Estas negociaciones inician, cuando el país presencia el inicio de la fase de desarme de las FARC y su transformación en una fuerza civil, que seguirá compitiendo en la marco del Estado de derecho, con un gobierno que está en su recta final y un debate presidencial, que cada día va a ganar mayor intensidad, este es el contexto de esta mesa y no son pocos los retos que debe sortear.
Para llegar a una fase publica, han transcurrido cuatro años de trabajo y no pocas crisis, unas más duras que otras, pero en general, lo que ha primado son tensiones y grandes distancias para encontrar un campo común de actuación y una dinámica de distensión, muy por el contrario son varios los puntos que han tensionado el trabajo de las dos partes, siendo el más evidente, la convicción del ELN, de mantenerse en la condenable practica del secuestro y negarse de manera firme a considerar su suspensión de manera unilateral, tema que alargo la apertura de la fase publica por casi un año, cuando se firmó la agenda y los protocolos para llevarla adelante, desde marzo del año anterior y debieron pasar once meses para poder dar el salto a una fase pública.
Esta negociación tiene el desafío de lograr con agilidad acuerdos en un diseño de participación de la sociedad y ojalá en temas humanitarios que creen un ambiente de distensión, que haga prosperar el trabajo en mejores condiciones y sin los estropicios de la violencia que se ejerce de lado y lado, que solo mantiene y profundiza heridas y espanta a sectores ciudadanos que podrían trabajar por el éxito de esta mesa, pero que la conflictividad armada los aleja y los atornilla más en su escepticismo, sobre la perspectiva de un acuerdo de paz que ven más como un imposible.
Participación social y ciudadana, plural y plenamente autónoma es posible, si las dos partes, trabajan por un diseño, que atraiga esas voces que deben concurrir a este esfuerzo de paz, pero se requiere agilidad y un nivel de concreción, bajar del discurso de la participación, a lo concreto de regiones, temas, actores, que deban concurrir con sus propuestas e iniciativa al diseño de una democracia de mayor calidad y unas transformaciones que nos permitan llenar de contenidos este acuerdo, todo ello es posible si hay voluntad, trabajo y propuestas logrables.
Cuando se inicia esta fase publica, el ambiente para esta negociación no es el mejor, ya de por si la ciudadanía Colombiana ve el tema de la guerra y la paz, sin emoción, no hay mayor entusiasmo por esta negociación y en muchos sectores se siente la fatiga, pero con lo que hay, debemos trabajar por que este proceso marche y marche bien, tarea donde el ELN y el Gobierno Colombiano tienen las mayores responsabilidades, si ellos se lo proponen, pueden rodear esta mesa de energías ciudadanas.
Durante años hemos buscado una mesa publica entre Gobierno Colombiano y ELN, ahora allí esta, es la hora de jugar este partido por la paz completa, es un buen partido para una Colombia que debe y puede cerrar este alzamiento armado de más de medio siglo, sacar la violencia de la política, así sea solo desde el lado izquierdo plenamente, ya es un logro.
Luis Eduardo Celis; Asesor de la Corporación Paz y Reconciliación
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