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Luis II de Baviera, Donald Trump y una piscina

11 agosto, 2025 By Juan Carlos Monedero Leave a Comment

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Luis II de Baviera, que gobernó entre 1845 y 1886, fue apodado el Rey Loco, pero en realidad no estaba loco: sólo era un caprichoso con poder que puso en riesgo el futuro de Alemania.

El rey Ludwig se hizo célebre por su carácter excéntrico, , y sus enormes gastos en castillos de fantasía como Neuschwanstein, inspirados en leyendas germánicas y en la música de Richard Wagner, a quien admiraba y protegió económicamente. Pero sobre todo por su aislamiento político, justo cuando Bismarck estaba organizando la unificación alemana

Su conducta extravagante y sus deudas llevaron al gobierno bávaro a declararlo incapacitado en 1886. Murió poco después, en circunstancias misteriosas, ahogado en el lago de Starnberg junto a su médico, en una trama nunca aclarada donde todo apunta a que fue eliminado para evitar problemas mayores. El Estado profundo existe desde que existe el Estado.

La comparación de Ludwig con Donald Trump puede convertirse en un clásico, no porque Trump vaya a aparecer ahogado en su residencia en Mar-a-lago, en Palm Beach, cosa que tampoco hay que descartar, sino porque sus caprichos, su acercamiento y alejamientos de la política, su confusión entre su vida privada y su vida pública y sus salidas de tono las convierten en vidas paralelas.

Digo esto porque la relación de Trump con Venezuela se interpretaría más fácil leyendo las vísceras de un ganso que vuele al atardecer o leyendo los posos del café o reinterpretando a Nostradamus que con las reglas de la ciencia política.

Hace unos días EEUU intercambio a 252 venezolanos que habían sido secuestrados sin juicio en el CECOT, el Centro de Confinamiento del Terrorismo, de El Salvador, a cambio de diez delincuentes norteamericanos presos en Venezuela por haber cometido delitos, especialmente de espionaje y sabotaje. Entre ellos había un estadounidense de origen venezolano Dahud Hanid Ortiz, autor en 2016 de un triple asesinato en Madrid y buscado por la policía española.

Igualmente, la administración norteamericana concedió una licencia en julio a Chevron, que en verdad tiene algunos rasgos de licencia fantasma, en un juego de tira y afloja que viene del primer gobierno de Trump. Esta nueva licencia era una señal clara de aflojamiento de la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.

Pero al tiempo que el gobierno venezolano parece operar con mayor sincronía, en el caso norteamericano los vaivenes vuelven a dar señal de desconcierto. En el marco de esta nueva autorización llama la atención, por un lado, la articulación de PDVSA con el gobierno venezolano -a diferencia de otros momentos donde PDVSA parecía operar con independencia y al margen de la línea que marcara el gobierno- y, por otro, se expresa la pugna entre el secretario de Estado, Marco Rubio, que ha hecho su apuesta por Exxon Mobil en el Esequibo, siempre contra Venezuela, y Richard Grenell, el enviado de Donald Trump para misiones especiales, pero también con las necesidades objetivas del gobierno de Trump, que en su enfrentamiento con México, con Canadá, con Rusia y con Irán, necesita aflojar la presión contra Venezuela para no generar ausencia de crudo de inciertas consecuencias.

La cuestión es que después de esta relajación del ilegal cerco sobre Venezuela, ahora Trump se descuelga, a través de su fiscal general, Pam Bondi, diciendo que dobla a 50 millones de dólares la recompensa a quien de información sobre el presidente Maduro. La fiscal general, sin prueba alguna, como ha afirmado la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum o el presidente colombiano Gustavo Petro, decía que “durante más de una década, Maduro ha sido un líder del Cartel de los Soles, que es responsable del tráfico de drogas a Estados Unidos”.

Al tiempo que se renovaba el ataque contra Venezuela, Trump firmaba un decreto que autoriza al ejército norteamericano a intervenir en otros países para, supuestamente, luchar contra los cárteles de la droga. Uno supone que sería más fácil que frenase el consumo de droga dentro de su propio país, pero si no lo hace hay también que suponer que tanto una cosa como la otra, es decir, que tanto el consumo de drogas, como el fentanilo, dentro de los EEUU, como la intervención en otros países, forma parte de los mismos intereses de las élites que gobiernan los EEUU.

Como el rey Ludwig, Trump hace constantemente una cosa y la contraria. Pone aranceles y los quita, sanciona a países a los que acusa de terrorismo y relaja las sanciones, declara sobre Gaza una cosa y la opuesta, dice que se ha solucionado la guerra en Ucrania y al día siguiente lo niega, hace afirmaciones sobre la Reserva Federal y el presidente de la Reserva Federal le desmiente en la misma rueda de prensa, amenaza con nuevas represalias a países que son soberanos y luego no puede ejecutarlas, acusa a los integristas sirios de ser unos asesinos y luego celebra que el jefe de esos asesinos sea el nuevo presidente del país, apoya a Zelenski y ridiculiza a Zeleski, se declara amigo de Putin y amenaza con las siete plagas a Putin, insulta a Xi Jinping, le sube los aranceles y luego da marcha atrás y dice que es un gran estadista. ¿Terminará Trump flotando una piscina?

Lo cierto es que igual que el rey Ludwig convocaba a la risa con sus delirios, Trump tiene un lado cómico que hace aún más incompresible que pueda dirigir el país más poderosos del mundo. No es extraño que le sigan los Bolsonaro, los Milei, los Salinas Pliego, los Kast, los Abascal y toda la tropa sorprendente de la extrema derecha.

Y con ese ánimo, no quiero dejar de suministrar algunos datos que pueden resultar de interés para el presidente norteamericano. Es verdad que no soy una persona especialmente interesada en el dinero, pero 50 millones de dólares tampoco es una cantidad a despreciar que podremos utilizar en buenas causas. Por eso quiero suministrar alguna información relevante para la captura del presidente Maduro:

-es alto y tiene bigote.

-vive en Caracas, y suele merodear la zona del palacio de Miraflores, por lo que podría inferirse que vive cerca.

-Un ciudadano norteamericano, de nombre Grenell, al parecer le ha visitado por esa zona de Caracas, de manera que igual tiene alguna información sobre el buscado Maduro.

-se le ve al interfecto Maduro con frecuencia con una ciudadana llamada Cilia Flores, con la que es probable que tenga alguna relación, lo que convendría investigar.

-a veces conduce él mismo un auto familiar y, al parecer, en el pasado condujo un autobús, lo que puede dar igualmente pistas del sujeto.

-le votaron más de 6 millones de personas en las elecciones presidenciales, de manera que presumo que alguno de esos votantes, algo debe de saber. Eso puede ayudar a su reconocimiento.

-Entre su círculo de allegados está una tal Delcy Rodríguez y un tal Jorge Rodríguez. Es probable, por la coincidencia en los apellidos, que puedan tener algún vínculo entre ellos. El citado Jorge Rodríguez firma en X como jorgepsuv, por lo que quizá tenga también alguna relación con la formación política PSUV, aunque esto no puede afirmarse con total seguridad.

-También se le ha visto con el conocido como Diosdado Cabello, que en su cuenta de X firma como dcabellor. La r pueda dar pistas sobre cosas escondidas que aumenten el prontuario delincuencial de los buscados.

-Maduro suele hacer podcast y programas, lo que nos llevaría a sospechar que está activo en las redes sociales. Habría que comprobarlo.

-es amigo igualmente de un tal Hugo Chávez, que vive por la zona del cuartel de la montaña. Habría que vigilar la zona porque es probable que vaya a visitarle y puede ser una buena ocasión para su captura.

Mis 50 millones ganados pueden mandarlos a Gaza para que no se mueran más niños de hambre. Tengan una buena jornada, Ludwig, Trump y los amables y perplejos oyentes.

Juan Carlos Monedero

Foto tomada de: El País

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