Ser candidato de izquierda a la presidencia en Colombia tiene condena de muerte. Ni las peores dictaduras han asesinado tantos candidatos como la “democracia más vieja del continente”, desde Gaitán a Pizarro. Gustavo Petro asumió el reto de cambiar la historia trágica de Colombia, refrendándolo con su pellejo. La campaña inició con amenazas de muerte, y se develó al menos un complot para asesinarlo. No desistió del propósito, ni dejó de acudir a la plaza pública, tampoco el pueblo dejó de acompañarlo.
“¡Petro nunca va a ser presidente de Colombia, ¡gracias a Dios!” Vociferaba Paloma Valencia en la comisión primera del Senado.
Jugándose su integridad y la de su familia, Petro presentó un programa de gobierno con soluciones a los problemas nacionales, articulado con los desafíos que la humanidad requiere. Tal programa no sólo reavivó la esperanza en los corazones de los excluidos, sino que mereció el elogio de la intelectualidad nacional e internacional, que agrupó a científicos, pensadores, y artistas en respaldo, así como a líderes del mundo. Mientras más y más colombianos se congregaban en torno suyo, coreando el verso final de sus oraciones: “¡Me llamo Gustavo Petro, y quiero ser su presidente!”
“Petro nunca será presidente”, ladraba el corrupto exfiscal Néstor Humberto Martínez, cuando sacó el video donde se ve a Gustavo Petro recibiendo un préstamo en efectivo. No sería el único montaje. Todas las perversiones de la politiquería se cometieron contra esa campaña presidencial, desde propalación de falsedades al exterminio de militantes; de la movilización de maquinarias, clientelas amarradas con prebendas, hasta la coerción paramilitar; desde los “juicios de autoridad” de expresidentes megalómanos, hasta la intervención descarada del gobierno contra Petro. En Colombia la parcialidad del ejecutivo en campaña termina en fraude electoral, y el registrador, Alexander Vega, dio mucho que sospechar. Ante los jueces deberá responder por su falta de trasparencia.
“Estoy segura de que Gustavo Petro no será presidente”. Decía María del Rosario Guerra, congresista emisaria del innombrable.
La manguala contra Petro la armaron corruptos de toda laya, que se roban desde el desayuno de los niños hasta las pensiones de los ancianos, con la criminalidad de las mafias, sus fajos de billetes, y sus aparatos de exterminio; Duque lideró la encerrona, comprando respaldos de alcaldes y gobernadores, mientras la burocracia debía revalidar su empleo con votos.
El candidato del pueblo seguía llenando plazas, y convenciendo a una juventud que pasaba de ser desechable a ser protagonista de la historia. Los estudios de opinión lo fueron perfilando como el favorito del pueblo, y modificó el coro final de su discurso: “¡Me llamo Gustavo Petro y voy a ser su presidente!”
La respuesta fue aunar a los medios de los pulpos económicos, contra el candidato. Hasta una revista compró el grupo Gillisnki, para poner a disposición del uribato a cambio de respaldo gubernamental en la puja por acciones del Sindicato Antioqueño. La ultraderecha coordinó esos medios bajo los principios de la propaganda nazi.
Particularmente el principio de la transposición, que consiste en acusar al adversario de los propios errores o defectos. Así los medios salieron concertados, principio de orquestación de Goebbels, a repetir que se trataba de una campaña de agravios cuando el único agraviado era Petro, especialmente por esa prensa; sembraron la sombra del fraude cuando el establecimiento era el único en capacidad de cometerlo, y quien lo intentó; o la compra de votos, cuando es maña de los clanes electorales compinchados contra Petro.
“¡Petro nunca será presidente!”, vociferaba María Fernanda Cabal.
Los jóvenes, desbordando cantidad y entusiasmo, contrarrestaron rumores y silencios, e hicieron de las redes sociales los canales de comunicación de la campaña. También produjeron miles, acaso millones, de piezas propagandísticas con ingenio y humor.
No tuvo oponente el candidato del pueblo. Pretender pasar a un anciano crápula por estadista desnudó más a la derecha decrépita que terminó sin campaña, sin candidato, y sin programa. Finalmente, la confrontación fue entre Petro y el gobierno, que salió con todo su aparato contra el progresismo. Entonces el registrador hizo un simulacro de fraude, y a dúo con Duque conminan a Petro a aceptar los resultados, intimidando con la Fuerza Pública.
La respuesta fue hacer tan masiva la votación que impidiera el fraude. Y desde la Colombia invisibilizada salieron los afros desandando libres el camino cimarrón que sus ancestros habían recorrido; desde la alta Guajira, los Wayuu, diezmados por la sed, salieron con hambre de justicia; y los arhuacos, y los koguis, y los kankuamos, hollaron senderos pantanosos llegando a votar en Ciudad Perdida, conservando cándida la blancura de sus vestidos. Los pintorescos carros de escalera, ya insignia de la minga indígena, colorearon las carreteras del sur con racimos de nasas que iban decididos a conquistar la patria; como también lo hicieron misak y guambianos, que a su elegante vestimenta le sumaban la alegría de emprender una causa justa; y los emberá surcaron los crecidos afluentes del Atrato por días, a votar animados por sus músicos y por la certeza del triunfo; también surcaron los tributarios del Sinú, y los de la cuenca del Amazonas. Colonos desde la frontera agrícola, límites con la nada, en mulas salieron a ser ciudadanía… sabían que era ahora o nunca.
Lo supieron maestros y empleados, estudiantes y trabajadores del rebusque, los escobitas humillados y las mujeres ofendidas… todos a refrendar ese triunfo amenazado por un gobierno atarván. Tantos intentos de maturranga se volvieron experiencia y la campaña progresista implementó un dispositivo antifraude eficaz.
Este pueblo acostumbrado a las fatalidades, esperaba los resultados no para saber el nombre del presidente, sino expectante sobre si cometerían el fraude o no. Los primeros boletines condensaron la votación favorable al candidato del gobierno, pero cuando la tendencia se fue revirtiendo, y el favorito popular empezó a puntear en los resultados, una sonrisa fue marcando los semblantes enviciados a la tristeza, como si la risa de Jaime Bateman se hubiera encarnado en los colombianos. Cuando el porcentaje escrutado crecía, la distancia de Petro sobre el otro también, empezaron a verse celebraciones, llanto y risas como una fiesta de año nuevo. Después del noventa por ciento el festejo rebosó las calles: en todas las regiones hubo fiesta.
Semejante a cuando Nacional ganó la Copa Libertadores de América en 1989: toda Colombia salió a celebrar sin importar de quién se era hincha. Por entonces le preguntaron al técnico Francisco Maturana cómo explicaba ese fenómeno, él respondió:
- Colombia ha sido un pueblo derrotado, que, desde la victoria del siete de agosto de 1819, en Boyacá, no tiene nada que celebrar hasta cuando Nacional quedó campeón de la Libertadores.
El semblante de los presentadores de los medios corporativos se contristaba mientras la euforia popular crecía. En Colombia palpitaba al unísono la ilusión, y con el ojo aguado se siguió la alocución del ganador. Cuando proclamó, coreado por el pueblo: “¡Los quiero mucho! ¡Me llamo Gustavo Petro y soy su presidente!” Aquello fue Bolívar irrumpiendo victorioso por los Andes, Jaime Bateman a las carcajadas, un campeonato que restaura la esperanza en Colombia.
José Darío Castrillón Orozco
Luis Fernando Muñoz Ramírez says
Es un excelente artículo y muy buen análisis de las mentiras contra Petro , triunfo la persistencia y capacidad de Petro para hacerse entender y lograr que la verdad aflorara.
Blanca Echeverri says
Si, retrata el artículo con fidelidad, la felicidad del triunfo del pueblo olvidado.
Carlos Mario Ramírez says
Es una línea del tiempo que con la acostumbrada agudeza de la pluma de José Darío, relata un triunfo que se configuro y marchó al lado de la infamia de un gobierno corrupto y delincuente.
Mil gracias porque en cada uno de los artículos anteriores se denunció y analizó la realidad de este complejo país y hoy leemos el artículo que todos queríamos leer… El artículo del triunfo y de la esperanza.
Carlos Jaramillo says
Se cumple al fin un sueño mítico y milenario desde las huellas que abruptas ingresaron al territorio americano para cambiar el graznido de aves exóticas por ruido de armas de fuego y sables que apagaban vidas y rodaban cabezas sin piedad.
Hoy, desde mil lágrimas ensangrentadas, desde indolentes e insolentes gestos de gobernantes impíos y orgullosos, cae un fruto desde el árbol milenario de la vida sobre nuestro territorio, fruto que al caer revienta y desparrama mil semillas por doquier, cual árbol chocoano del pan, cuyo grano es PAZ.
Hector says
La historia hecha poesía, con subrealismo magico, la mejor palabra dicha, dijo el intelectual petrosky
León Darío Posada Gutiérrez says
Un retrato de lo que fue la campaña infame de “Todos contra Petro” y las respuestas y acciones del hoy Presidente de un país triste enseñado a perder, perder y perder elecciones. Gustavo Petro y Francia Márquez no descansaron ni un minuto para impulsar y mover la campaña con todos sus equipos y principalmente por las redes sociales donde se fortaleció el voz a voz que pudo más que los medios de comunicación del establecimiento que divulgaban las mentiras inventadas por los opositores de la pareja de candidatos de la izquierda, ganadores de las elecciones por primera vez desde que somos república.
Creo que Francia Márquez, con su mensaje de campaña de “Vivir Sabroso”, se merece también un artículo similar a éste (no la pronuncias ni una sola vez en el escrito) y creo que Francia puso mucho de su parte trabajando la campaña con su gente de las comunidades profundas de las costas Pacífica, Atlántica y del Sur y el Amazonas: afro, palenqueras, indígenas y campesinas, donde la votación fue contundente para el triunfo final.
Y sobre la foto que acompaña éste buen artículo, me gustaría saber dónde es ó dónde queda ese salón en el que cuelga ese precioso retrato de Bolívar y abajo, en la estantería, me imagino que son archivos de documentos que seguro tienen que ver con la grandiosa y gloriosa gesta de nuestro Libertador. Simón Bolívar.
Saludos José Darío
Hector Chavarto says
Una sinopsis poética de los últimos aconteceres de la Patria. Dios guarde a Colombia.
Wilson Montoya says
Extraordinario artículo, muy pertinente a los nuevos aires que se respiran en Colombia. Excelente.
José Ignacio Bejarano Urrego says
Buen artículo de Dario Castrillón. ¡¡Felicitaciones!!
Por fin leo un artículo de los que hablan bien de un presidente electo que está con el pueblo,
María Isabel García malagon says
Sé necesita un cambio , y el es el cambio , Dios y el universo lo protejan , y la oposición lo dejen demostrar que si se puede .
Adelante Petro .!!!
Alex zapata says
Muchas gracias ☺️ por tanto q nos has dado, nunca voy a olvidar tantas enseñanzas q aprendí q el cambio si se puede.
Jaime Vargas says
Hasta el ultimo momento tenian la seguridad de que Petro nunca llegaria a mas de 40% y los medios de comunicacion hicieron todo tipo de propaganda minimizando los resultados de las encuestas, pero ocurrio lo que tenia que ocurrir. Petro Presidente.
Sostener el proyecto requiere de un sucesor que encarne los principios que ha defendido Petro.
Sera alguien de Medellin?
Esperanza Ruiz says
Por fin despues de sesenta anos tenemos.un presidente inteligente instruido honesto y muy capaz de sacar este pais adelante.Ese es.GUSTAVO PETRO
SONIA CABRERA GONZÁLEZ says
Es así
Bien descrito este proceso electoral, que por momentos perdimos la esperanza de ganar
Finalmente conquistó el poder nuestro candidato Petro.
Ahora solo queda:
Uno: Que lo dejen gobernar.
Dos: Que sepa escoger su eguipo de trabajo
Tres: Que empiece el cambio paulatinamente
Cuatro: Que demuestre de que está hecho.
Solo se que Petro es inteligente y lo hará bien.
Eso esperamos todos!!
MANUEL PEÑA says
Felicitaciones José Dario. Excelente artículo y merecido premio a la constancia en decir las cosas que deben decirse.
COESPO says
Desde la Escuela Popular de Cultura Política Constitucional extendemos un afrazo de felicitación y apoyo al magnífico escritor y periodista José Dario Castrillon ganador del premio “Periodismo Digital” por este magnífico artículo