La extrema derecha después de disputas internas y con la decisiva participación de Álvaro Uribe se ha decantado por la realización de una consulta abierta a la que concurrirán tres precandidatos presidenciales en las elecciones parlamentarias del 11 de marzo. Iván Duque Márquez irá a esa consulta en representación del Partido de Uribe, el Centro Democrático, Marta Lucía Ramírez ira por firmas como también el exprocurador Alejandro Ordoñez. Este último tuvo el decisivo apoyo para ingresar a esta consulta de Álvaro Uribe pese al veto que el ex presidente Conservador Andrés Pastrana le quiso imponer. Uribe hizo valer su peso político como el mayor elector de esa coalición y termino imponiendo que Ordoñez también fuera habilitado para presentarse a la consulta en marzo.
En ésta coalición Duque presenta la mayor solidez toda vez que representa al Centro Democrático que es una estructura jerárquica organizada a nivel nacional con respaldo en una bancada parlamentaria de 20 senadores y 16 representantes a la Cámara y con el abierto apoyo de Álvaro Uribe Vélez. Esto le da una enorme ventaja sobre sus dos contradictores que no cuentan con maquinaria ni con grandes electores. Duque ha entendido que debe acercarse al centro derecha y por eso trata de mover propuestas que interesen a esta franja del electorado. Esto obviamente no le ha gustado a las barras bravas del uribismo, pero, al final han llamado a cerrar filas en torno a su candidatura. El factor negativo de Duque es que es poco conocido y que tiene poca experiencia en cargos públicos, pero, tiene tiempo para darse a conocer de la mano de Uribe y acercarse a su electorado. Es pues la carta más fuerte.
Marta Lucía Ramírez tiene como factores negativos que carece de apoyo partidista o sea de maquinaria política, por eso hasta último momento jugo dos cartas: que el método para escoger el candidato de la extrema derecha fuera una encuesta pues ella ya fue candidata presidencial en el año 2014 solo que en aquella oportunidad tenía el respaldo del aparato y la maquinaria del Partido Conservador, con lo cual sacó cerca de 2 millones de votos, maquinaria y respaldo de la cual hoy carece. Pero es reconocida a nivel nacional. Quiso además de la mano de Pastrana dejar por fuera de la consulta a Ordoñez. Ambas pretensiones fueron derrotadas y tendrá que concurrir a la cita de marzo con poco respaldo de maquinarias. A su favor cuenta con que es reconocida ampliamente en el país contrario a Duque que todavía es desconocido por un amplio sector del electorado.
Alejandro Ordoñez finalmente concurrirá a la consulta respaldado por firmas con una imagen negativa muy alta pero con el respaldo de un importante sector de las iglesias evangélicas que fueron claves para la recolección de las firmas que finalmente lo avalaron. Su respaldo está en los núcleos más intransigentes de la derecha. Pero el resultado final es que la extrema derecha logró un mecanismo que le garantiza tener un solo candidato para la primera vuelta presidencial y por esta vía disputar su paso a la segunda vuelta presidencial. Su apuesta política central es “hacer trizas” los acuerdos de paz logrados por el Gobierno Santos con las guerrillas de las FARC. Ese “hacer trizas” se traduce en modificaciones sustanciales a los Acuerdos firmados por lo menos en cuatro puntos esenciales de los mismos: cárcel para los líderes de la guerrilla incursos en delitos de lesa humanidad y en crímenes de guerra; inhabilidad para ocupar cargos de elección popular mientras no paguen penas efectivas de cárcel; que los delitos de narcotráfico no sean considerados en ningún caso como conexos al delito político y finalmente que no haya un mecanismo de justicia transicional por lo tanto cuestionan y se oponen al Tribunal de Justicia para la Paz así como critican que se haya pactado en los Acuerdos la puesta en marcha de una Comisión de la Verdad.
La apuesta política de la extrema derecha es arriesgada. Todas las encuestas publicadas hasta el momento señalan que los electores habrían decidido dar paso a la página del conflicto armado y consideran apenas en un séptimo u octavo lugar el tema de la paz dentro de sus preocupaciones principales. De ser cierto lo que dicen las encuestas la apuesta política de la extrema derecha es arriesgada puesto que el eje fundamental de su campaña es ese y a diario alimentan a través de las redes sociales la polarización del país que es lo que en los grandes medios de comunicación se llama la derechización del país. La verdad es que carecen de un programa movilizador en temas que los electores consideran como sus principales preocupaciones: reformas al ineficiente sistema de salud, ingresos y empleo, reforma a la educación, prelación de la defensa del agua por encima de la minería y de las industrias extractivas y un punto muy importante la lucha contra la corrupción. La extrema derecha ha mal gobernado el país durante los ocho años de la presidencia de Álvaro Uribe (2002-2010) sin que estos problemas hayan sido resueltos y sus coincidencias con los dos gobiernos de Santos en la defensa del modelo extractivista y neoliberal ha sido total. Sus diferencias más notables con Santos fueron en los temas de la negociación del conflicto a la cual se opusieron y las relaciones internacionales sobre todo con los gobiernos de Venezuela y Ecuador.
La otra opción de la derecha está representada por la candidatura de Germán Vargas Lleras candidato por firmas pero realmente representante de su Partido Cambio Radical. Sus críticas al proceso de paz han sido satisfechas en lo fundamental tanto por el Congreso como por la Corte Constitucional. Es decir hoy por hoy sus críticas han perdido validez. Con un manejo manzanillo lograron a través de la activa presencia del fiscal general, Néstor Humberto Martínez fiel militante de Cambio Radical, que la jurisdicción especial de paz no juzgara ni investigara a los terceros civiles y funcionarios públicos responsables por delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra relacionados con el conflicto armado; así mismo contribuyeron a debilitar la investigación sobre los altos mandos de las Fuerzas Armadas estableciendo un marco jurídico que debilitó la llamada responsabilidad de mando de los altos mandos militares y se puso al frente del veto para que defensores de derechos humanos que fueron nombrados en la Jurisdicción especial de Paz, JEP, pudieran posesionarse. Esto último deberá resolverlo la Corte Constitucional pues resulta abiertamente inconstitucional. Como dije estos que eran sus principales reclamos al proceso fueron satisfechos, ahora, ¿qué levantarán en contra de los acuerdos?. No lo sabemos. Esta candidatura no ha levantado entusiasmo pero cuenta con el apoyo de poderosas maquinarias regionales en 22 departamentos del país. Grupos locales comprometidos con la corrupción y con nexos comprobados con los grupos paramilitares han apoyado esta candidatura. Sus propuestas programáticas se pueden resumir en el adagio popular es “más de lo mismo”. Pero Vargas Lleras es fuerte en la maquinaria y representa los intereses del viejo régimen clientelista y neoliberal y de allí deriva su fortaleza. También él confía en tener los suficientes votos para pasar a segunda vuelta.
En el centro izquierda la fragmentación es el hecho más notable. Por una parte la llamada Coalición Colombia, COCO, ha lanzado como su candidato a Sergio Fajardo. La estrategia de Fajardo consiste en llegar directo a primera vuelta manteniendo la coalición que lo ha nominado confiado en que los pronósticos de las encuestas se confirmen en las urnas. Ha cerrado la puerta a futuras alianzas pese a que dentro de sus bases se expresa una fuerte crítica a esta postura divisionista. Por lo pronto no se han generado hechos políticos que modifiquen esta posición que ha sido reiterada en las más recientes declaraciones. Fajardo confía en levantar un movimiento como el que se registró en el año 2010 alrededor de la consulta y posterior candidatura de Antanas Mockus que le dio para pasar a segunda vuelta. Ese fenómeno no aparece por ningún lado. Lo característico de la coyuntura es más el de la indiferencia, la anomia, que el entusiasmo para levantar pasión y acción alrededor de la campaña electoral. Fajardo se mantiene en los primeros lugares de todas las encuestas.
En el otro espectro del centro izquierda la fragmentación aumenta. La coalición Salvemos el Futuro en que existía la expectativa de llegar a un acuerdo entre Gustavo Petro, Carlos Caicedo, Clara López y eventualmente el candidato Liberal, Humberto de la Calle no cuajo al menos por ahora. A la consulta en marzo solo concurrirán Gustavo Petro y Carlos Caicedo como ya lo ratificaron inscribiendo la consulta este 22 de enero ante la Registraduría Nacional. Petro se mantiene en todas las encuestas en los primeros lugares con una intención de voto que oscila entre el 14 y el 17% mientras Caicedo registra un 2%. El problema central es que la imagen negativa de Petro es muy alta y sus posibilidades de crecimiento son limitadas. Hay allí una diferencia con Fajardo que tiene una imagen negativa baja y tiene amplias posibilidades de crecimiento aunque esto no se ha visto corroborado hasta el momento, aunque la fase decisiva de la campaña está por llegar.
Humberto de la Calle que solo tenía la puerta abierta de la coalición Salvemos el Futuro finalmente declinó participar en esta consulta y arrastró consigo a Clara López que era una entusiasta defensora de la consulta. Es probable que Clara López finalmente haga formula con Humberto de la Calle para la primera vuelta pero los votos no les dará para pasar a la segunda vuelta. Los dejara eso sí con posibilidades de negociar un respaldo a Vargas Lleras que es el verdadero candidato de César Gaviria director del Partido Liberal.
Esta fragmentación tiene un riesgo grande para los sectores del centro izquierda que pueden quedar por fuera de la segunda vuelta si se mantienen divididos. El riesgo es que pasen dos candidatos de la derecha a la segunda vuelta. De ese tamaño es el dilema que enfrentamos.
PEDRO SANTANA RODRÍGUEZ: Director Revista Sur
Bogotá enero 25 de 2018.
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