Desde finales de los años 80, de las laderas de la tacita de plata baja una quebradita roja de sangre ella, en medio de los carteles oficiales y la prensa del establecimiento (gentes de bien, también), que la anuncian como la más educada.
Medellín cuenta con vos, anuncia desde un helicóptero el mismo burgomaestre, que elegido como alcalde de la ciudad, decidió convertir en realidad su sueño infantil: ser sheriff del condado de paisalandia; a la par su secretario de seguridad duerme bajo custodia de la gendarmería del Estado por andar, según la fiscalía, en medio de combos, que controlan ahora, como hace treinta años, los multimillonarios negocios ilícitos con la anuencia de la misma burguesía lumpen, pero con jefes que tiene el acento de los malandros de las películas mejicanas.
Con el recuerdo tatuado en sus pieles, ya como abuelos, padres, hijas o nietos, y la inminencia de un calco sin piedad de la violencia de los 80, materializado en el recrudecimiento del tropel cruento en las comunas y el asesinato de dirigentes populares en la ciudad y departamento, miles de ciudadanías libres se convocaron en el Parque de los Deseos para gritar en colectivo que nos están matando, muy a pesar que un dilecto hijo de la prosapia paisa de Pereira, que funge como ministro de defensa, escupe sobre los muertos sin recato alguno -el que demandan las gentes de bien- que los asesinatos obedecen a líos de falda y otras ignominias, como dirían mis tías, que, parafraseando al poeta de la “raza” Jorge Robledo, si quiera se murieron, de viejas y sin memoria, como las gentes de bien de Antioquia la Grande.
La convocatoria hizo de la plaza un ágora inmensa. Desde las escalinatas semeja un pubis multicolor indignado y triste, altivo. Detrás de nosotros emerge un niño ofreciendo dulces a cien pesos, se adentra ingenuo y lento arrastrando sus pies a medio calzar y se abre paso por entre la vagina de la multitud como buscando abrigo, cubierto con camiseta esqueleto que se antoja inmensa para su cuerpito escuálido. En su espalda, sobre el esqueleto, se pavonea la figura del patrón dibujada en medio de un letrero de blanco cementerio que reza: Pablo Escobar.
Esteban Vélez
Foto tomada de: https://verdadabierta.com/lideres-y-lideresas-sociales-no-estan-solos/
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