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Refundación de la ciencia política. La nueva ciencia de la democracia subalterna. Versión comprimida

11 agosto, 2025 By Miguel Ángel Herrera Zgaib Leave a Comment

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Una avenida histórica

El contexto histórico es la oleada progresista que cubrió buena parte del subcontinente americano, la cual arranca en 1999, con el triunfo del proyecto de V República en Venezuela y se extiende hasta el presente, con etapas específicas. Una de ellas, a última, constituye el contexto en que tiene lugar la presente reflexión socio política.

El proceso de los progresismos es nuevo, animado y dirigido por los partidos y movimientos constituidos por las clases y grupos subalternos que la definen. Este momento de América Latina es también el fundamento histórico social, el laboratorio real que prueba la tesis de una refundación de la ciencia política moderna de alcance mundial primero, y luego, global con el despertar de la participación en la década de los 60-70 del siglo pasado. Es esta per se una revolución epistemológica de larga duración que aparece en los comienzos del siglo XX, 1929-1935.[1]

Dicha tesis nos permite aprehender en paralelo los albores, el nacimiento de la nueva ciencia de la democracia subalterna, con un inocultable carácter de clase, y con su expansión a una nueva parcela donde reverdecen los retoños transcontinentales casi marchitos de los años 60.[2]

Este hallazgo corre en paralelo, sin afectarse mutuamente, de modo definitivo, con el saber burgués de la política, que tuvo como su campeón al sociólogo alemán Max Weber, quien formuló las premisas de una sociología política. Es decir, que los saberes de la democracia y la política en las modernidades se integran de una cierta manera.

El paradigma inicial de la Ciencia Política.

A partir de lo que él denominó sociología comprensiva, luego de una intensa disputa previa sobre el estatuto de la ciencia social, y con su tipología de la dominación legítima, y una nueva teoría de la acción social le dio identidad epistémica a la moderna ciencia política. Saber alimentado, de modo subsecuente por otros autores, de modo principal, los alemanes Robert Michels, en materia de partidos políticos, Carl Schmitt, en la definición de lo político; el austriaco Joseph Schumpeter, al pensar la democracia representativa liberal de posguerra.

En América con la traducción de Weber, por el sociólogo Talcott Parsons, teórico del sistema social, y David Easton, quien dará concreción a la Ciencia Política dominante cuya unidad de análisis, a partir de la segunda posguerra es el sistema político, en buena parte resultado de las experiencias de autogobierno en suelo estadounidense.

Tal modernidad, diferente en sus inicios de la europea continental,[3] enraizada en América del norte en la experiencia de una estructura agraria con una propiedad rural democratizada, por vía de la expropiación de los pueblos originarios, habitantes de las grandes llanuras, y las zonas de la que fuera la gran Confederación Iroquesa[4].

El paradigma dominante en la ciencia política moderna se estructuró de conformidad con la tipología ideal inaugurada por Max Weber, de cuño empirista, quien teorizó los tipos de la dominación legítima,[5] para aprehender las relaciones de mando y obediencia que constituyen la comunidad política de los sujetos libres modernos. En otros términos, un orden jerárquico, de carácter vertical, inamovible.

La refundación de la Ciencia Política

En paralelo, y casi en simultánea con el triunfo de la revolución rusa, Lenin y Antonio Gramsci, entre otros revolucionarios marxistas, teorizan la primera revolución proletaria triunfante.

El centro de atención principal es un concepto y una práctica, que expresa la categoría hegemonía que, según Gramsci, estaba in nuce, primero, en Carlos Marx cuando estudia el triunfo efímero proletario en la Comuna de París, y, luego, en la obra político filosófica de Lenin durante el curso triunfal de la revolución bolchevique.[6]

Valiéndose de la hegemonía, Gramsci define una nueva época histórica en el orden mundial capitalista, que parte de la experiencia estratégica, político militar, que implementaron los ejércitos nacionales en la I Guerra Mundial, la célebre guerra de posición.[7] Su lectura responde a lo aprendido y hecho como partícipe de las deliberaciones de la Internacional, de la que hizo parte directa en dos oportunidades. Con esa reflexión se hace secretario del Partido Comunista de Italia.

Enfrenta sin éxito la novedad del Fascismo en Italia que se monta sobre el reformismo, y la errónea conducción del PSI del que fuera militante en los tiempos de los consejos de fábrica en el complejo industrial de Turín de la FIAT.

Este hecho de relevancia epistemológica tiene como referente que lo prueban los escritos de la cárcel, los hoy célebres Quaderni,[8] una producción teórico-política del prisionero y líder político comunista italiano, Antonio Gramsci, que tiene correspondencia con los aprendizajes derivados de la I Guerra Mundial, y del ciclo de las revoluciones proletarias, que logra una concreción con el triunfo de la revolución rusa, y la conformación de una suerte de intelectual orgánico colectivo en la III Internacional, con sede en Moscú.

Hegemonía y Nueva Ciencia de la Democracia

“Usted (José David Saldívar) define el <<pensamiento de frontera>> como un nuevo pensamiento localizado geopolíticamente en la frontera interna y externa del sistema mundo (colonial) moderno.” Entrevista de Mónica González García, en: Trans-Americanidad, op. cit., p. 320.

En los Cuadernos de la Cárcel, Gramsci escribe y teoriza la hegemonía para pensar las diferencias de la revolución y su curso en Oriente y Occidente. Concede centralidad en este ejercicio al desarrollo de las superestructuras complejas, esto es, sociedad civil y sociedad política, que le hacen posible pensar otra forma estatal, Estado integral o ampliado.

Con este trasunto teórico y práctico, el fascismo y la condición de prisionero de Gramsci, no impiden una interlocución con aspectos de la obra de Max Weber, y de sus continuadores, en particular Robert Michels y Gaetano Mosca[9]. En todo caso, es el primer marxista que habla de Ciencia Política, como consta, en la nota Análisis de situaciones. Relaciones de fuerza, cuando realiza interlocución crítica con el sociólogo Gaetano Mosca, y su obra Elementos de Ciencia Política.

El punto de ruptura epistemológica con el paradigma de la Ciencia Política de cuño weberiano, tiene por centro a la categoría de hegemonía. Con su introducción histórica y conceptual cuestiono la pareja dominación legitimación, y en su lugar propongo el binomio dominación hegemonía, que abre la relación fundamental gobernantes gobernados. Así sitúo espacial y temporalmente la irracionalidad de las creencias, como sustento eterno de la dominación y supuesta barrera de la autonomía, que entraña la consiguiente crítica y superación teórica y fáctica de los órdenes estatales.

Es la base de la que parte la Nueva Ciencia de la Democracia Subalterna, cuando los gobernados crean un nuevo poder constituyente y emprenden el tortuoso camino de la sociedad regulada. Esta perspectiva posibilita repensar las fallidas transiciones democráticas de los setenta.

Es una manera de retomar en términos de filosofía de la praxis la onda larga de los progresismos de América Latina, para recuperar el ritmo de la revolución democrática a nivel planetario en el horizonte histórico de la Trans-Americanidad, y las Modernidades Subalternas, para seguir la ruta propuesta por el estudioso chicano José David Saldívar.[10]

_______________

[1]Afirmación que parte del desarrollo de concepto de revoluciones científicas que empezó a aplicarse en el campo de las ciencias naturales.

[2] El relanzamiento de la Ondata revolucionaria democrática con la novedad de una lucha por la autogestión democrática no circunscrita a los obreros, como fuera de común ocurrencia en Europa Occidental en el periodo consejista. Fue la segunda ola de consejos y autonomía que conmovió los cimientos del arreglo del estado social de la segunda posguerra europea de alcance mundial.

[3] Revisar el texto escrito por el aristócrata francés Alexis de Tocqueville, 1805-1859, La democracia en América, publicado en dos volúmenes, 1835 y 1840. Luego escribió un trabajo comparado, que tituló El antiguo régimen y la revolución (1856).

[4] La presencia de esta realidad de las poblaciones indígenas supérstites al genocidio de los colonos en Norteamérica, le permitieron al antropólogo y abogado estadounidense Lewis H.Morgan, 1818-1881, ser ellas el laboratorio social para la escritura de La sociedad primitiva en el siglo XIX. El punto de partida fue su estudio etnográfico Liga de los Iroqueses, publicado en 1851.

[5] Tres tipos: dominación legítima tradicional, carismática y legal racional que aparecen desarrolladas en su sociología política contenida en el compendio Economía y Sociedad compilado por Marianne Weber.

[6] Ernesto Laclau y Chantal Mouffe hacen un recorrido histórico político en Hegemonía y Estrategia socialista, publicado el original en inglés en 1985.

[7] La guerra de posición reemplaza a la guerra de movimientos, para guiar la acción política revolucionaria en Occidente. En los Quaderni, Gramsci distingue entre Oriente, donde la sociedad política lo era casi todo, mientras en Occidente, la sociedad civil conformada las trincheras, las casamatas que defendían al estado en su sentido estrecho, que prevenían la rápida caída fruto del asalto al “palacio de invierno” por el antagonista político, como, en efecto, ocurrió en Rusia, durante los famosos 10 días que estremecieron al mundo.

[8] Se trata de 33 cuadernos manuscritos, tres de los cuales los destinó a sus traducciones del alemán, ruso, inglés.  En los demás cuadernos, Antonio Gramsci, prisionero en las cárceles fascistas, consignó sus reflexiones, que quiso tuvieran un carácter für ewig, en recuerdo de una mención a Goethe consignada por el poeta romántico italiano Giovani Pascoli, 1855- 1912.

[9] Elementos de Ciencia Política.

[10] Saldívar, José David,2018. Trans-Americanidad. Modernidades Subalternas, colonialidad global y las culturas del Gran México. Editorial Casa de las Américas. ILCL, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Serie Estudios. El Vedado. La Habana, Cuba.

Miguel Ángel Herrera Zgaib, PhD, Profesor Asociado, Departamento de Ciencia Política, U. Nacional, Director Grupo Presidencialismo y participación, UNIJUS. Bogotá.

Foto tomada de: Psicología y Mente

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