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Desatar el Leviatán: hacia un Estado eficaz y una ciudadanía activa en Colombia

23 junio, 2025 By Carlos Hidelbrando Fonseca Zarate Leave a Comment

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¿Qué pasa?  

El  respetado economista Juan José Echavarría , exdirector del Banco de la República e intelectual  notable, ha planteado que el “Leviatán”1 del Estado colombiano debe controlarse y encadenarse porque “gasta mucho y mal”, como lo demuestra elocuentemente en su escrito en la Silla Vacía 2 , aunque reconoce que “ el Estado es muy importante en la civilización occidental”  como lo han planteado los tres noveles Acemoglu y Robinson 3y Johnson, – y diríamos que en la oriental-, especialmente en este momento en el cual la China actúa con un Estado que practica la economía de mercado “no capitalista”, con éxito sin precedente hasta el momento. Según Echavarría hay que “encadenar el Estado” para que no se extralimite y llegue a ser despótico.  En Colombia nos va mal en gasto público porque no se logra incidir en el crecimiento económico (convencional) y en la redistribución, tal como lo demuestra la relación entre el gasto público del Estado central frente al PIB, puesto que hemos generado un Estado muy grande , lo cual implica menor crecimiento económico en situaciones que no sean las de crisis Keynesiana y nuestro sistema no es realmente redistributivo; antes de la nueva Constitución del 91 esa relación de tamaño entre los gastos del Estado y el PIB era bastante menor del 20% y hoy supera el 30%, superior incluso a países como Brasil y México. Deberíamos, según la comparación de Echavarría, estar entre el 20 y 30%  de acuerdo a estándares internacionales; si bien después de 1991 se crearon instituciones como la Fiscalía, que requieren gran cantidad de recursos, la pandemia de 2020 generó también gastos enormes también que debían haber sido temporales pero la inflexibilidad de las finanzas públicas permitió que  las dimensiones relativas en todos los campos se mantuvieran, sin lograr que por lo menos  la educación o la salud o lo ambiental funcionen adecuadamente. Es claro que en tiempo de guerra o de enfermedad el Estado tiene que endeudarse, pero en condiciones “normales” el tamaño del Estado incide en la productividad de la economía, pues resta recursos a la iniciativa privada. Aquí cabe la pregunta de si somos “normales” bajo dichos estándares internacionales, que más adelante retomaremos. 

Mas grave aún, Echavarría nos recuerda algo que sabemos hace mucho tiempo: mientras que la inequidad antes de impuestos de Colombia es similar a la de países europeos actuales como Inglaterra o Francia, en cambio en Colombia se mantiene , después de impuestos, pues el gasto y los impuestos en Colombia no son  realmente redistributivos y esa situación es de mucho tiempo atrás; en síntesis, somos un Estado grande, muy grande proporcionalmente, que no opera para crecer y distribuir; esta afirmación contrasta en nuestra opinión con la realidad de muchas regiones apartadas, en las cuales la falta de Estado  ha dejado en manos de los violentos el control territorial. Por todo ello, los pobres resultan más castigados.  Paradójicamente, en Colombia hay regiones con gran déficit de Estado, mientras que el Estado en su conjunto está sobreabultado según los hallazgos de Echavarría; en la entrevista de televisión que tuvo con Juanita León, directora de la Silla Vacía, trataron el tema del pago de impuestos, que es ejercido por un pequeño número de ciudadanos y compañías. Si bien los subsidios modernos a nivel mundial son focalizados en los más pobres, en Colombia la clase media es la más beneficiada con el gasto en educación y la clase más rica en las pensiones. Buena parte de quienes sienten que el impuesto a la riqueza los afecta optan por irse del país o elaborar una estrategia fiscal por fuera. La mayor cantidad de impuestos es el IVA, pero en ese tema hay temor político y Echavarría enfatiza que el crecimiento económico es lo mejor para salir de la pobreza, pero diríamos que esa afirmación debe ser contextualizada en por lo menos dos dimensiones: ¿cualquier tipo de crecimiento? O un desarrollo que involucre innovación y conocimiento y con un control mayor de la corrupción, con mayor y más efectiva redistribución de oportunidades,  como lo ha demostrado China en los últimos años, en los cuales más de 750 millones de personas superaron dicho umbral; Si bien Colombia  ha avanzado mucho en la superación de la pobreza en los primeros 20 años del siglo 21, pues la redujo a cerca de la mitad,  como lo demuestran las cifras y el  aumento en la altura promedio de la población, pues al revisar las cédulas, los ciudadanos colombianos actuales son más grandes, gracias principalmente a mejor alimentación y salud, -cuestión que también se vive en muchos países-, la situación actual Colombiana, en la cual la deuda externa es bastante mayor a la capacidad de inversión es protuberante,  pues desde la pandemia del COVID 19 hemos acumulado deuda que a su vez eleva la tasa de interés y por tanto golpea a los más pobres. Los años más abultados de pago de deuda son justamente 2024 y 2025 y sabemos por experiencia, según confirma Echavarría, que sí la economía cae, el desempleo aumenta significativamente más que en otros países de América Latina, como lo demostró la crisis de 1999, en un país en el cual el 10% de la población percibe más de 45% de los ingresos. El empleo en Colombia es fundamental y afortunadamente ha aumentado en los últimos años, aunque con “cuentapropismo” o trabajo independiente significativo.  

La reforma fiscal es buena según Echavarría, pues coexisten los fondos privados con los públicos, de manera contraria a lo sucedido en Chile, en donde sólo tuvieron privados, con la ventaja adicional que el nuevo esquema no permite grandes pensiones; otro problema colombiano es el exceso de tiempo en trámites de formularios e información que es requerida por el gobierno, como se quejan los empresarios, que invierten más de 26% de su tiempo para estas tareas mientras que en países como Chile dedican alrededor del 10%, según el Banco Mundial. En cuanto al no cumplimiento de la regla fiscal, que está sobre la mesa, la norma es que los mercados internacionales castigan la desviación de dicha conducta, lo cual practican más de 90 naciones; las experiencias de Brasil y Argentina son testimonio de ello; Así mismo con las vigencias fiscales, que garantizan la continuidad de los esfuerzos y como complemento a ello , el “empleo militante” que ha criticado  el exministro de hacienda Mauricio Cárdenas Santamaría, -que puede no ser productivo ni eficaz si no se diseña bien-  y la posible improvisación de la focalización pueden incidir en el problema. Por otro lado, Echavarría hace coro a varios columnistas acerca de que el Estado es “muy regulador” e incluso en Colombia las empresas pagan más impuestos proporcionalmente, con una tarifa de 32%, que cualquiera de los países de la OCDE, dentro de lo cual las empresas multinacionales podrían estar tributando menos por los impuestos distorsionados, todo lo cual configura un “bosque fiscal” complejo, lo cual hace admirable la gestión de los empresarios en Colombia que fue uno de los países con más crecimiento en el siglo 20 con Brasil y Venezuela (sic); aunque las remesas actuales contribuyen a mantener el dólar bajo en Colombia, como uno de los factores de evaluación de una buena economía, es necesario reconocer que los indicadores económicos de inflación y desempleo se mantienen bien, mientras que la inversión crece al 15% , aunque si se le sustraen inventarios baja; Según el doctor Echavarría, quien fue de la Junta Directiva de Ecopetrol hasta hace poco y estudió a fondo la compañía, la “crisis de gobernanza” en Ecopetrol esconde unos indicadores  que son buenos si no se comparan únicamente con el año 2022 que fue excepcionalmente bueno. El promedio de funcionamiento de Ecopetrol es satisfactorio frente a los resultados comparados históricamente con el precio del petróleo a nivel internacional y en su opinión, la discusión del fracking debió ser diferenciada en función de las condiciones geológicas del permian y geográficas del agua diferentes en los Estados Unidos a Colombia, que permitían continuar asociados en esa práctica allá. Así mismo, el personal que ha llegado a la compañía es de un nivel adecuado, aunque no necesariamente el “top” posible; la compra de ISA fue en su opinión también buena porque permite entrar gradualmente en la transición energética “al ritmo que toca”, por la existencia de gran cantidad de gas natural que es “ocho veces menos contaminante que el petróleo” en aguas profundas en el caribe en el pozo KOMODO. Sin embargo, nuevamente en su opinión, “el ruido que hace el presidente con la posibilidad de una nueva reforma tributaria” y las discusiones sobre salud y energía “paran al país” y dejan al gobierno siguiente una enorme tarea. Como se puede apreciar es obvia la interconexión de numerosos temas en la conducción compleja del país.  

Es importante tener todo el contexto de análisis para ofrecer Jorge Iván González4 y, más recientemente Cesar Ferrari5; es claro que: 1) los préstamos internacionales para atender el COVID, que se solicitaron con la promesa de pago a muy corto plazo castigando al país en los años 2024 y 2025 con enormes sumas de cancelación del préstamo, sumados a otros cuatro factores como son 2) los subsidios a los combustibles, que fueron modificados con decisión y valentía por este gobierno tanto en la gasolina como parcialmente el diesel, que inició su desmonte en 2024 pero llegó a acumular 100 billones en 2023;   3) el aplazamiento del pago de la tarifa completa de electricidad en el caribe colombiano u “opción tarifaria” , que es un subsidio, por 2,7 billones a marzo de 2025; 4) el aplazamiento de los ajustes de los peajes para compensar la menor circulación de vehículos durante y después de la pandemia significó a su vez 1 billón de pesos; y 5) el pago de los subsidios atrasados en servicios públicos de los estratos 1,2 y 3, generaron una situación fiscal de mucha estrechez,  que debió asumir este gobierno y que vienen de atrás. Todos son subsidios directos a la población   

La situación fiscal actual fue creada desde la pandemia. Los ingresos fluctuaron desde 2019 a 2024 de 16,2% al 16,5% con un bajón en 2020 cuando representaron 15,3% y estarían en 17% en 2025 según Ferrari6; durante ese mismo periodo pasó de 18,7% del PIB en 2019, con un pico de 23,1% en 2020 y 2021, reduciéndose a 21,5% en 2022, creció a 22,9% en 2023 y a 23,4% en 2024; Ferrari estima que subiría a 24,2% en 2025. Ferrari nos recuerda también que el gasto aumentó la deuda, por lo cual el pago de intereses pasó de 2,8% del PIB en 2020 a 4,7% en 2025, o sea, de 53 billones en 2020 a 112 billones en 2025, cuando tenemos en inversión alrededor de 75 billones según González, teniendo además en cuenta que “gran parte del gasto es inflexible: pensiones, salud, transferencias a las regiones y pago de deuda; en 2025 representó 89,6% del total del gasto”7, con el problema que el anterior gobierno incentivó el consumo con el día sin IVA y los subsidios, lo cual resultó en una economía sin ahorros, pues pasó del 14,2% en 2019 a 7,7% en 2022 y se situó en  8,0% en 2024.  

¿Qué hacer?  

Echavarría, después de una descripción detallada sobre el tamaño del Estado y el “desbordamiento” del gasto público nos deja un poco a la expectativa de que hacer? , cuando reconoce que otros factores como el desempleo, que ha descendido aunque con informalidad, la inflación, que ha descendido y el cambio del dólar , que contra pronósticos a la iniciación del gobierno de Petro se encuentran bien; se refiere a la potencialidad de la agricultura en  la Orinoquia y al gas sin fracking, puesto que  hay “medio país” desaprovechado en agricultura por la limitante que impone la UAF, unidad agropecuaria familiar, que ha impedido el desarrollo agroindustrial de la Orinoquia de la misma forma que El Cerrado y Matto Grosso Brasileño en la agricultura; en cuanto a la energía, “las excesivas prevenciones ambientales que impidieron adelantar la producción de gas “off shore”, fuera de la costa en el caribe colombiano, por la incertidumbre de “la afectación de las ballenas”; según él podríamos haber tenido el doble de la demanda colombiana en el 2030 pero ahuyentamos el taladro, que requiere años de solicitud, como es el caso del pozo KOMODO en aguas ultra profundas ( entre 5500 y 11000 metros). González plantea que no se debió prohibir mas exploración de hidrocarburos. Sin embargo, Echavarría no nos brinda sus luces sobre qué hacer con el Estado excepto disminuir su tamaño y el gasto y evitar el “empleo militante” que ha planteado Cárdenas, quien además plantea la urgencia de la seguridad, la moderación del gasto y oportunidades de formación, empleo e ingreso para los jóvenes más que subsidios convencionales de desempleo.  

Los planteamientos de Echavarría nos merecen el mayor respeto, pero pueden ser muy convencionales. Nos parece que debemos ejercer toda la idoneidad y amplitud de pensamiento para ofrecer propuestas más amplias y más consolidadas, cuyas consecuencias y resultados pueden exceder el periodo de este gobierno, pero siembran un futuro más sustentable para el país. Se requiere desatar al buen Leviatán, que es un Estado eficaz, ágil, en el cual los ciudadanos bien informados deben interactuar diligente y oportunamente para asegurar una ruta trasparente y beneficiosa para la mayoría. Mariane Mazzucato plantea el “Estado Emprendedor”, capaz de liderar cambios de fondo, culturales, tecnológicos y toma como ejemplos el viaje a la Luna, lo cual  no es lo mismo que la estatización de la propiedad, sino por el contrario, un Estado que va delante de sus ciudadanos en la proposición de caminos para un mejor futuro como es el caso la aventura espacial o el conocimiento del genoma o del cerebro en los Estados Unidos o las energías renovables, los automotores eléctricos, el impulso brutal a la innovación de la China, que desde 1978 a hoy ha logrado que más de 750 millones de ciudadanos salgan de la pobreza de manera permanente, no pasajera como en nuestros países exportadores de commodities, porque no tenemos una base sólida de ciencia, tecnología e innovación.  

Las Misiones grandes para el país, algunas incluidas o planteadas de manera general en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 y algunas sin una ejecución real dentro de este y los seis gobiernos pasados, como es el caso de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, – que ha sido malentendida y apaleada en estos 25 años del siglo 21 en Colombia aunque se diga lo contrario,  requieren en nuestro caso colombiano un replanteamiento profundo, pues no se trata sólo de enviar a jóvenes con becas de maestría y doctorado sino en construir una ciencia propia, porque somos el país de mayor concentración de la biodiversidad por kilómetro cuadrado y eso es totalmente diferente a tener el mismo número de especies pero en un territorio ocho veces más extenso y mucho más plano como el caso de Brasil; porque somos el país que no ha logrado solucionar su violencia fratricida, ahora con más actores internacionales, que resultan en la pérdida de control territorial nuevamente de casi medio país; Porque somos uno de los países más inequitativos, como lo demuestran nuestros varios GINI, con avances marginales al respecto;  porque estamos muy graves en seguridad alimentaria por que el 84% del maíz que consumimos es importado y transgénico; porque , a raíz de nuestra inseguridad y violencia rural especialmente, hoy hemos deforestado y usado suelos agrícolas en  ganadería  extensiva en una proporción absurda de 40 millones de hectáreas cuando deberíamos tenerla en 8 millones de hectáreas con el conocimiento que hemos adquirido sobre sistemas agrosilvopastoriles u otras estrategias que se están desarrollando; porque tenemos 6 millones de hectáreas en cultivos agrícolas, algunos de ellos con muy poca productividad y sustentabilidad, cuando podríamos tener 20 millones de hectáreas en producción agroecológica  de alta productividad y regeneración ecosistémica; hay experiencias de arroz secano y agroecológico en el mundo, de 20 toneladas/ hectárea/ año, que retan productividades mecanizadas, inundadas y repletas de químicos de sólo 5 a 10 toneladas/ hectárea/ año; Colombia es el país en américa latina que consumió más de 2,5 veces más agroquímicos por hectárea que el resto, según estudios de la Universidad Nacional.  

Además, nuestras cinco regiones son diferentes en muchos aspectos, lo cual nos obliga a plantear usos diferentes. No nos puede caber duda en la importancia tanto de la educación, pero rediseñándola también, porque los jóvenes están insatisfechos y ansiosos, como de la investigación e innovación para que respondan a una visión situada y contextualizada, desde el trópico húmedo (en realidad la zona intertropical) y la sociedad compleja colombiana, para lo cual necesitamos muchos más biólogos, ecólogos, sociólogos, politólogos porque tenemos que encontrar la manera de ser más inteligentes y sabios y no destruir permanentemente lo que cuesta construir con gran esfuerzo y lo que como producto de la evolución milenaria tenemos como gran riqueza sin comprenderla. Debemos concentrar nuestros esfuerzos de conocimiento para resolver problemas complejos y para ello requerimos respuestas integrales, igualmente complejas. Esto aplica para encontrar la solución en torno y con los actores violentos que son rezagos de las guerrillas y paramilitares con prácticas anacrónicas y con alianzas graves o convertidos en maleantes criminales que buscan la riqueza y las rentas de los cultivos ilícitos y del oro ilegal y criminal que hoy vivimos, como también para el resto de la sociedad, en la cual el afán de apropiación privada, sin importar los demás ni la naturaleza en la cual vivimos, prima también sobre todo lo demás. La relación deforestación, ganaderización, extracción de oro y cultivos de coca existe y ha sido comprobada por muchos y se manifiesta con mucha fuerza en la Amazonia y en el pacífico chocoano y en el bajo Rio Cauca a las alturas de Nechí o en el bajo Magdalena en el sur de Bolívar.  Dentro de esas respuestas complejas debemos diseñar una Orinoquia  en la cual quepan todos los actores legales que expresen su decisión y voluntad firme de trabajar modelos estado-empresarios-campesinos-indígenas-academia, integrales y visionarios,  que destraben  el problema de las UAF con generosidad, sentido visionario, economía y tecnologías sólidas, como lo demuestra la experiencia EMBRAPA en el Cerrado Brasileño, aunque mejorando su aspecto redistributivo y como lo demuestran lecciones de otras experiencias como de la Murgas-Lowe en el cultivo de la Palma de Aceite en el caribe Colombiano.  En el espíritu de honrar los acuerdos de paz en lo referente a la reforma rural, los empresarios tienen una oportunidad de oro de explorar modelos de copropiedad o distribución de las ganancias, que construya y renueve la confianza entre los diferentes actores; la Orinoquia debe ser el laboratorio de solución compleja real a los problemas críticos, de tal manera que su “saldo pedagógico” sea enorme. 

Sin lugar a dudas la situación Colombiana no es “normal” frente a otros países, pues después de un proceso de paz que culminó con la firma de la paz entre el Estado y las FARC-EP en el 2016, hemos transitado de un conflicto del orden nacional con profundas raíces ideológicas a una fragmentación de la violencia en numerosas regiones colombianas (Catatumbo, Guaviare, Chocó, etc.) que tienen explicación en la lucha por el control territorial de grupos locales de economía ilegal , ilícita y criminal, con conexiones transnacionales. Ante estas realidades complejas cada una en sus dimensiones propias, la respuesta tiene que ser integral en la garantía de los derechos humanos, de la democracia, de la naturaleza y eso sólo se logra en alianza real entre ESTADO-ACADEMIA-EMPRESA-CIUDADANIA, lo cual en un sentido amplio es el gran Estado. Para ello, la disposición debe ser sincera y franca. El lenguaje de construcción de ello contribuye mucho a su concreción.  

 Dado que los temas abordados en este artículo se refieren al funcionamiento y también a la concepción de las instituciones necesarias para el fortalecimiento de la democracia con división y balance de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo (este último visto como la expresión física de la gerencia y gestión de los recursos públicos con el fin del beneficio colectivo con la mayor transparencia , eficacia y eficiencia) y que nuestras regiones y nuestras historias son diferentes dentro de una misma unidad territorial , enfrentando retos que otros países no tienen, o por lo menos no de la misma intensidad y condiciones, planteamos tres tareas de corto plazo, factibles en esta administración, que deberían continuar en futuras administraciones:  

  • MISION CONOCIMIENTO PARA UN MEJOR SIGLO 21. Las regalías provenientes de la extracción de hidrocarburos, minerales de todo tipo y otros, asignan un 10% a la ciencia, tecnología e innovación; Igualmente, se cuenta con un presupuesto lamentable de alrededor de 100 millones de dólares para el Ministerio; Jorge Iván González ha insistido en no desperdigar estos recursos y focalizarlos en temas sustantivos, estratégicos, que logren efectos sinérgicos y simbióticos; uno de ellos es sin lugar a dudas el del ordenamiento territorial del agua; otro es el del conocimiento de nuestra enorme complejidad; otro es el de la seguridad y soberanía alimentaria; otro el de las energías alternativas e innovativas; y dentro de todos ellos el de la construcción de la paz, tanto entre humanos como con la naturaleza. Existen por lo menos tres intentos fuertes de focalizar los esfuerzos de conocimiento, que necesitamos aprovechar sin dilación: los de las Misiones de los Sabios y las  consultas nacionales de expertos,  con metodología Delphi, como las que  Colciencias llevó a cabo en 2012-2013 a todos los 30 mil o más investigadores e investigadoras inscritos en el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación8, que puede repetirse fácilmente  y confirma y precisa, región por región,  cuáles son las mejores apuestas a seguir en una lógica en la cual garanticemos que apuntamos a los temas y realidades críticas más urgentes e importantes, consultando con la masa crítica regional y asociándolas a las convocatorias de regalías , que deben revisarse en su transparencia. Al mismo que profundizamos en el conocimiento propio, es imperativo y estratégico avanzar en acuerdos con China e India, como lo ha hecho recientemente la Universidad del Tolima con la Universidad Agrícola del Sur de la China, creando el “Centro Conjunto de Investigación del Arroz China-Colombia”; igualmente en el campo de las vacunas y medicinas debemos acelerar con estos dos países todos los acuerdos posibles, complementándolos con los que se puedan adelantar con los BRICS. Es fundamental consolidar estas alianzas en el contexto actual.  
  • MISION INNOVACION SECTORIAL ESTATAL que acometerían todos los sectores estatales con Universidades , Consejo Privado de Competitividad, Andi, organizaciones gremiales y  sindicales e incluso consultoras privadas de apoyo para identificar campos de optimización del uso de los recursos humanos, económicos y materiales que sean prontos de ejecutar; para ello, reajustan el presupuesto actual y liberan el 1% como mínimo para sufragar los costos del ejercicio, con la condición que deben identificar por lo menos un 5% de aumento de productividad y resultados; hace unos años, en la Universidad de Antioquia, en el Consejo Universitario de Investigación, el rector Uribe y el vicerrector Valencia ofrecieron que, a partir del estudio detallado de los planes de desarrollo municipal y departamental, para identificar oportunidades de trabajo conjunto, la universidad invertiría un peso por cada peso que se consiguiera con las entidades interesadas; el resultado fue abrumadoramente interesante, pues mi recuerdo es que se logró una relación de 1:5. Las entidades se beneficiaron de fórmulas innovadoras de hacer sus tareas con más eficiencia y eficacia. A manera de discusión, actualmente, hay organismos como el Fondo Adaptación, que podrían estar proyectándose mucho más tanto a nivel de La Mojana como a nivel nacional, y se lograrían eficiencias y eficacias mucho más altas, pues opera desde Bogotá y sólo cubre muy pocas regiones, posiblemente duplicando tareas de otras entidades, que deberían asumirlas con mayor diligencia y economías de escala.  Cada entidad debe lograr resultados y reportarlos. Otro ejemplo dramático sería el de la adopción por todos los actores, legales e ilegales, de las tecnologías que eliminan el uso del mercurio y el cianuro en la extracción del oro, que además de incrementar de 46% a 85% la captura del metal precioso, resultaría en eliminación del daño brutal a la salud de los que lo trasiegan y de los habitantes aguas abajo; en Sincelejo, llegan semanalmente 2 mil personas para diálisis por esa razón. Ese tema casi configura una Misión en la cual todas las entidades de por lo menos seis sectores deben participar: Minas y Energía, Salud, Ambiente, Defensa, Comercio, Agricultura, con universidades regionales y organizaciones con y sin ánimo de lucro con la gente, con las comunidades, todos pensando en lo mejor para el país, como un primer paso de paz completa, entre la sociedad y con la naturaleza.  
  • MISION ORINOQUIA SIGLO 21, que recogería todos los esfuerzos que se han hecho al respecto, entre ellos de la Universidad de Los Andes y de Fedesarrollo, los de discusión de las ZIDRES y varios más, y retomaría la discusión garantizando que todos los actores necesarios participen, de tal manera que construyamos un “modelo siglo 21” que resuelva todos los aspectos necesarios, con generosidad, empatía, sentido de pertenencia colectiva y de futuro, incluso para animar a campesinos de la amazonia a explorar su participación allí, de tal manera que encuentren mucho mejor oportunidad.  Debería ser un modelo de ruptura, como fue el caso de las zonas especiales en la China en su momento en las cuales ensayaron la adopción de economías de mercado en diferentes condiciones; es admirable que un país comunista cerrado como lo era, pudiera concebir estas figuras y desarrollarlas; ello demuestra inteligencia estratégica y sobre todo sabiduría profunda de la naturaleza humana y de la coexistencia de todos los actores9. Lo que está en juego en la Orinoquia es nuestra gran apuesta de seguridad alimentaria, de participación en la generación de riqueza económica, de uso territorial regenerativo y sustentable y de proyección internacional de mercados y servicios en el siglo 21 en el cual la nutrición y la alimentación estarán cada vez más en la preocupación mundial por el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad; debemos lograr modelos complejos y sofisticados de producción agroecológica que regeneren y potencien los ecosistemas y que resulten en mayor confianza y productividad compartida, para lo cual requerimos romper varios paradigmas que están perdiendo vigencia. La investigación-acción participativa, que combina el conocimiento ancestral con la ultima biotecnología ecológicamente sustentable y segura y la copropiedad y participación accionaria deben ser exploradas a fondo. Sin lugar a dudas, el “renacimiento del campo” conducirá a lograr que Colombia será una potencia real de la vida, en la medida en la cual trabajemos hacia la agroecología y la coexistencia de todos los actores rurales10 
  • MISIÓN ENERGÍA CONFIABLE PARA TODOS. La energía eléctrica y de gas natural es un tema obligado por la actual coyuntura nacional; el problema eléctrico se manifiesta especialmente en la región caribe con las dificultades de AIR-E y en el caso del gas por la necesidad creciente de importación hasta tanto el país no consiga la autosuficiencia que estaría prevista dentro de varios años. Respecto a la electricidad, es necesario retomar con fuerza en una dimensión mucho mayor a la que se ha ejecutado, el tema de ahorro y uso eficiente de energía, pues tenemos una brecha grande en ese sentido; podemos y debemos asumir con mas seriedad este tema; de igual manera debe desatarse la iniciativa de las comunidades energéticas, abriendo líneas expeditas para que urbanizaciones enteras de estratos 3, 4 y 5 asuman la instalación de sistemas de celdas solares, incentivando por todos los medios esta práctica absolutamente probada en varios países. En cuanto al gas debemos acelerar también los cultivos energéticos de pastos gigantes para biodigestión y obtención de gas natural, que es una práctica probada en Europa, especialmente en Alemania, Suecia y Francia; la producción de esta energía es hoy equivalente a un poco más de la mitad de la capacidad instalada de Colombia: 11.4 GW y está muy desarrollada; podríamos sembrar rápidamente un millón de hectáreas de pasto elefante como actividad económica para los campesinos en regiones de suelos marginales, instalando biodigestores (para lo cual hay experiencia valiosa de expertos colombianos), cercanas a los gasoductos y a la demanda, brindando ingresos y abasteciendo las necesidades totales actuales. Este tipo de proyecto tarda mucho menos tiempo, mientras esperamos el taladro de perforación requerido en el pozo Komodo, de alta profundidad en el caribe. Igualmente hemos planteado en esta misma revista SUR cuatro alternativas más de disminución del consumo de combustibles fósiles en la edición del 5 al 12 de junio11. 

Podríamos proponer varias “misiones” pero corremos el riesgo de cansar a nuestro querido lector. En próximas oportunidades plantearemos dos temas: “RIOS COMO VAMOS?” y “BASURA CERO, INNOVACION E INCLUSION 100” en la misma perspectiva de Misiones que resulten en mayor eficacia, empatía y confianza del Estado con sus ciudadanos, desatando la capacidad poderosa de abrir nuevos caminos que conduzcan a un mejor siglo 21 para Colombia en todas sus regiones, ante lo cual el “escape de la regla fiscal” se torna relativo frente a las posibilidades de gestión del cambio, que recuperan después, más adelante las proporciones esperadas de gasto vs eficacia estatal.  

Carlos Hildebrando Fonseca Zárate PhD.  

Foto tomada de: Regiones Naturales de Colombia

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Dra. Carolina Corcho Mejía, Presidenta Corporación Latinoamericana Sur, Vicepresidenta Federación Médica Colombiana

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