A este “ruido mediático”, se ha sumado la solicitud al gobierno del Presidente Iván Duque, desde el Paro Nacional en curso, que abra una mesa de diálogos y negociaciones con el ELN y la respuesta inmediata del Presidente y reiterada en varias declaraciones de que si tiene interés en una mesa, siempre y cuando el ELN, asuma las condiciones que ha colocado desde el primer día de su gobierno y que ya fueron mencionadas.
Por supuesto que sería muy importante contar con una mesa entre el gobierno del Presidente Iván Duque y el ELN, esto nos daría nuevamente el reto y la ilusión de que es posible construir un acuerdo negociado para superar estas violencias que en nada contribuyen a ampliar esta precaria democracia y a transformar tantas exclusiones e inequidades , que son las que tienen a miles de personas cacerola en mano, exigiendo cambios, derechos y respeto, pero una cosa es nuestro deseo de contar con una mesa, para construir un acuerdo, que tiene como corazón transformaciones y como energía la participación social y ciudadana, ese es el deseo y otra la tozuda realidad.
Tanto gobierno como ELN, como actores políticos, hacen sus sumas y restas, y quizás al final la cuenta no les da en positivo hacia la variable mesa de diálogo y negociaciones, quizás la suma les da a dejar las cosas como están, que siga este pequeño desangre diario y alejado en sitios remotos, hasta que nuevamente nos aterrorice otra bomba como las colocadas en los últimos inicios de año en Barranquilla en 2018 y en Bogotá en 2019 –cosa que no deseo que pase y sería una torpeza política del ELN- así las cosas, es difícil crear un escenario de negociaciones, cuyo pronóstico a mi juicio seria bien reservado, porque este es un gobierno poco amigo de las transformaciones y el ELN, aspira a un formato maximalista de entrada, así las cosas, en lo fundamental están muy alejados para emprender unas negociaciones con posibilidades de éxito.
Y lo otro que los aleja, es la forma, el Presidente Duque quiere una mesa con condiciones y el ELN quiere una mesa sin condiciones, así cada uno en su esquina, sin voluntad de modificar sus posturas, es lejana la posibilidad de una mesa.
Como estamos en Navidad y es tiempo de soñar, puede ser que algo bueno nos traiga la Navidad y el Año nuevo, algo se está cocinando, pero faltan muchos ingredientes.
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Luis Eduardo Celis
Foto tomada de: https://www.elheraldo.co/
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