debe fortalecer el desarrollo de mercados internos para incorporarse en el comercio internacional. Aquí se ha dado un avance en términos de la apertura de la frontera y el intercambio comercial con Venezuela.
En ese sentido lo que se proponen es avanzar en la integración latinoamericana que tiene un contexto favorable, en tanto se tiene la biodiversidad, la integración energética, preocupaciones comunes como el Amazonas, que permitan generar acuerdos en bloque para realizar actuaciones conjuntas ante los organismos multilaterales. Para salir de la trampa del bilateralismo, en donde los países del sur global enfrentan desventajas frente a los países desarrollados. La primera apuesta productiva es la transición energética en donde se trabaja en el sector automotor y la movilidad que requiere una transformación productiva para atraer la inversión en movilidad sostenible, en donde Renault instalará la primera plataforma de autos eléctricos, esto debe implicar la incorporación de los ingenieros del país, y alianzas con la pequeña y mediana empresa. Otra apuesta de productividad está en el sentido de lograr la soberanía alimentaria que quedó en evidencia con la guerra de Ucrania y la crisis de importaciones de fertilizantes que se generó en el mundo. Para ello se proponen avanzar en una agroindustria para la alimentación humana, animal, lo que significa inversión en tecnología para la transformación del campo y en crédito de fomento.
La otra apuesta productiva se da dentro del campo de la salud, considerada un derecho fundamental, por lo que se requiere la reindustrialización de este sector, como por ejemplo el avance en la producción nacional de vacunas con transferencia de conocimiento y tecnologías. Hace treinta años se producían vacunas en Colombia, se debe retomar este proceso. Además, es necesario que Colombia retome la producción de medicamentos que permita la sostenibilidad del sistema de salud, esto implica alianzas estratégicas con las universidades del país. Otra apuesta de industrialización que se ha proyectado es en el campo de la industria militar, dado que esta puede proveer partes y piezas para el sector de la defensa en Colombia como lo hace en la actualidad EEUU. Se plantea que no se puede desconocer las vocaciones productivas de los territorios, algunos hacen economía circular con generación de fertilizantes, transformación del plástico, por lo que se respetará esas vocaciones particulares de los territorios para articularla a la economía del conocimiento. Estas son las apuestas del gobierno nacional en la actualidad.
Como se ha planteado, no se puede hablar de reindustrialización sin considerar una sociedad del conocimiento, en este caso en el presupuesto general de la nación, para el año 2023 se alcanzó el monto de 405,6 billones, el presupuesto para ciencia, tecnología e innovación fue de 401 mil millones que aunque es 70 mil millones más alto respecto al año anterior, resulta muy bajo respecto a las aspiraciones de industrializar al país bajo el liderazgo del Estado. La otra forma de financiación que existe para este sector es la de las regalías que para el presupuesto de 2023 y 2024 tiene un rubro de inversión de 3 billones de pesos, el tema es que si estos recursos no son invertidos de manera estratégica en el marco de una gran política de ciencia, tecnología e innovación, pueden terminar dispersados en pequeños proyectos sin impacto real en la innovación requerida para la industrialización.
Este es entonces un tema crucial para el país, que deberá ser también una apuesta de los próximos gobiernos regionales, en el caso de Bogotá, esta puede ser un pivote que permita dinamizar la política de industrialización nacional para salir del subdesarrollo. Todo dependerá si las mismas fuerzas reaccionarias de siempre continúan al frente de los gobiernos regionales o logramos cambiar esa realidad.
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https://www.sur.org.co/wp-content/uploads/2022/04/Agenda-de-Transicion-Democratica-otra-Colombia-es-Posible.pdf
https://www.sur.org.co/la-transicion-democratica-primera-parte/
Carolina Corcho Mejía, Exministra de salud, médica psiquiatra
Foto tomada de: Departamento Nacional de Planeación
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