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La izquierda debería apoyar las propuestas principales de Armitage

6 octubre, 2025 By Alberto Maldonado Copello Leave a Comment

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La plata uno se la gana con el sistema capitalista, porque eso es lo que domina en el planeta, pero estoy convencido de que hay que gastarla pensado en el socialismo. Uno no puede tener un ambiente sano dentro de una sociedad en medio de la desigualdad y la pobreza.  Trabajar en función de la Inclusión Social es el único camino para lograr la paz. (Maurice Armitage)

Hay más de 100 precandidatos para las elecciones presidenciales de 2026, de los cuales 70 por firmas y más de 30 buscando avales de partidos[1]. La Silla Vacía los clasifica en Pacto Histórico, Frente Amplio, Centro, Fuerza por las regiones, Centro Tecnócrata, Alianza partidos, Centro Democrático, Derecha firmas. Parece un amplio abanico que ofrece todas las opciones. Sin embargo, estos más de 100 precandidatos (y sus partidos y movimientos políticos) tienen algo en común: ninguno plantea suprimir el capitalismo y construir el comunismo. Todos son partidos favorables al mantenimiento del capitalismo. En este aspecto podría decirse que se trata de un partido único con matices. Muy parecido a Corea del Norte o a Cuba, pero bajo la apariencia de un gran pluralismo.

Uno de los precandidatos es Maurice Armitage, capitalista y exalcalde de Cali. Es dueño, entre otras empresas, de la Siderúrgica del Occidente Colombiano -SIDOC-, que tiene una planta de más de 800 personas. Es un “capitalista bueno” que afirma que comparte las utilidades de sus empresas con los trabajadores, que el salario mínimo que se paga en sus empresas es el doble del salario mínimo legal y que promueve acciones adicionales de mejoramiento de sus condiciones materiales de vida.

En reciente entrevista con María Jimena Duzán[2] plantea Armitage, entre otras cosas lo siguiente:

  • No repartimos (los empresarios) porque “tenemos una concepción de no valorar al ser humano”. No les respetamos los derechos a los trabajadores. Todo el que trabaja tiene derecho al progreso que recibe el empresario: eso no es comunismo, eso es capitalismo. Tenemos que quitarnos de la cabeza que nosotros somos los únicos que tenemos derecho a progresar aquí.
  • Los empresarios tienen que cambiar y tienen que dejar de ver su ombligo y entender que tienen que distribuir y mejorar los salarios de sus empleados. No solo debemos producir para los socios sino para los empleados.
  • Si los empresarios no cambiamos de actitud este país no va a ser viable. Es importante que los empresarios entendamos que este país tiene que cambiar, que debemos buscar la equidad.
  • Tenemos que valorar a la mano de obra y no mantener la enorme desigualdad en la cual un gerente se gana 100 millones mensuales y la mayoría de los trabajadores no gana ni el salario mínimo. Es un abismo de desigualdad. Los empresarios tienen que actuar para reducir la enorme desigualdad que hay en Colombia.
  • En sus empresas comparte las utilidades con los trabajadores. A nosotros nos ha ido muy bien distribuyendo utilidades y compartiendo.
  • Los empresarios no pueden disfrutar la plata en Colombia porque no pueden salir tranquilos a la calle; tienen que irse a Miami o a Boston. Los ricos no disfrutan la plata en Colombia.
  • Necesitamos capitalismo productivo con socialismo. El socialismo que progresa es el que combina la iniciativa privada con el desarrollo distributivo.
  • No es suficiente con tener fundaciones filantrópicas y creer que con eso compramos un palco en el cielo.

En notas de prensa se informa sobre la práctica de compartir utilidades con los trabajadores y de pagar salarios más altos: “En SIDOC, la empresa que Maurice Armitage fundó hace 28 años, nadie gana menos de $1.200.000 mensuales, además, las utilidades se comparten con los empleados.[3]” Esta nota es de 2015, año en el que el salario mínimo legal era $644 mil lo que indica que el mínimo en la empresa equivalía a 2 salarios mínimos. En una búsqueda rápida en Google no pude encontrar qué porcentaje de las ganancias reparte entre los trabajadores, pero supongo que no debe ser menos del 50%.

Los puntos centrales de su diagnóstico son: 1) los empresarios valoran muy poco a sus trabajadores, dado que les pagan salarios muy bajos y no les comparten las utilidades; 2) este es debido a una actitud contraria a compartir; 3) es necesario cambiar esta actitud y comprometer a los empresarios con estas medidas.

Su propuesta de fondo es desarrollar el capitalismo productivo con un socialismo distributivo. Para lograr esto: 1) los capitalistas (especialmente los más grandes) deben compartir las ganancias con los trabajadores; 2) los capitalistas deben pagar salarios muy superiores al valor del salario mínimo. Desafortunadamente no dice cómo se lograría este cambio de actitud de los capitalistas, pero lo relevante es que plantea un punto crucial: la mercancía fuerza de trabajo debe valer más y además debe tener una parte mayor en el valor agregado por la vía de participación en las utilidades. Esta redistribución la considera Armitage socialismo distributivo.

Considerando que ninguno otro de los precandidatos y partidos habla de socialismo es relevante que un capitalista lo haga; de hecho, los candidatos del Pacto Histórico (que están en el extremo izquierdo de la escala política) no mencionan ni por equivocación la palabra socialismo o comunismo, a pesar de que cuentan dentro de sus filas con el Partido Comunista de Colombia.

Las propuestas de Armitage son mucho más radicales que las propuestas del Pacto Histórico y del Centro y se basan en su experiencia como capitalista. A pesar de los sesudos análisis “técnicos” de la Universidad de los Andes, de Fedesarrollo, de ANIF y de algunos técnicos del Banco de la República, dirigidos a tratar de demostrar que aumentar los costos laborales es nocivo porque genera inflación y desempleo o porque desincentiva el trabajo formal, Armitage expresa con mucha franqueza la realidad de cualquier negocio: el total del valor agregado se distribuye en salarios (con sus prestaciones) y ganancias. Una empresa puede tomar la decisión de pagar salarios más altos con lo cual simplemente se reduce la parte que corresponde a ganancias; además, una vez generadas las ganancias, puede devolver una parte a los trabajadores. Y esto no quiebra la empresa, ni aumenta los precios. El sentido común de Armitage refleja la realidad concreta de las empresas.

De hecho si se mira la estructura del ingresos y costos de una empresa se encontraría que una parte muy alta es la ganancia; si se quisiera bajar los precios para beneficiar a los consumidores, bastaría con reducir las ganancias. Para el total de la economía capitalista los salarios representan el 50% del total, luego hay un margen importante para compartir el otro 50% que se quedan los capitalistas; en el caso de la industria manufacturera, el 20% va para salarios y el 80% para excedente bruto de explotación.

La izquierda y los sindicatos deberían tomar las banderas de Armitage: duplicar el salario mínimo y compartir el 50% de las ganancias con los trabajadores. En la campaña hay que preguntarles a los otros precandidatos si están de acuerdo con estas medidas, probadas ya en la práctica de un empresario capitalista; igualmente hay que preguntarle a la ANDI y a los otros gremios cuál es su posición con respecto a estas propuestas. Y claro está pedirle concepto técnico a Fedesarrollo, la facultad de economía de los Andes, ANIF, y el Banco de la República, para ver con que rebuscadas teorías económicas tratan de justificar la actitud de los capitalistas de no compartir su progreso económico con los trabajadores.

Obviamente, hay que considerar las diferencias entre las empresas capitalistas[4]. Es necesario que el DANE y la DIAN estudien la situación de las empresas medianas y pequeñas, para determinar en cuáles existe la capacidad de generación de ganancias suficientes para aumentar los salarios y compartir las utilidades. Con toda seguridad en empresas medianas es posible y aun en empresas pequeñas hay un margen para que los patronos redistribuyan. Pero además podría crearse un fondo global de ganancias de todas las empresas para que además de la redistribución interna se transfiera una parte para los empleados en empresas muy pequeñas, a los trabajadores por cuenta propia y a los desempleados, con el fin de que se comparta también con ellos el progreso.

En 2023 según datos de la Superintendencia Financiera y de la Superintendencia de Sociedades, las 10.000 empresas más grandes y los bancos tuvieron utilidades por $175 billones. Plata hay para compartir con los menos favorecidos.

El capitalismo utópico

Evidentemente esperar este cambio de actitud en los capitalistas es una utopía. Armitage, aunque habla de socialismo es un capitalista utópico. Piensa que es posible mantener las relaciones de producción pero modificar sustancialmente la distribución.

Muchos de sus colegas lo consideran loco y comunista.  Como es sabido por todos, los locos tienden a decir la verdad.

Seguramente no le permitirán que se conozcan sus propuestas ni tampoco le darán muchos espacios de difusión. Y en caso de ser necesario lo atacarán con fiereza. Por esto es importante apoyarlo: es necesario que ayude a desnudar la hipocresía de los grandes capitalistas que creen que con unas fundaciones filantrópicas van a conseguir un palco en el cielo. La propuesta es clara: no filantropía sino pagar un mayor valor por la fuerza de trabajo asalariada y compartir las ganancias con todos los trabajadores.

“En SIDOC creemos que el onceavo mandamiento es compartir”. Con esta frase, Maurice Armitage resume la política de responsabilidad social de su empresa. ¿Estarán dispuestos los precandidatos del Centro Democrático, por ejemplo, a adoptar este nuevo mandamiento. ¿Estará de acuerdo María Fernanda Cabal? Lo dudo mucho: es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que la Cabal y su hija entren al reino de los cielos.

_____________________

[1]  https://www.lasillavacia.com/silla-nacional/los-caminos-de-las-elecciones-del-2026-para-depurar-los-70-candidatos/

[2]  https://www.youtube.com/watch?v=b2xBjkrGS1s&t=1469s

[3]  https://occidente.co/cali/armitage-el-empresario-que-reparte-las-ganancias-con-sus-empleados/. La Silla Vacía repite esta información el 12 de febrero de 2021 sin ofrecer verificación alguna: https://www.lasillavacia.com/quien-es-quien/maurice-armitage-cadavid/

[4]  Entiendo que el salario mínimo afecta al empresario pequeño, al que tiene cinco empleados, pero en la gran industria la gente de arriba tiene que pagar mejores salarios y hacer la distribución del ingreso. Y si tienes empleados mejor pagados, la gente consume y la economía funciona. Pero si los que trabajan no ganan, no se puede. (Armitage)

Alberto Maldonado Copello

Foto tomada de: BBC

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Filed Under: Revista Sur, RS Desde el sur

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