El tema es que las cifras muestran un comportamiento pasado, pero también son el reflejo de las expectativas de futuro, de un futuro próximo como siempre lo es en economía, donde el largo plazo es solo una ilusión teórica. Estos signos, estas realidades, vistas en conjunto, podrían ser, en parte, las siguientes:
La tasa de desempleo en enero se elevó de manera inusual en la última década. Si bien enero nunca ha sido un período dinámico, lo cierto es que esto viene de la mano de varios elementos, fundamentalmente la aplicación de la ley de financiamiento que abre las expectativas frente a cómo impactará la Ley sobre el consumo (demanda) pero también sobre el propio comportamiento de las empresas (oferta). Por ahora, la subida en el desempleo da muestras de las expectativas negativas desde las empresas, que prefieren dar un margen de espera para dejar que la economía vaya mostrando los impactos que la Ley generará.
Otro elemento que entra en el análisis es el efecto de la fuerza de trabajo venezolana que está no solo de manera legal, estos quedan de alguna manera registrados en estadísticas del mercado laboral, sino los que participan de empleos que antes eran ejercidos por colombianos de manera formal y hoy son ocupados de manera informal, a menores costos, pero sin seguridad social, puestos de trabajo por fuera a cualquier garantía de ley. Este efecto desplazamiento, por un aumento en la oferta de trabajo, va conduciendo primero a elevar las tasas de desempleo y posteriormente lo hará con la informalidad. Dos elementos a tener en cuenta para el desenvolvimiento de la economía en los meses venideros.
El déficit en la cuenta corriente, que no es otra cosa que el balance de las entradas y salidas de divisas, por pagos o ingresos por comercio exterior, remuneración al trabajo o al capital, como las actividades de mayor relevancia, continúa subiendo, un déficit que, de acuerdo con el Gerente del Banco de la República, se estima que pasará de los límites esperados por las autoridades económicas. Las razones fundamentales de este déficit se explican en el incremento de las importaciones, así como en el aumento de la salida de utilidades de las empresas extranjeras en Colombia. Los fenómenos, en especial este último, vienen siendo tan preocupantes que los propios analistas afectos al Gobierno están lanzando señales de emergencia porque han detectado las alertas de los inversionistas sobre el futuro de la economía colombiana. Expectativas a las que se suman los políticos y diplomáticos. Es decir, en materia exterior, la confianza inversionista está decayendo y afectará aún más las condiciones externas del país. Máxime en un escenario internacional de bajas expectativas y en particular de espera de un deterioro de las condiciones económicas de las grandes potencias mundiales.
La disciplina fiscal, la llamada regla, ha sido la carta de presentación del Gobierno ante las agencias internacionales. La reforma tributaria tuvo en esto uno de los sustentos principales. Hoy ya se propone flexibilizar la regla para permitir, entre otras cosas, atender la diáspora venezolana, al menos esto es lo que se viene utilizando para legitimar el aumento del déficit fiscal. Esto no solo pone en peligro la estabilidad macroeconómica, sino que pone en alerta a los inversionistas internaciones, que ven en el déficit de cuenta corriente más el déficit fiscal un riesgo latente en Colombia, que no ha sido capaz de realizar la reforma tributaria estructural que desde años atrás ha debido hacer. Estos fenómenos necesariamente llevarán a una disminución de las calificaciones financieras y un aumento del riesgo sobre las transacciones financieras del país, encareciendo la deuda externa.
En conjunto, estos desequilibrios, los llamados déficit gemelos, han presionado el tipo de cambio, manteniendo la TRM promedio en $3.135 pesos en lo que va corrido del año. No hay ninguna razón para que la TRM baje, por el contrario, debería esperarse que los agentes económicos al estar demandando más dólares la TRM no solo se mantenga en los niveles que ha traído en todo el año, sino que se ubique por encima del promedio evidenciado hasta ahora, aspecto que ya empieza a ser un problema para importadores y para los productores nacionales dependientes de insumos y tecnologías foráneas.
Las expectativas negativas se acrecientan ante la torpeza manifiesta del Gobierno en el trámite de las distintas iniciativas que ha tenido. Prueba de ello es la Ley de financiamiento, que terminó siendo una cosa muy distinta a las pretensiones del Gobierno y parece que está pasando exactamente igual con el trámite del Plan de Desarrollo. El Gobierno, con su partido, siguen planteándose desde una gran soberbia que los lleva a vivir en un país diferente al que realmente es. El Gobierno nacional está paralizado, los diferentes ministerios son islas, y cada uno de ellos responde a intereses individuales de diferente peso dentro del partido. Si el mundo de la política pasara sin afectar la economía, podría decirse incluso que todo esto tiene tonos de divertimentos. Pero desafortunadamente no es así, el país político cada vez prima más sobre el mundo de la economía, lo afecta o lo vivifica, en este caso está contribuyendo a expectativas no necesariamente favorables de los agentes que ya se están empezando a cansar las diatribas gubernamentales.
Con el Plan de desarrollo el Gobierno espera hacerle el quite a proyectos legislativos que ya debió aplazar como lo son las pensiones y una reforma laboral que lleve al salario por horas. Pues en estos momentos, y de juzgar por los pocos consensos que se están logrando, las dificultades legislativas se acrecientan y las necesarias reformas se seguirán aplazando, poniendo aún más en vilo la capacidad del Gobierno ante los ojos de nacionales y extranjeros de realizar las reformas a través de mayorías en el Congreso, las que obviamente no se han visto.
Las apuestas internacionales del Presidente Duque han estado concentradas en Venezuela, y a través de las presiones a este país. Se ha venido configurando primero el grupo de Lima y ahora Prosur, la alternativa desde las derechas del Continente al proyecto de Unasur, a la que se le han atribuido más “honores” de los que tenía, ya que solo fue una apuesta de unir a los acuerdos grandes en Suramérica, como son la CAN y el Mercosur, en momentos históricos donde gobiernos de centro y de izquierda gobernaron en la Región, pero que tampoco fueron capaces de llegar a hechos concretos. Este fracaso, que ya se esperaba desde el poco ímpetu desde los distintos países, así como con la propuesta de la Alianza del Pacífico que abrió un nuevo frente más de integración, siguió el difícil sendero o mejor la imposible integración latinoamericana.
Mientras esto sucede las derechas, que han venido asumiendo el control de la región ya se comienzan a resquebrajar, Argentina ahonda en su crisis, Brasil se destaca por su bajo crecimiento, al igual que Ecuador; Chile y Colombia mantienen un aceptable crecimiento, pero también son ciertas las denuncias que el propio premio nobel de economía Paul Romer realizó sobre la ayuda permanente a través de buenas estadísticas y reportes favorables que desde el Banco Mundial se hace a Chile y al presidente Piñera. Prosur nació entonces sin mayores augurios. La apuesta por Guaidó ya se ha ido desdibujando, mientras desde los medios internacionales se muestra al presidente colombiano con solo el norte de volver trisas a los acuerdos de paz y a la JEP, aspectos que necesariamente incrementarán las calificaciones de Riesgo país.
Ante el embate político que el Centro Democrático ha dado a los demás partidos en el Congreso, incluso a los movimientos sociales, una estrategia desafortunada en tanto desconocimiento y descalificación de todo lo que no son ellos y su entorno, los riesgos latentes de una protesta social generalizada y permanente se ciernen sobre el país. En las últimas dos semanas, después de un aliento desde el Gobierno Duque para que la protesta y la irrupción sobre Venezuela debilite al Gobierno de Maduro, la posición en el ámbito interno es exactamente la contraria.
Con un discurso benévolo y conciliador, el país ya ha identificado las estrategias de doble discurso de Duque. Es el juego de la política e insisto que a un sector del país le encanta, mientras se muestra dócil, conciliador, y hasta amoroso, su actuar es completamente contrario. De allí su éxito. La minga indígena entonces ha debido soportar no solo la negación de tener una reunión con el presidente, sino el enfrentamiento directo con la fuerza pública. Los indígenas Emberá ya se sumaron desde otro sitio (Quibdó-Medellín). Los maestros también estuvieron dos días en protestas y los estudiantes no solo han empezado a apoyar la Minga, sino que tienen también su propia agenda de protestas. La CUT avanza en una amplia agenda concertada con otros movimientos, que incluso los llevó ya a presentar un pliego unificado estatal. Ya se está convocando a un paro nacional para el 25 de abril.
El país de la concertación del post acuerdo incluso ajustado, se viene desvaneciendo en discursos que cada vez quedan más en evidencia. Las apuestas del Gobierno están distantes de la paz, la equidad y un país sin odios. El pronunciamiento sobre la JEP, las objeciones, a una decisión ya avalada desde la Corte Constitucional, generó reacciones en contra no solo de nacionales sino de amplios sectores políticos y económicos internacionales. Aunque no todas las cartas están jugadas, el panorama para los próximos seis meses no es sencillo, se avecinan unas elecciones y el ambiente se va a caldear aún más. La economía con suerte se mantendrá como es usual en este país a tasas de escaso crecimiento. Incluso y es lo más probable para mí que todos estos elementos juntos produzcan la misma reacción que han venido presentando en Argentina y la desaceleración económica en Colombia, con evidentes signos de crisis, sea la característica en lo que resta del año, con todas las implicaciones sociales y políticas que esto representa.
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Jaime Alberto Rendón Acevedo: Universidad de La Salle
Foto obtenida de: conexionmas.com
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