En efecto, al cierre de mes de mayo las cifras de empleo prendieron las alarmas, la pregunta básica es si las cosas van bien por qué el empleo no reacciona, cuando por el contrario no solo la economía viene creciendo, sino que la Ley de financiamiento aprobada se hizo bajo el supuesto de que una disminución de tasas impositivas a las empresas generaría mejores condiciones para crear más y mejores empleos.
En efecto, desde el año 2012 el país no tenía una tasa de desempleo al mes de mayo que superara el 10%. La tasa de desempleo llegó al 10.5%, la tasa de desempleo abierto también llegó a su nivel más alto desde el año 2012, fue del 9.8%, el 0.7% restante fue desempleo oculto, es decir personas desempleadas que en la última semana de referencia ya dejaron de buscar empleo. La tasa de subempleo llegó al 39.4% siendo más relevante el subempleo subjetivo (28.3%), es decir son aquellas personas que aun trabajando consideran que su trabajo debería cambiar sea por insuficiencia de horas, ingresos o competencias, pero no han hecho nada por cambiar de empleo. Los que sí lo han hecho llegan a ser el 11.1%, desempleo objetivo, siendo el factor de mayor relevancia la insuficiencia de ingresos en el empleo actual.
En otras palabras, y en números que expresen gente, el país en un año tiene 284.000 ocupados menos. 190.732 personas desocupadas nuevas y 595.659 personas que pasaron a ser inactivas, este último factor es relevante, el crecimiento de la población inactiva se da en momento donde la población estudiantil de las universidades empieza a bajar y las tasas de desempleo comienzan a subir. Sin duda el alto crecimiento de la población inactiva beneficia la tasa de desempleo, para que no sea más alta, pero lo que sí que queda claro es que el principal rublo del crecimiento de la inactividad es el de la categoría de otros (incapacitado permanente para trabajar, rentista, pensionado, jubilado, personas que no les llama la atención o creen que no vale la pena trabajar) esto explica el 48% del incremento, además las cifras muestran un crecimiento importante del número de estudiantes, cuando la crisis por la que atraviesa la educación superior da muestra de lo contrario. El 40.8% de la población inactiva se dedica a oficios del hogar, que sabemos son básicamente mujeres. Un horror de las estadísticas que desconoce el trabajo del cuidado y en particular invisibiliza el aporte de las mujeres a las economías familiares a través de su trabajo en el hogar.
Ahora, la composición sectorial de la población ocupada no ha variado en el último año. El 30.5% de los ocupados en las 23 principales ciudades del país lo hacen en el sector Comercio, restaurantes y hoteles. El 23.3% en servicios comunales, personales y sociales. El 15.2% en la industria manufacturera; el 11.3% en actividades inmobiliarias y servicios a las empresas. El 8.8% en Transportes, almacenamiento y comunicaciones y el 7.1% en construcción. Las actividades financieras solo aportan el 2.2% del empleo.
Para la población joven (14 a 28 años), la tasa de desempleo sigue aumentando desde el año 2015, las cifras del Dane disponibles, febrero – abril de 2019, muestran una tasa de desempleo del 18.5%. El 55.8% de la población joven desempleada corresponde a las mujeres. Ahora, el 14.1% de la población desocupada son jóvenes rurales, donde vuelve y juega las mujeres son las que en mayor medida padecen la falta de empleo.
A estas cifras de juventud, penosas por demás, se suman los cálculos que algunas universidades u organismos multilaterales han venido realizando sobre los llamados NINIS, es decir la población entre 15 y 24 años que NI estudia Ni trabaja. La Universidad del Rosario ha calculado en 580.000 personas ninis en Colombia, el 64% son mujeres. Si bien estos análisis son recientes, ha sido importante que se comience a visibilizar un problema que ya está adquiriendo proporciones mayores y que Colombia es considerada el tercer país después de Brasil y México con las mayores cifras en la Región. A todas estas circunstancias las alternativas diseñadas como primer empleo y la expansión de cupos en universidades sean públicas o privadas, han tenido resultados poco robustos ante la magnitud del fenómeno. Tampoco se nota en el Gobierno nacional actual unas alternativas distintas al tema del emprendimiento y de la economía naranja, que están lejos de ser eficaces frente al problema de desempleo que enfrenta la juventud o al fenómeno de los NINIS.
Los mercados laborales entonces tienen un claro comportamiento al deterioro y las esperanzas de un buen comportamiento de la economía colombiana se van desvaneciendo con el pasar real de las circunstancias y de las coyunturas en el país y en la Región. Ya los diferentes analistas nacionales e internacionales han comenzado a hablar de un recalentamiento de la economía y los más catastróficos, que en economía siempre hay que prestarles atención, comienzan a hablar de una nueva gran crisis financiera mundial de cara al próximo año. Esto lleva a que los inversionistas sean más cautos y que las decisiones de consumo e inversión se posterguen ante el enrarecimiento no solo de la economía sino de la política mundial.
Mientras tanto en el país, el gobierno que ya no es nuevo, no tiene mayores alternativas ni de empleo ni de crecimiento, la única que tenía, la Ley de financiamiento y la reducción de impuestos a las empresas para generar mejores empleos, parece que no le resultó, aún. En realidad, los resultados eran previsibles, desde hace ya tres décadas las reformas laborales, la precarización del ingreso y las reformas tributarias se han hecho con la idea que a menor costo del trabajo mayores van a ser las demandas de trabajo por parte de los empresarios y, en la misma línea, si se bajan los impuestos a las empresas estas irán a demandar más fuerza de trabajo. Mentiras mil veces mentiras. No hay políticas serias de empleo ni de trabajo decente, mientras tanto la gente pierde sus esperanzas de encontrar un trabajo formal y los que aún lo tienen viven con el temor, con la esquizofrenia individual y colectiva a perder su empleo, acrecentadas ahora con la robótica y la inteligencia artificial, la llamada cuarta revolución.
No son buenos tiempos, y se avecinan más nubarrones. Se requieren decisiones de política que el Gobierno parece no estar pensando, aunque de manera irresponsable su partido plantea una prima extra que no solo es improcedente en estas circunstancias, sino que ellos mismos saben que jamás los empresarios van a permitir que esas alternativas pasen, un populismo rampante ad portas de las elecciones regionales. Por el contrario, piensan y esto sí que es en serio, en la reforma pensional, que es también laboral, y en la reducción y/o regionalización del salario mínimo o su correspondiente al pago por horas o por jornal. Por estas sendas si van las pretensiones del Gobierno Duque, caminos difíciles y arriesgados que probablemente terminarán en una protesta social generalizada, como ya se vive en otros países de la región. Es la agenda conservadora o neoliberal del actual gobierno que poco interés tiene en atender las anomalías y urgencias en los mercados laborales.
Jaime Alberto Rendón Acevedo, Universidad de La Salle
Foto tomada de: Dinero
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