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Intelectuales, Tecnocracia y Democracia Parte VII

8 septiembre, 2025 By Miguel Ángel Herrera Zgaib Leave a Comment

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En la forja de la nueva forma intelectual

Universidad Nacional y Reformas.

“…A los economistas nos corresponde comprender cuál es nuestra responsabilidad para acelerar la ruta del crecimiento económico y asegurar que sus beneficios se distribuyan de manera que cierren brechas inexplicables y permitan avanzar hacia la paz.” Cecilia López Montaño, El quiebre de la tecnocracia en el país. ET 25/8/25, p. 1.14.

“La reforma tributaria que acaba de presentar el Gobierno tiene tres características. Primero, como las anteriores, deja de lado los impuestos territoriales…no es integral. Se queda coja. Segundo, es desesperada y no logra transmitir una opción clara a favor de la progresividad. Y, tercero, se presenta en un momento de intenso debate electoral, así que en el Congreso no será aprobada.” Jorge Iván González, Una tributaria coja, en: LR, 5/9/25, p. 31.

Gustavo Petro, el intelectual plebeyo y provinciano por origen, quebró de nuevo el predominio de la intelligentsia tradicional al ganar el solio de Bolívar. No provino como economista de la Universidad de los Andes, y tampoco de la Universidad Nacional, aún emblema de la educación pública superior.

Para el gobierno de una fuerza neoprogresista, la Universidad Nacional ha sido una despensa de cuadros intermedios en los tres años corridos; en áreas neurálgicas de la reforma social que se proponen para darle realidad a los contenidos del artículo 13 de la Constitución de 1991.

Sin embargo, esta institución, heraldo de las reformas desde los comienzos de la segunda república liberal, 1930-1946, se encuentra pasmada en esa materia y en el ojo de la tormenta ahora.[1]

Ahora bien, en cuanto institución de educación pública, la Universidad Nacional sigue desatendida y huérfana desde el primer año del gobierno del cambio que no la interpeló, sino hasta cuando llegó el momento de designar nuevo rector. Afectada, mientras tanto, por la precariedad de sus finanzas,[2] los pocos recursos a disposición y la lentitud de MinCiencias, la escasa renovación de sus programas y efectividad regional.

Sin embargo, como institución autónoma con sus limitaciones, lo más grave es la ausencia en la Nacional de una intelectualidad de vanguardia que, en particular, desde las nueve sedes anime de modo sostenido la descentralización en conjunción con la prometida reforma intelectual y moral que en vastas regiones truncó la sangrienta hecatombe de la Violencia, y luego la larvada política pública de guerra, el corazón de la fementida “seguridad democrática”.

Esta es la mayor debilidad del proyecto democrático que ahogado en sangre, desplazamientos y desapariciones vuelve a reverdecer en el siglo XXI. Aunque sigue a la espera de un impulso creador, transformador de base después de la primera mitad del siglo XX,[3] sujetas las mayorías subalternas en forma directa a los estragos de la guerra social.[4]

De la segunda parte del siglo XX es ilustrativo lo que Jorge Gaitán Durán,[5], escribió en primera persona: “…sin ser un optimista irreflexivo, antes bien, indicándole muchos de los yerros y aún de sus vacilaciones, considera, que la burguesía colombiana, que para él tiende a ser burguesía nacional o nacionalista, repetirá la historia de antaño, con un nuevo aditamento al servir de punta de lanza contra el imperialismo, para usar su propio giro.”[6]

Lo escrito por Gaitán Durán en su Opúsculo La revolución invisible de 100 páginas, los hechos lo contrariaron casi in toto en las siguientes décadas. Aquella burguesía que exhortaba como progresista, nacionalista y antiimperialista frustró las expectativas que estuvo animando al lado de Gaitán hasta el magnicidio, y, luego, del exilio europeo transido por la nostalgia de la descomunal tragedia que deformó la modernización ampliando las desigualdades de Colombia.

En todo caso, para 1959, él mismo como liberal socializante, advertía: “En fin, no falta quien, en posición aparentemente progresista, pero en verdad extremista, y por tanto reaccionaria, crea que una mecánica implacable nos tiene a un paso de una solución de tipo socialista. Gaitán Durán, sobre esta última posición, tiene la ventaja del realismo político.”[7]Eso sí, los dos Gaitanes estuvieron siempre entusiasmados con las ideas socialistas, sin atreverse a ir más allá. Seguían aprisionados por el credo de la República liberal restaurada por Alfonso López Pumarejo, que incluso atrae al presidente en funciones.

Pasado más de medio siglo, en la nueva ondata progresista que baña a América Latina, y que al fin logra expresarse en materia electoral y de gobierno, en el primer cuarto del presente siglo, tiene en la Universidad Nacional, luego de casi medio siglo de frustrado aggionarmento modernizante.

De hecho, resultó ser un banco de prueba para el neoprogresismo en materia educativa, materia en la que trastabilló e improvisó hasta el punto de haber nombrado como primer ministro de educación a un neoliberal redomado, Alejandro Gaviria, cuyo crédito era ser rector de la Universidad de los Andes, para reemplazarlo con una ministra inexperta entrampada por el juego de la designación rectoral que pudo cortar de plano.

Al enfrentar la bancarrota de la tecnocracia,[8] acostumbrada al transformismo, y la crisis de su forma de gobierno, por estar ayuno de democracia, y objeto del cuestionamiento interno, en primer lugar, del sistema de designación del rector, y la casamata del CSU que se modificó de modo autoritario por decreto de Misael Pastrana, el último presidente del Frente Nacional, quien aplastó el cogobierno incluyendo la vigilancia castrense impuesta a la comunidad universitaria.[9]

La antesala fue la consulta no vinculante que ganó, y que el CSU desestimaba por enésima.[10] También incluyó como novedad la exclusión de facto de un candidato, Moisés Cetré, protestado por estudiantes y feministas, denunciado como acosador, [11]  durante el primer debate público en el auditorio de Medicina en Bogotá.

Un botón de Democracia

“Dos puntos son claves. El primero que el Consejo de Estado considera que su nombramiento fue legal, y El segundo que no hay restablecimiento del derecho, es decir, que el rector Peña no va a ser posesionado como rector de la U. Nacional. Reiteramos que vamos a respetar y cumplir todas las sentencias y fallos del Consejo de Estado.” Leopoldo Múnera, Rector en funciones de la U. Nacional. Noticiero Somos Unal.

“El gobierno nacional no va a permitir que el profesor Ismael Peña vuelva porque están altamente idelogizados.” Diego Alejandro Torres, representante profesoral en el CSU de la U. Nacional. En: La FM. Entrevista 7/9/25, 11.22 am.

El actual proceso de designación de rector en la principal universidad pública del país, es en todo caso, un proceso tortuoso, y menos democrático, impregnado hasta los tuétanos de la llamada democracia representativa, donde la representación se engulle a la democracia.

Es un proceso errático por momentos, que luego de tres meses de paro conduce, en paralelo, desemboca sin consulta democrática previa a toda la comunidad de la Nacho, en la propuesta de una Constituyente. La consulta fue reemplazada por una asamblea inaugural plebiscitaria con asistencia cercana a las dos mil personas, en su gran mayoría estudiantes de la sede Bogotá.[12]

Allí, la voz del principal interpelado, el rector actual, moduló la exigencia de una Constituyente que él optó por definir como proceso constituyente, para no omitir los controles de legalidad que, entre otras, en últimas conducen a que, en apariencia, la autonomía universitaria esté condicionada a la firma de quien sea ministro de educación en funciones, esto es, el poder instituyente de la comunidad universitaria sujeto al poder constituido de la Ley de Educación de 1992.

Ahora bien, en materia de gobierno universitario, el reciente fallo del Consejo de Estado, deja a dos rectores, José Ismael Peña y Leopoldo Múnera, con el dilema para la comunidad universitaria de quién gobernará en definitiva a la Universidad Nacional.[13] En el entretanto avanza el proceso constituyente impulsado por trabajadores, estudiantes y profesores organizados, con el apoyo institucional, y el desarrollo de deliberaciones poco concurridas en Bogotá y las diferentes sedes.

Volviendo a la sentencia, el rector Múnera, entrevistado por Camilo Andrés Peña, editor de la sección Vida de El Tiempo, afirma “En este momento yo soy el rector de la Universidad Nacional, fui nombrado y esa designación tiene una presunción de legalidad. El profesor Peña no puede posesionarse porque yo ya estoy en el cargo, y además en este proceso de nulidad electoral no hay restablecimiento del derecho.”[14]

Su adversario, el ingeniero José Ismael Peña y sus apoderados presentaron una demanda de nulidad de la decisión del CSU que nombró a Múnera. Una instancia que cambió su composición, porque la otra mayoría se desarticuló, por cumplimiento de términos y renuncias. El nuevo argumentó que el nombramiento de Peña era inválido por la ministra Aurora Vergara nunca firma el acta del nombramiento, protestando el contenido de la misma.

El CSU reanudó el proceso de designación, citó a los cinco finalistas, Múnera consiguió la mayoría; así los consejeros corrigieron la alegada irregularidad. El nuevo rector ejerce sus funciones desde entonces. Luego, el Consejo de Estado desvirtuó que la elección de Peña el 18 de mayo de 2024, no fuera legal.[15] Y aclaró que nada puede hacer sobre el restablecimiento de su derecho. Tendrá que hacerlo el mismo CSU.

Tal es la situación de gobernabilidad, que no gobernanza que ahora se confunde a todos los niveles de la administración y el gobierno del presidente para abajo.[16] Aquella aqueja al principal laboratorio formativo de la intelectualidad nacional, solamente accesible para los colombianos de los estratos tres y cuatro. Los niveles inferiores están excluidos por años de la educación superior por la pobreza extrema y la exclusión social.[17]

Los Andes y la Quiebra de los tecnócratas

“Para Cecilia López, la prioridad otorgada al objetivo de estabilizar la economía explicaría el descuido en la atención de los problemas sociales. Ocurre, sin embargo, apreciada Cecilia, que desde los años cincuenta del siglo XX la tecnocracia ha estado frente al dilema de la ‘estabilidad’ o el ‘desarrollo’ y que la falta de estabilidad impide avanzar hacia el progreso social.” Carlos Caballero Argáez, El desastre fiscal, la historia y la tecnocracia, ET, 6/9/25, p. 1.13.

“Las últimas reformas tributarias no han sido integrales, en el sentido que no han contemplado las interacciones entre los tributos de los gobiernos nacional y local. El asunto se continúa aplazando…se deberían considerar otros aspectos como la debilidad fiscal de los departamentos que no tienen fuentes estables de ingresos. La Constitución de 1991 tiene un sesgo claro a favor de los municipios que, además, gozan de las bondades que les otorga la ley 388 de 1997.Jorge I. González, Una tributaria coja, LR, 5/9/25, p. 31.

 

Con la interlocución de dos intelectuales, Cecilia López y Carlos Caballero, provenientes de la disciplina de la economía,[18] forjados en la cantera de la Universidad de los Andes, rival en la disputa el primer lugar en la pirámide educativa con la Universidad Nacional en los rankings nacionales e internacionales, avancemos en la valoración del recambio en materia de élites presentes en la conducción del país nacional y político.

Con ellos dos, fijemos parámetros para avanzar en las novedades que se advierten en la intelligentsia colombiana, que antes era dominante como consejera y servidora del Príncipe/presidente, expresión generalizada de la posición hegemónica del capital financiero.

El detonador de este cambio parcial de la incidencia de los saberes en los actos de administración y gobierno tiene que ver, en mucho, con el triunfo de una tercera fuerza, la oposición que, al ganar el ejecutivo, y una minoría insuficiente en el Congreso defiende el gobierno del cambio. Esta alternativa de poder, que expresa a las mayorías subalternas excluidas, racializadas desplazadas y marginadas, se expresa y encarna a través de un abanico de reformas sociales que su líder Gustavo Petro pensó realizar a través de la estrategia política de un Frente Amplio.

En el proceso de gobernar, al año y medio de este ensayo, el presidente Petro, egresado de la Universidad Externado de Colombia, hizo la reforma tributaria con baldones bajo el comando intelectual del profesor de Columbia, José Antonio Ocampo. Igualmente, las demás reformas, con la salud como trompo de poner,[19] empezaron a bloquearse, no solo por el equipo de ministros liberales y neoliberales, sino por la tenaza de una mayoría reaccionaria y de derecha en el Congreso.

El peso definitivo está en el Senado, donde el Pacto Histórico y sus aliados están en minoría, y de manera particular, en la Comisión séptima que es la más beligerante trinchera del bloque de poder dominante.

El resultado fue que el presidente tuvo que desmontar esta primera versión frentista por incompatibilidad manifiesta con el programa de gobierno en la cuestión agraria, educativa y en el modo de adelantar los procesos de descentralización y regionalización, en cabeza de Jorge I. González que dirigía el DNP.

La receta económica elaborada entre Ocampo y Petro se mantiene hasta la fecha, aunque afectada seriamente por los bloqueos presupuestales y jurídicos de la Corte Constitucional, que ahora están magnificados por el proceso de aprobación de la reforma tributaria, que incluye también el incremento de un proyecto de ley de financiamiento por 26,3 billones.

En este nuevo laboratorio social, la exministra Cecilia López discurrió sobre El quiebre de la tecnocracia en el país, una intervención que público El Tiempo, el 25 de agosto de 2025. La que referiré a espacio en esta indagación sobre los cambios en el equipo de dirección intelectual, el aparato hegemónico transversal al país político (la sociedad política según Gramsci) y el país nacional (la sociedad civil ampliada), para recuperar las categorías que empleó Jorge Eliécer Gaitán para comprender los dilemas presentes en la encrucijada social y democrática de la primera mitad del siglo XX.[20]

López Montaño comenzaba por decir que “Colombia…su democracia recibe cuestionamientos, a los que se agregan indicadores críticos del manejo económico que generan serias dudas sobre las políticas adoptadas en los últimos años.”[21]Ella se refiere de manera eufemística al colapso del modelo neoliberal de gestión de la economía capitalista, y la del país en específico. Ella es, en todo caso, de corte neokeynesiano, y crítica de la fórmula preconizada por Friedman y asociados.

Pero, lo que ella dice preocuparle es la pérdida de seriedad en nuestro manejo de la política económica. Enseguida, cómo no, pasa a reconocer “la realidad de que Colombia siga siendo uno de los países más desiguales y que las nuevas estrategias para lograr la añorada paz se reconocen como fracasadas por el mismo gobierno.”[22]

Aunque no es cierto aún, que el gobierno Petro reconozca el fracaso de su política de paz total para confrontar el modelo de la paz neoliberal que propuso e impuso Juan Manuel Santos, contra la alternativa de paz subalterna de su antagonista, las Farc Ep, en los diálogos previos a la firma de la paz, López Montaño, como parte de la intelligentsia de sello liberal socializante deriva lecciones, así, “a los economistas nos corresponde comprender cuál es nuestra responsabilidad para acelerar la ruta del crecimiento económico y asegurar que sus beneficios se distribuyan de manera que cierren brechas inexplicables y permitan avanzar hacia la paz”.[23]

Dos comentarios sobre el particular, que saltan a la vista. Uno, ¿el propio presidente es excluido como economista disidente?, y dos, de cuál paz es la que habla la exministra de agricultura, una que, p.e., excluye la pertinencia de una reforma agraria integral que no pareció estar interesada en implementar en su corto periplo ministerial

(continuará)

[1] La proto historia de la educación superior laica comienza en la Gran Colombia con la creación del proyecto de Universidad Central, a cargo del general Francisco de Paula Santander, influido por el utilitarismo inglés con la vocería de Jeremías Bentham. Así se inaugura un proyecto de cultura laica que enfrenta el predominio colonial de la universidad confesional ariete del sometimiento de las culturas autóctonas, y la asimilación de las rebeldías plebeyas que arrancan con el levantamiento comunero de finales del siglo XVIII. La potencia imperial española, y las órdenes religiosas encabezaron el monopolio intelectual y moral en la Nueva Granada, ejercido sobre criollos, indígenas, afro y mestizos. Obtenida la Independencia extendieron su influencia ideológica y práctica sobre el aparato educativo nacional hasta la reforma educativa radical,

[2] A pesar de las provisiones y cálculos hechos en la Ley 30 de 1992, de la que fue conductor un exrector Ricardo Mosquera, quien se hizo senador (1991-1994) y ponente de la reforma en la presidencia del liberal César Gaviria. La que sigue sin modificaciones fundamentales.

[3] Gaitán Durán, Jorge (1959). La revolución invisible. Apuntes sobre la crisis y el desarrollo de Colombia. Ediciones de la Revista Tierra Firme, Bogotá.

[4]Reformas que empujó timorata la Segunda República Liberal, fueron la plataforma de una revolución pasiva prolongada que contó con la cómplice presencia de la generación de Los Nuevos y el sacrificio de la intelectualidad subalterna de orientación marxista, socialista y anarquista ligada a obreros, campesinos, y capas de la pequeña burguesía urbana, provenientes de la crisis del artesanado y el pequeño comercio.

[5] Cofundador de la revista Mito, y luego de ediciones Tierra Firme.

[6] Gaitán Durán, op. cit., p. 5.

[7] Ídem.

[8] Es lo que publicitó la exministra Cecilia López en su intervención al celebrar los 41 años de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, ACCE en agosto de este año.

[9] En el tiempo de programa mínimo de los estudiantes, años 1971-72.

[10]Quienes deliberaron en secreto con metodología de descarte dizque basada en Borda, designaron a José I. Peña, que tuvo mínima votación en la consulta.

[11] Moisés Idelfonso Cetré Castillo, matemático y economista, uno de los diez candidatos a la rectoría en 2024. Denunciado por violencia de género y acoso sexual por estudiantes en la UIS, y en la Universidad Nacional al postularse para ser rector 2024-27. Se hizo notorio en los medios de comunicación, cuando en su defensa señaló: nadie es culpable hasta que es vencido en juicio.”.

[12] Diego Torres, el representante profesoral ante el CSU, quien fuera uno de los electores del primer rector en esta saga, lo ha esgrimido para deslegitimar el actual proceso constituyente, al señalar la contradicción evidente que tiene con la validez otorgada a la consulta para la designación de rector del año 2024.

[13] Se especula que el segundo proceso será fallado por el Consejo de Estado en los próximos quince días.

[14] Entrevista al rector Leopoldo Múnera, en ET, 6/9/25, p. 1.5.

[15] No hubo pruebas de la desviación del poder ni manipulación en el método Borda empleado, que produjo como resultado la eliminación de Múnera en la segunda ronda.

[16] La gobernanza tiene un origen español, castellano probablemente, en las comunidades de Castilla, el autogobierno de los comunitarios, que fue suprimida en el siglo XVI por el autoritarismo absoluto de Carlos V, que los sometió en la batalla de Villalar (1516). Desde entonces la palabra sufrió mutaciones en el manejo que le dio la ciencia política estadounidense, en particular, sometida al influjo del Neocon Samuel P. Huntington quien se hizo célebre al presidir la Trilateral, que anunció la imposición de un nuevo paradigma político al servicio de la hegemonía neoliberal.

[17] Para comprobarlo basta revisar las estadísticas existentes de los perfiles socio-económicos de los estudiantes que ingresan a la Universidad Nacional en las últimas dos décadas.

[18] Que empezó con el Instituto de Economía, creado por Antonio García Nossa, en la Facultad de Derecho durante la Segunda República Liberal. La que luego se separó y se convirtió en Facultad de Economía.

[19] Esta reforma al reclamar que las EPS perderían la gestión directa de los recursos, para ser administradas por la ADRES, golpeó al oligopolio financiero y sus asociados internacionales. El principal de los cacaos, Luis Carlos Sarmiento Angulo, puso el grito en el cielo. Y la narrativa veraz de la ministra Carolina Corcho, estudiosa del sector salud, en su doble condición de médica y activista sindical, fue ignorada, puesta en entredicho o tergiversada hasta el día de hoy,

[20] Revisar el Discurso Programa de la candidatura presidencial de Jorge E. Gaitán. Tribunos del Pueblo, N.5. Serie Jorge E. Gaitán. Edición José Félix Castro. Librería publicitaria.  La Candelaria. Bogotá, S.F.

[21] Ver ET, 25/8/25, p. 1.14.

[22] Ídem.

[23] Idem.

Miguel Ángel Herrera Zgaib, PhD.

Foto tomada de: RTVC Noticias

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