Fuente: DANE – GEIH
El ligero aumento en la tasa global de participación indica que más personas en edad de trabajar se están integrando al mundo laboral. Además, la proporción de ocupados dentro de la fuerza de trabajo ha crecido, y la tasa de desempleo ha disminuido del 10.3% en junio de 2024 al 8.6% en junio de 2025. Aunque estas tendencias son positivas, la informalidad laboral ha sufrido un leve deterioro en el último trimestre de este año reportado por el DANE, en comparación con el mismo trimestre de referencia del año anterior.
Fuente: DANE – GEIH
Este incremento, aunque leve, consolida un modelo laboral frágil, donde predominan empleos sin contratos estables, bajos salarios y nula protección social. Sectores como el turismo, el comercio y la ruralidad suelen estar asociados a esta informalidad.
Crecimiento del empleo en sectores “no productivos”
A pesar de la mejora en los indicadores laborales, la precariedad laboral persiste. La siguiente tabla, que compara los trimestres de abril a junio de 2024 y 2025, muestra que los sectores con mayor generación de empleo se ubican en el sector no productivo: Administración pública, educación y salud, con 176 mil empleos, y Comercio y reparación de vehículos, con 121 mil. Por su parte, el sector manufacturero ha experimentado un repunte tras tres años de contracción, generando 102 mil empleos, la mayoría de ellos en el sector de confecciones, que tiene un peso importante en las manufacturas de Antioquia.
Los sectores que más empleo generan en Colombia suelen ser intensivos en mano de obra, pero se caracterizan por su baja productividad y el predominio de bajos salarios, como es el caso del comercio, donde la informalidad laboral es prevalente. Esta situación limita su impacto en la mejora de la calidad de vida de los trabajadores. Por otro lado, aunque el empleo en la administración pública ofrece cierta estabilidad, su sostenibilidad depende del gasto estatal, haciéndolo vulnerable ante las actuales dificultades fiscales del gobierno. Finalmente, el turismo—especialmente en alojamiento y servicios de comida—crea empleos mayormente temporales y precarios, con altos riesgos de desestabilización ante coyunturas económicas adversas o cambios políticos, lo que refleja la fragilidad estructural de la ocupación laboral en el país.
Colapso demográfico: bien para el empleo, mal para la seguridad social
En el cuadro que sigue se muestra la tendencia en el crecimiento de la población y de las variables laborales de los años 2021 al 2025.
Los indicadores laborales en Colombia entre 2021 y 2025 muestran una mejora, pero esta tendencia esconde un problema estructural: el colapso demográfico que enfrenta el país. La población total ha reducido su crecimiento año tras año, pasando del 1.21% en el período julio 2021-junio 2022 a apenas 1.01% en 2024-2025, mientras que la población en edad de trabajar (PET) también ha desacelerado su ritmo, ubicándose en 1.42% en el último año medido. Este fenómeno ha impactado directamente la fuerza laboral, cuyo crecimiento se ha desplomado de 3.71% a 1.57% en el mismo lapso, evidenciando una contracción progresiva en la disponibilidad de trabajadores.
Aunque la población ocupada mostró un repunte inicial importante (8.37% en 2021-2022), su ritmo de crecimiento se ha desacelerado drásticamente, alcanzando solo 2.52% en 2024-2025. Por otro lado, la población desocupada registró fuertes caídas en los primeros años (-20.97% en 2021-2022), pero esta tendencia se ha moderado significativamente, e incluso mostró un cuasi estancamiento en 2023-2024 cuando tuvo un bajo decrecimiento. La población fuera de la fuerza de trabajo, antes denominada población inactiva, ha crecido en los dos últimos años, registrando aumentos del 1.08% y 1.15% para los periodos de julio a junio, respectivamente. Este fenómeno podría estar relacionado con el aumento del desaliento laboral, una forma de subregistro de la fuerza laboral desempleada. Estos datos reflejan que la generación de empleo no solo es insuficiente, sino que además pierde dinamismo, agravado por una alarmante tasa de informalidad laboral que se mantiene alrededor del 56%, lo que demuestra la baja calidad de los puestos de trabajo creados.
La reducción del desempleo no es consecuencia de una economía dinámica, sino del envejecimiento poblacional y la disminución de la fuerza laboral. Este escenario representa una grave amenaza para el sistema de seguridad social, particularmente para el régimen de pensiones de Colpensiones, que depende de la solidaridad intergeneracional. Al reducirse la fuerza de trabajo cotizante, se compromete la sostenibilidad del sistema ante el incremento de adultos mayores pensionados y de los ancianos sin pensión que van a depender de las transferencias monetarias del presupuesto público. De igual forma, el sistema de salud enfrentará una presión creciente por el aumento en la demanda de servicios asociados al envejecimiento, mientras que los aportes disminuirán por la contracción laboral. En síntesis, los indicadores no reflejan una mejora genuina de la estructura laboral, sino los efectos de una bomba de tiempo demográfica. Sin políticas urgentes, esta situación profundizará la crisis social y fiscal del país debido a la incapacidad de la economía para generar empleo formal y sostenible.
El colapso demográfico también representará un obstáculo para un auténtico proceso de industrialización que busque transitar desde etapas protoindustriales hacia la fabricación de bienes de consumo y, posteriormente, a la producción de máquinas-herramientas altamente sofisticadas. Esto se debe a que el desarrollo tecnológico implica una mayor división del trabajo, un desafío que hoy enfrenta la República Popular China, donde el envejecimiento poblacional y la reducción de la fuerza laboral amenazan la escalabilidad de su modelo industrial[ii].
Ideas para una Política Industrial en Colombia
Una verdadera industrialización en Colombia debe partir de la creación de un mercado interno unificado y masivo, ya que la tecnología solo es rentable cuando existe demanda suficiente para absorber la producción en masa. Sin un mercado consolidado, la inversión en productividad se traduce en pérdidas, no en ganancias. Para ello, el Estado debe jugar un rol activo en la construcción de este mercado, garantizando estabilidad política, paz social y desarrollo económico, tres pilares fundamentales. Este proceso debe ser secuencial, comenzando con mercados protoindustriales (como en las economías rurales) que luego escalen hacia industrias ligeras y, finalmente, pesadas, siguiendo el modelo de desarrollo de los países avanzados, y la experiencia de la República Popular China.
La infraestructura es clave: ferrocarriles, puertos, carreteras y vías fluviales no solo reducen costos logísticos, sino que dinamizan industrias proveedoras (cemento, acero, maquinaria). Paralelamente, se requiere energía barata y eficiente, donde la energía nuclear emerge como la opción más viable por su alta densidad energética y bajo impacto ambiental. Además, una reforma financiera que priorice el crédito de fomento industrial es indispensable, junto con políticas de aumento salarial para impulsar la demanda interna. Esto último exige educación y salud públicas gratuitas, que eleven la capacidad productiva y el bienestar de la población. Solo así se logrará un círculo virtuoso: mayor productividad, mercados robustos y una industria sostenible, desde la protoindustrialización hasta la manufactura avanzada.
Solo de esta manera será posible reorientar el modelo de desarrollo para recuperar el optimismo de los jóvenes, impulsar un crecimiento demográfico fundamental para la economía y la seguridad social, y, por supuesto, fomentar el trabajo decente.
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[i] https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/empleo-y-desempleo
[ii] La política del “hijo único” de China, implementada desde 1979 hasta 2015, ha tenido un impacto significativo y duradero en su economía. La medida fue diseñada para controlar el crecimiento demográfico, pero ha generado consecuencias negativas como un desequilibrio de género y, notablemente, una disminución de la fuerza laboral. Actualmente, China enfrenta una escasez de mano de obra, a pesar de la alta robotización, en un momento en que su economía industrial sigue avanzando. Para contrarrestar esta tendencia, el gobierno ahora promueve activamente que las familias tengan más hijos a través de programas de apoyo en:
- Vivienda: Subsidios y facilidades para la compra de viviendas a familias con más de un hijo.
- Educación: Apoyo para cubrir los costos educativos desde la primera infancia hasta la universidad.
- Empleo: Políticas que facilitan la conciliación entre la vida laboral y familiar, como licencias de maternidad y paternidad extendidas y horarios flexibles.
- Otros servicios: Asistencia en la atención médica y otros servicios sociales para familias numerosas.
Estas medidas buscan mitigar el impacto económico y social de la baja natalidad, asegurando la sostenibilidad de su fuerza productiva y de su sistema de seguridad social a largo plazo. A diferencia de lo que ocurre en nuestro país, China reconoce la existencia de un problema y lo está enfrentando.
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: France 24
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