Primeramente, cabría explicar por qué se consideró a la prensa tan influyente como al poder legislativo, al ejecutivo y al judicial, y nadie mejor para hacerlo que el lúcido teórico Jeremy Bentham4. El filósofo británico consideraba que la prensa tenía dos usos: moral y político. El moral consistía en poner freno a los desórdenes de la conducta pública y, para ello, debía hacer objeto de mayor o menor desaprobación y reproche, según la naturaleza del caso, a las personas a las que el mal comportamiento fuese imputable. Si la prensa no pusiese freno a dichas conductas —reflexionaba— aquellas que no estuviesen legalmente prohibida y castigadas quedarían libres de cualquier control. En cuanto al uso político, su función consistiría en contener el poder incontrolable o despótico en manos de quienes resultasen elegidos para desempeñar las funciones de gobierno. Ahora bien, Bentham añadía que también la prensa debía tener límites, como los otros tres poderes, pues, si se imputaban falsamente faltas no cometidas a alguien, se produciría un efecto nocivo por parte de la libertad de prensa. Con todo, Bentham aseveraba que la prensa podía servir para defender a los más débiles e, incluso, en caso de una acusación falsa, la persona imputada siempre podría encontrar el cauce para demostrar su inocencia. Como se ha podido comprobar históricamente, andaba cargado de razón.
Ahora bien, si atendemos a los medios de comunicación actuales —prensa, radio, televisión…—, podremos comprobar que la situación ha cambiado mucho. Sobre todo, por lo que respecta a la posibilidad de poder actuar libremente. Es más, hemos podido constatar que los medios más serios, veraces y mejor informados son los que se encuentran en una situación económica peor y en peligro de desaparecer. Por el contrario, aquellos comprados por quienes se han convertido en sus dueños y han impuesto sus directrices han sobrevivido e, incluso, prosperado.
Pero, entonces, ¿dónde queda la libertad ética de los medios de comunicación? ¿y cómo podemos neutralizar sus falacias informativas desde la ignorancia? ¿dónde acudir para saber la verdad? No tenemos más que observar lo ocurrido ante el actual conflicto ucraniano o la guerra en la antigua Yugoslavia para concluir que cada medio se mueve al son de la zanahoria que le pone al asno su dueño. Para saber, pues, cómo «está el patio», tendremos que empezar investigando quiénes controlan la información.
Empecemos por la información a nivel global. De acuerdo con los datos aportados por A. Marco, solo seis grupos controlan el 70% del «negocio comunicativo» y todos tienen su sede en los Estados Unidos de América. Se trata de Time Warner, Disney, News Corporation —recientemente fusionada con 21st Century Fox—, NBC Universal, Viacom y CBS. Estas dos últimas, a punto de fusionarse también. Es decir, estos seis gigantes poseen alrededor de 1.500 periódicos, 1.100 revistas, 2.400 editoriales, 9.000 emisoras de radio y 1.500 cadenas de televisión. ¿Qué pueden, pues, hacer los medios reducidos para sobrevivir en esta jungla de King Kong?
En el caso de Europa, de acuerdo con los datos aportados por Jesús González Pazos5, los grandes grupos multimedia son el alemán Bertelsmann, la británica BBC, los franceses Vivendi y Lagardère, el italiano Mediaset —fundado por Silvio Berlusconi, famoso por los escándalos de todo tipo que lo han rodeado— y el español Prisa.
Por lo que respecta a Latinoamérica, destacan cuatro conglomerados: Televisa en México, Globo en Brasil, Clarín en Argentina y el Grupo Cisneros en Venezuela; además de los intereses de empresas españolas de comunicación como Prisa o Atresmedia.
Finalmente, no podemos obviar la entrada en el mercado mediático —sobre todo en el ámbito audiovisual y a causa de la revolución tecnológica— de los gigantes de Internet como Google —que compró el principal canal de vídeos del mundo, YouTube, por 1.300 millones de dólares en 2006—, Facebook —que adquirió WhatsApp e Instagram—, Apple —que ha hecho una enorme apuesta por la televisión en línea a la carta para competir con Netflix y HBO—, Amazon —que ha apostado por Amazon Prime Videos—, Yahoo! y Microsoft. Sin olvidar el auge en la compra de medios de comunicación históricos por parte de multimillonarios como Jeff Bezos, fundador de Amazon, que compró en 2013 el Washington Post por 250 millones de dólares o John Henry, inversor y propietario del equipo de béisbol Red Sox, que adquirió el Boston Globe por 70 millones de dólares o Warren Buffet, que, a través de su holding Berkhire Hathaway, ha multiplicado las adquisiciones en los últimos años, como los 63 periódicos del grupo Media General en 2012.
Pasemos al caso español, cuya concentración es muy elevada. Un informe del Center for Media Pluralism and Media Freedom, realizado en 2016, revelaba que un altísimo porcentaje de las audiencias de radio y televisión en España dependían de un número muy reducido de grandes grupos mediáticos. En televisión, los dos grandes conglomerados privados —MEDIASET y ATRESMEDIA— seleccionan lo que ve el 58% de la audiencia y se llevan el 89% de los ingresos por publicidad de la televisión en formato abierto. En cuanto a la radio, el grupo Prisa (Cadena Ser), la Iglesia Católica (COPE), Planeta (Onda Cero) y el Grupo Godó (RAC1) deciden lo que escucha el 80% de la audiencia total de la radio española y controlan el 98% del mercado. No obstante, conviene indagar qué grupos mediáticos privados españoles, por volumen de negocio, influencia política y audiencia, están devorando buena parte del pastel en todo el país.
El Grupo Prisa, cuyo medio más representativo es el periódico El País, el deportivo As y la Cadena SER. Poseen centenares de empresas de comunicación y editoriales como Santillana. Asimismo, en la actualidad, mantiene presencia en 23 países, sobre todo en Latinoamérica. El poder en Prisa se encuentra repartido entre fondos de inversión internacionales como Ámbar Capital y un fondo de Qatar, Telefónica y bancos como el HSBC y el Banco de Santander. De todos modos, en los últimos tres años el grupo editor de El País ha perdido más de 430 millones de euros.
El Grupo Vocento es fruto de la fusión de varios medios. En primer lugar, el Grupo Prensa Española, vinculado a la monárquica y conservadora familia Luca de Tena y que tiene su origen en la fundación del periódico ABC a principios del siglo XX. En segundo lugar, el Grupo Correo, vinculado a la familia Ybarra, buque insignia de la burguesía vasca, que empezó su andadura en el País Vasco antes de los 1930. Vocento controla una docena de periódicos regionales y distribuye las emisiones españolas de los canales televisivos Disney Channel y Paramount Channel, además de varios canales de televisión local. En total, más de cien empresas dedicadas al mundo de la comunicación.
El Grupo Planeta es la décima empresa editorial del mundo y, en la última década, ha adquirido un auténtico imperio mediático gracias al control de Atresmedia, una de las «dos patas» del duopolio televisivo español. Es accionista de referencia de Atresmedia, que incluye los canales televisivos Antena 3, La Sexta, Neox, Nova, Mega y Atreseries. Posee las emisoras de radio Onda Cero, Europa FM, el periódico La Razón y las revistas de Prisma Publicaciones, como Interiores y Objetivo Bienestar. También una rama de cine con la productora Atresmediacine y la distribuidora DeAplaneta. Incluso, durante años y a pesar del posicionamiento de la familia Lara, propietaria del grupo y contraria políticamente al movimiento independentista catalán iniciado a finales de la década pasada, fue accionista principal del diario Avui, hasta que lo vendió al Grupo Hermes, propietario del periódico El Punt, para el cual yo escribía artículos de viajes en catalán.
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con la banca, uno de los tres poderes mundiales según Arcadi Oliveres, o los fondos de inversión? Pues mucho, porque, si hasta la crisis financiera de 2008, los bancos habían sido importantes para los medios de comunicación en España, ahora mismo se han convertido, además, en sus dueños. Que, por otra parte, es algo parecido a lo que ocurre con los partidos políticos en general…
El Grupo Prisa pasó de tener deudas con la banca a intercambiarlas por acciones que terminaron en manos de CaixaBank —hasta la absorción de una serie de bancos, se denominó La Caixa. Sin embargo, en la actualidad, tiene un peso irrelevante después de una ampliación de capital. También tienen acciones el HSBC y el Santander.
Unidad Editorial, propietaria de El Mundo, es del conglomerado italiano RCS, con un peso creciente de la banca italiana.
Vocento estaba tan en la órbita del Banco de Santander que llegó a tener un presidente —Rodrigo Echenique— compaginando el cargo con la vicepresidencia del Banco de Santander y las responsabilidades de albacea de Emilio Botín.
Algunos emporios mediáticos, incluso, pueden estar relacionados con determinados bancos. Así, Vocento ha estado vinculado tradicionalmente al BBVA. De hecho, la familia Ybarra —que controla un 11,077% del conglomerado a través de Mezouna S.A.— cimentó Vocento a través de dicho banco. El Grupo Godó se ha fusionado con CaixaBank, con el conde de Godó en el consejo del banco y, antes, como vicepresidente de La Caixa. Finalmente, el diario catalán Ara tiene como accionista de referencia a la familia Rodés, con una vinculación tan histórica con La Caixa que es como si fuese de la casa.
Y no olvidemos los fondos de inversión, como el inmobiliario BlackRock —en el punto de mira de los movimientos que defienden el derecho a la vivienda—, que tiene inversiones en medios de comunicación: 4,8% de acciones de Mediaset, propietaria de las cadenas Tele 5 y Cuatro.
Según datos de la CNMV6, la banca posee 639 millones de euros en acciones de medios de comunicación en España. Para controlar ese poder, en las pasadas elecciones
generales, una de las promesas electorales de Unidas Podemos (UP) fue «Prohibir que los bancos y los fondos sean propietarios de los medios de comunicación».
Las empresas cotizadas solo tienen obligación de dar a conocer a sus accionistas significativos; es decir, a aquellos que posean más de un 3% de la compañía. Según datos aportados por la CNMV, la percepción numérica es que los bancos no tienen tanto poder sobre los medios. Ciertamente, el Banco de Santander es la única entidad española con participación en grupos de comunicación como Prisa (4,14%) y Vocento, a través de su gestor de inversiones Santander Asset Management, con un 3,977%, editora de ABC. También es destacable la presencia del banco extranjero HSBC, con un 9,108 de Prisa.
Por lo que respecta a los fondos de inversión, resultan más significativos en porcentajes y están en Mediaset, Atresmedia, Vocento y Prisa. El fondo Amber Capital es su accionista mayoritario con un control de casi el 30%. El fondo buitre BlackRock cuenta con un 4,876% de Mediaset, además de participar en otras empresas del IBEX 357, como el Banco de Santander (5,395%), BBVA (5,917%), Telefónica (4,999%) y ACS (3,173%) entre muchas otras.
Según su propia web, Prisa es el mayor grupo de medios de comunicación en castellano y portugués. En 2012, decidió convertir su deuda financiera en acciones para evitar la quiebra y en junio de ese año anunciaba la entrada de La Caixa, Banco de Santander y HSBC en su accionariado, al canjear los 334 millones de euros de deuda en bonos de la compañía. Después, se sumaría Telefónica, que se hizo con 100 millones de euros en acciones. El aterrizaje definitivo tuvo lugar el verano de 2014, cuando los tres bancos se hicieron con el 23% del accionariado. La ahora denominada CaixaBank diluyó sus acciones en febrero de 2018, cuando contaba con un 5% de acciones de la compañía. En la actualidad, «no tiene participación accionarial en ningún grupo mediático, medio de comunicación o empresa del ámbito de la información».
Otro destacado ejemplo del poder de la banca en los medios de comunicación lo encontramos en Planeta, socio mayoritario de Atresmedia, y vinculado al Banc de Sabadell. En 2003, José Manuel Lara Bosch8 se convirtió en presidente de Planeta y consejero del Banc de Sabadell.
Tras este desglose general, me gustaría cerrar este artículo hablando de la principal fuente de influencia que en las empresas en general —incluidas las entidades bancarias— y en las de comunicación en particular tiene la publicidad.
En el caso de nuestro país, el sector mediático fue siempre tan débil que se convirtió hace ya años en rehén de la inversión publicitaria de grandes compañías, aquí materializadas en el IBEX 35.
Quisiera relatar, al respecto, una anécdota ampliamente conocida entre los admiradores del excelente intelectual, escritor y periodista de investigación Gregorio Morán9. Durante casi tres décadas, escribió una columna en el periódico catalán conservador La Vanguardia llamado Sabatinas intempestivas, siendo Morán un hombre progresista por excelencia. Al cabo de ese tiempo y tras estar de baja a causa de una grave enfermedad, fue despedido mediante burofax por el periódico en cuestión sin más explicaciones. Durante esas más de dos decenas de artículos semanales, solo en dos ocasiones censuraron sus artículos e impidieron su salida. En el primer caso, al criticar la actuación del Estado de Israel en Palestina. La plana mayor del empresariado judío en España se presentó en el despacho del director y exigió que ese artículo no fuese publicado. En caso contrario, retirarían toda la publicidad. Es decir, que no solo imponían lo que se podía y no podía escribir, sino que, además, recibían los artículos antes de que fuesen publicados para llevar a cabo una censura previa. El segundo artículo prohibido fue información acerca de los «trapicheos» de la familia de Jordi Pujol, President de la Generalitat de Catalunya durante más de dos décadas.
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* Los datos recogidos en este artículo proceden del economista y profesor Antonio Marco.
2 Arcadi Oliveres (Barcelona, 1945 – Sant Cugat del Vallés, 2021) economista y profesor que presidió la Associació Justícia i Pau de Barcelona, organización que lucha por la promoción y defensa de los derechos humanos en todo el mundo. Autor de numerosos escritos sobre las relaciones norte-sur, el comercio internacional, la deuda externa y la economía de defensa. Participó en numerosas mesas redondas y conferencias para hablar de todos estos temas. También colaboró con diferentes movimientos sociales cristianos y escribió en sus publicaciones. Fue defensor del Decrecimiento.
3 Es una expresión que hace referencia a los medios de comunicación por ser un sector dotado de gran poder e influencia en los asuntos sociales y políticos de un país. Empezó a utilizarse en el siglo XIX por parte de los gobiernos y sus representantes y fue el cuarto porque competía en hegemonía con los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
4 Jeremy Bentham (Londres, 1748 – 1832) fue filósofo, jurista, economista, escritor y reformador social inglés considerado el padre del utilitarismo moderno. A destacar su magnífico libro Falacias políticas.
5 Jesús González Pazos (País Vasco) es licenciado en Antropología y Etnología. Especialista universitario en Derechos Humanos y postgrado en Movimientos Sociales de América Latina.
6 Comisión Nacional del Mercado de Valores.
7 Es el acrónimo de Iberia Índex, principal índice bursátil de referencia de la bolsa española elaborado por Bolsas y Mercados Españoles (BME). Está formado por las 35 empresas con más liquidez del país que cotizan en el Sistema de Interconexión Bursátil Español (SIBE) en las cuatro bolsas españolas (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia). Se trata de un índice ponderado por capitalización bursátil; es decir, no todas las empresas que lo forman tienen el mismo peso. Se puso en marcha el 14 de enero de 1992 y su mayor subida se produjo el 10 de mayo de 2010, debido a la aprobación del plan de rescate europeo después de la segunda peor semana del índice en su historia. La primera fue en octubre de 2008, a causa de la crisis financiera internacional. La mayor caída diaria del IBEX 35 se produjo en plena crisis de la pandemia por COVID-19, sobre todo el jueves 12 de marzo de 2020.
8 José Manuel Lara Bosch (Barcelona, 1946 – 2015) fue un empresario español hijo del empresario y editor José Manuel Lara Hernández, capitán de la Legión en Barcelona durante la Guerra de España y de Teresa Bosch Carbonell. Su padre creó el Grupo Planeta en 1949 y él ocupó su presidencia. Ocupó distintas responsabilidades dentro de dicho grupo, tanto en España como en Latinoamérica. Dicho grupo se creó a partir de la Editorial Planeta y hoy es el primer grupo español de comunicación que opera en España, Francia y Latinoamérica. De capital íntegramente familiar, concentra su actividad en el ámbito editorial, de la información, la formación y el entretenimiento audiovisual, y cuenta con más de 100 empresas entre propias y participadas. Es el primer grupo editorial en España y Latinoamérica, el segundo en Francia y uno de los principales líderes en Europa. Su principal inversión desde finales de los 1990 ha sido en medios de comunicación, hasta convertirse en uno de los grandes líderes españoles. Atresmedia Corporación está formada por Antena 3 TV, La Sexta, Onda Cero Radio, Europa FM y Melodía FM. También es accionista de los diarios La Razón y ADN. A partir de 2007, se convirtió en el propietario de la mayoría de acciones del primer grupo de comunicación colombiano, Casa Editorial El Tiempo, editor del diario líder en Colombia El Tiempo y del primer canal de televisión local de Bogotá, Citytv, entre otras muchas publicaciones.
Pepa Úbeda
Diego b. Escriva' says
Gran documento y triste trato de la libertad informativa de este país.
Gracias Pepa.