El NO y el cambio en las expectativas sobre la economía
Y creo que no será difícil, porque buena parte de la construcción del discurso opositor se hizo con base en mentiras o verdades a medias, que para el caso es igual. Se ha tratado de un discurso mezquino, diría incluso inmoral, que se soporta en aprovechar los elementos más críticos de la vulnerabilidad de las personas: a los pobres se les remarcó que a los guerrilleros se les pagaría $1.800.000 pesos mensual por dos años; se le dijo, a un pueblo religioso y poco informado, confiado en sus pastores, que el Acuerdo era diabólico, que privilegiaba a las personas de las comunidades LGBTI y que acabaría con las familias; se dijo con insistencia que este era un pacto Castro- Chavista para lograr la presidencia de Timochenko; se dijo que habría impunidad y que las víctimas no tendrían ni verdad, ni reparación; en fin ya vendrán los salvadores a blindar el acuerdo, y digo que será fácil porque al nada de esto ser cierto, mostrar los resultados salvadores y dar los partes de victoria será muy sencillo.
Pero hay temas que tendrán que esperar a ver hasta donde se reabren las negociaciones y lo pactado. Hay puntos como el de tierras y buena parte de los acuerdos sobre el sector rural, que sin duda querrán renegociarlos, también el tema de las curules y la participación política. En realidad todo esto hace parte de la derechización que el país está experimentando a raíz de las negociaciones, más aún de años de luchas por los derechos que han logrado una mayor democratización y unas mayores libertades. Como en otrora la derecha acudió al miedo para conservar sus privilegios, ahora pide un gran pacto político, tal vez con la añoranza del frente nacional que nos condujo a la exclusión política y económica que precisamente nos tiene en el punto ciego donde estamos.
Lo que no tuvieron en cuenta quienes votaron por el NO, o tal vez si, pero poco les importó, fue en las consecuencias económicas que esto tendría. Cuando la comunidad internacional estaba a la expectativa del desarme, cuando los inversionistas a los que siempre dicen defender y privilegiar ya tenían sus planes de acción, cuando la cooperación mundial se empezaba a volcar sobre nuestra sociedad, cuando los empresarios nacionales, en apariencia, tenían una apuesta clara frente a la posibilidad de la terminación de la guerra con las FARC, el discurso de protección a la familia, los bienes y las buenas costumbres primó sobre el interés mayor del desarme. Por ahora es importante que ninguno de los bandos ha amenazado con volver a la mesa después de 10.000 muertos, como ya sucedió en el pasado.
Las expectativas económicas entonces se vinieron abajo. A los promotores del NO, parece que se les pasó un principio fundamental en la economía: las expectativas positivas favorecen el crecimiento de la economía y con ella al empleo y al bienestar. A continuación, y con el riesgo de aventurarnos ante la incertidumbre, se exponen algunos puntos neurálgicos que golpearán la economía colombiana, al menos hasta que no se tenga certeza de la terminación de la guerra con las FARC:
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