Ha quedado claro, y esto no es nada nuevo, que los sistemas de información (dados a partir de los propósitos de cada subsidio) con los que el Estado cuenta, no solo son limitados, sino que carecen de toda la rigurosidad y veracidad de la información. Y esto va más allá de si aparecen difuntos o gente inexistente, se trata de que no tenemos certeza en donde está la gente e incluso las empresas, o qué condiciones socioeconómicas tienen. Todo esto es producto de una serie de sistemas de información de beneficiarios, de registros de cámaras de comercio, del DANE, de la DIAN, del Sisben, de las empresas de servicios públicos o de las alcaldías, entre otros, sistemas que difícilmente se cruzan y mucho menos logran una dimensión real de la situación de empresas formales e informales, y de los hogares en el país. Esto se complica aún más con la violencia, el control armado en los territorios, el desplazamiento interno y recientemente con la inmigración.
Así, es posible entonces encontrar que el plausible liderazgo de la alcaldesa de Bogotá se diluye en su escasa implementación. Que en las ciudades ya las protestas empiezan a ser cotidianas; los trapos rojos en aviso de hambre se convierten en banderas al sol; que los bancos aprovechan ser los canales de la liquidez para llegar solo a quienes ellos designen. Sencillamente, se dan muchos avisos, muchas normas, todo cambia, pero todo sigue empeorando. Si bien el Covid 19 es una angustia ante la carencia de nuestro sistema de salud y ante el riesgo de una mortandad similar a la de otros países; el riesgo del hambre, del desempleo, de las quiebras de empresas, hacen tan fuerte una y otra crisis. Después de casi dos meses no solo somos ineficientes sino ineficaces en atender las dos crisis.
Y esto sucede en los ámbitos locales, pero también con el Gobierno nacional y en el propio Banco central. Las normas son ineficaces, la liquidez asignada al mercado termina siendo un buen instrumento para aumentar la rentabilidad del sistema financiero mientras la economía se ahoga ante la falta de demanda. Para qué el crédito para pagar la nómina si no hay a quien vender, esto necesariamente terminará en muchas quiebras, en el ahogo financiero de empresas y familias, so pena que el Gobierno haga lo que en realidad se requiere y que ya se pide a gritos, incluso por las voces más conservadoras de la economía colombiana.
- La liquidez dada al sistema financiero es poco eficaz para trazar líneas de salvamento a las empresas, Ante la caída de la demanda las obligaciones financieras no se podrán cumplir y el gobierno deberá hacer uso de las garantías. Con esto, sencillamente debe de hacerlo directamente, es decir, otorgar subsidios a las empresas de tal manera que puedan cumplir con las nóminas.
- Los beneficios a los trabajadores no han sido tales. Por ejemplo, se generaron alivios con la disminución en el pago de las pensiones, que se perderán ante la no obligación del pago del subsidio de transporte al 84.5% de la población trabajadora que gana hasta dos salarios mínimos. También se permitió a las empresas la suspensión de los beneficios extralegales
- Se prohibieron los despidos masivos, lo que en la práctica no se dará, ya que las empresas pueden disminuir su nómina entre el 5% en las grandes empresas o el 30% de los trabajadores en las empresas de menos de 10 empleados. Además, si hay quiebras, como seguramente pasará, se tratará de fuerza mayor. Ya instituciones cercanas al Gobierno prevén tasas de desempleo del 20%.
Las formas de financiamiento también deben ser ajenas a las simples opciones de mercado, como lo he planteado en otra columna, van desde la emisión monetaria (incluso a través de compra directa de TES por parte del Banco de la República, sin que pase por el sistema financiero, pignorando la entrega de excedentes futuros), el no pago de servicios de la deuda por dos años o la utilización de parte de las reservas internacionales, entre otras.
De eta manera es urgente que el Gobierno entre a actuar bajo, al menos, los siguientes parámetros:
Para las empresas (priorizando Mipymes y sectores afectados): Financiamiento sin costo
- El pago de las nóminas de hasta dos salarios mínimos (a cada trabajador o trabajadora independientemente de si es mayor el salario) por tres meses, con la condición de mantener los empleos existentes.
- El congelamiento de los pagos a pensiones, ARL y cajas de compensación.
- Parar todos los pagos tributarios tanto de personas como de empresas, hasta dos meses después de finalizado el confinamiento.
Para los hogares: Una renta básica
Desde diferentes sectores sociales, académicos y políticos se viene ya planteando la necesidad de implementar una renta básica como garantía de vida para los hogares. Si bien esta es un instrumento de ingreso universal e individual, resultaría viable comenzar a garantizar a los hogares en esta crisis un ingreso mínimo que adquiera el carácter de vital, desde las bancadas alternativas se le ha llamado Un mínimo para la vida: propuesta para una cuarentena sin hambre; a la que se están adhiriendo otros sectores políticos afectos al gobierno. Después se pensará su expansión, sus ajustes metodológicos e incluso su implementación universal e individual, por ahora, es una alternativa para que se complemente el escaso subsidio que hoy tienen solo algunos hogares y se logre expandir a aquellos hogares donde hay personas desempleadas o que dependen de actividades informales, necesariamente deberán basarse en la información del Sisben 4 y con la utilización de diferentes sistemas electrónicos de transferencia que no sean, necesariamente, de obligatoria bancarización.
Enfrentar el virus entregándole al sistema de salud las condiciones apropiadas. Combatir el hambre como un acto humanitario. Soportar el ahogo financiero de las empresas. Mantener el empleo y junto a la renta básica lograr garantizar una demanda agregada suficiente para poder que las empresas, personas y hogares puedan ser capaces de transitar a las salidas de las crisis. No parece tan difícil, otros países ya lo están haciendo mientras los gobiernos, nacional y locales, se enredan en sus procedimientos y en decenas de normas, que no necesariamente son útiles. Por ahora lo importante es enfrentar las crisis y salir de ellas, después habrá tiempo para buscar espacios ideales, óptimos económicos y salidas de mercado bajo la perspectiva de los esfuerzos individuales. No, por el contrario, en estas crisis estamos todos, ha quedado al descubierto la enorme pobreza y desigualdad existentes, y es en sociedad que saldremos de ellas.
Jaime Alberto Rendón Acevedo, Universidad de La Salle
Foto tomada de: Noticias Canal 1
Más que subsidios. Que ahora son indispensables para muchos. El gobierno sí debiera defender la microempresa que provee la mayor parte de el empleo. Y. O cargarla con tantos impuestos. Esto es democratizar la riqueza de un país. Que en otros palabras a querido el socialismo y las izquierdas. Pero trabajando. Regalar dar es fomentar el ocio.
El gobierno tiene como prioridad mantener el modelo económico inmaculado. F
avorecer y proteger a los bancos. Mantener a los privilegiados y multimillonarios su status quo. Por eso lo q hacen o intentan mantiene y amplia la desigualdad, la ruina de los arruinados y las limosnas propagandisticas q ahora todo el mundo promociona y ensalada. Así no cambia nada y suben su imagen y favorabilidad.