En cualquier caso, esta es la enésima prueba de que la <<guerra contra el narcotráfico>>, hoy convertida en terrorífica <<guerra contra el narcoterrorismo>>, no tiene ni ha tenido nunca como objetivo poner fin al consumo de marihuana, cocaína, heroína, crack, fentanilo etcétera, etcétera. Su verdadero objetivo es aislar, perseguir y condenar a los adversarios políticos del Imperio Americano. Ya lo dijo John Ehrlichman, asesor de asuntos internos de Richard Nixon, el presidente estadounidense que en 1971 declaró esta maldita guerra. << Como no podíamos perseguir abiertamente ni a los pacifistas ni a los militantes negros, convertimos el consumo de estupefacientes en un delito y los acusamos de cometerlo>>. Hoy Trump no puede promover la <<decapitación del régimen venezolano>> exponiendo su verdadero motivo: la recuperación del control de las reservas de petróleo de Venezuela, las más grandes del mundo. Por lo que ha decidido acusarlo de ser un capo mafioso, la cabeza visible del cartel de los soles, quien, en complicidad con los carteles mexicanos, es el principal responsable del envío de cocaína a Estados Unidos. Pero como no puede exponer los verdaderos motivos políticos que han llevado a su administración a atacar el presidente Gustavo Petro, lo acusa de << complicidad con la narco dictadura venezolana>>.
Llegados a este punto cabe la pregunta por los motivos políticos que mueven a Trump a emprender una campaña de acoso y derribo del presidente Petro. Pienso que son estos. En primer lugar, la decisión de Petro de romper relaciones diplomáticas con Israel y de participar en el grupo de países que apoyan en La Haya la demanda presentada ante la Corte Penal Internacional por Suráfrica, en contra de Benjamín Netanyahu y de dos de sus ex ministros, por comisión de <<crímenes de guerra>> y prácticas <<genocidas>>. Decisiones políticas a las que sumó la orden dada a la Armada nacional de detener e incautar cualquier barco cargado de carbón que salga de la Guajira con destino a Israel. Demasiado para un presidente como Donald Trump, cuya fidelidad a Israel no tiene parangón entre los presidentes estadounidenses de las últimas décadas. Tan es así, que Israel decidió rebautizar los Altos del Golán, territorio sirio ocupado por Israel, con el nombre Altos Trump. Una fidelidad bien correspondida: Miriam Adelson, la viuda y heredera de la cadena de casinos montados por Sheldon Adelson, donó 100 millones de dólares a la campaña electoral que llevó a Trump por segunda vez a la Casa Blanca. Antes de morir, su marido fue destacado donante de la anterior campaña presidencial de Trump.
El segundo motivo de descontento de Trump con el gobierno de Petro es su acercamiento a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, popularmente conocida como La nueva ruta de la seda. Prácticamente desde el primer día en el cargo, Trump dejó clara su decisión de << expulsar>> a China de los mercados latinoamericanos, por lo que no le ha gustado lo más mínimo la decisión del presidente Petro de empezar a trabajar con la Franja y la ruta y de incorporarse al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, presidido por la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff.
El tercer motivo por el cual Trump arremete contra Petro es Venezuela. Ya todos estamos informados de la secuencia de decisiones tomadas por Trump contra el gobierno del presidente Maduro. Los 50 millones dólares por toda información que conduzca a la captura de quien acusan de ser la cabeza del fantasmático cartel de los cuatros soles. El envío de una flota de destructores y un submarino nuclear <<a las aguas del Caribe sur>> y el bombardeo real o imaginario de una lancha cargada de << droga>> con destino a Estados Unidos. Prueba << irrefutable>> de la existencia del inexistente cartel de los cuatro soles.
Son numerosos los analistas militares que han afirmado que los 4.500 marines que estarían embarcados en la flotilla que navega en la vecindad de las costas venezolanas, son claramente insuficientes para realizar con éxito un desembarco en el país. Para la invasión y la ocupación de Iraq, Estados Unidos desplegó 150.000 marines. Lo que sí pueden hacer esa flotilla y esos marines es una operación de <<decapitación del régimen>>, como las hechas hace poco en Irán y en Yemen. Pero si se llevara a cabo y si además tuviera éxito, lo que sobrevendría sería una guerra civil, en la que sería muy útil para los intereses de Estados Unidos que intervinieran a su favor las fuerzas armadas colombianas. Ya lo dijo el general estadounidense Patton: << No se puede ganar una maldita guerra si otros no la libran por nosotros>>. Si no le creen, pregunten a los ucranianos.
En esta perspectiva, no encaja el presidente Petro. En primer lugar, porque reabrió la frontera común, que cerró el entonces presidente Iván Duque, con pérdidas para las empresas colombianas estimadas en 2.500 millones de dólares mensuales. Y no contento con eso creó una zona de intercambio económico que involucra a los departamentos y los estados fronterizos de los dos países. Y, por último, pero no por último menos importante: Petro declaró con todas las letras que no iba a permitir << bajo ningún motivo>> que se atacara a Venezuela desde Colombia.
No sorprende por lo tanto que Caracol haya titulado así una entrevista a Juan Carlos Pinzón, ex ministro de relaciones exteriores de Álvaro Uribe: << El narco régimen de Maduro es el mayor aliado de Petro>>. Como tampoco sorprende que el senado haya aprobado en primera instancia la propuesta de << declarar al cartel de los soles como una organización terrorista y criminal>>. Vicky Dávila por su parte promete que si llega a la presidencia <<restaurará las relaciones con Israel>> y pondrá en marcha <<un Plan Colombia. 2.0>>.
Lo dicho: el verdadero objetivo de la funesta <<guerra contra el narcoterrorismo>> son los líderes políticos que defienden los intereses legítimos de sus países y no los de Washington
Carlos Jiménez
Foto tomada de: Cambio Colombia
Deja un comentario