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Imperiosamente formación política e ideológica

6 septiembre, 2021 By Oscar Amaury Ardila. Leave a Comment

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En las redes sociales circula un video corto en donde alegres disfrutan del momento la arrepentida epa y el innombrable demonio, como consecuencia lógica del encuentro entre pares. La puesta en escena deja ver como a conveniencia mutua, la imputada por un delito menor, promociona su mercado de keratina, a través del trasgresor de todos los delitos mayores y quien espera continuar de mayordomo en estas tierras ajenas. Los dos, desde orillas distintas, fueron construyendo sus emporios soportados en los pilares de la libre empresa y la competencia, que el sistema posee para aupar el individualismo y la acumulación de capital privado. La muchacha venida a más, multiplicó un emprendimiento muy posiblemente con esfuerzo personal, legalidad y sagacidad juvenil, aprovechando la oportunidad de la venta de un producto comercial; el viejo marrullero sentado en el poder desde hace tiempo, no ha parado de reduplicar sus acumulados económicos y políticos, utilizando toda clase de estratagemas, instrumentos e instituciones, para establecer una empresa criminal desde la mentira y el engaño, mediante la figura de la representación pública y el aprovechamiento de la ignorancia del pueblo colombiano. La susodicha empresaria se vino a menos cuando en un arrebato de adolecente excitada, rompía un vidrio de un bus para supuestamente demostrar su inconformidad con la reforma tributaria. Tal vez su imprevisto accionar hacía parte de una estrategia de mercadeo, por aquello de la autofilmación de la pilatuna, o de repente sumarse a la movilización implicaba el miedo a ser gravada con más impuestos como integrante de esa “clase media” que temía por sus lucros y ganancias. En cualquiera de estas dos posibles situaciones, se demuestra que si bien la coyuntura política atrajo la atención de muchos connacionales, vía redes sociales principalmente, buena parte de los movilizados no contaban con las suficientes bases ideológicas e información cualificada, para poder leer de fondo las causas, las circunstancias y los efectos de la aplicación de las medidas económicas en este nauseabundo neoliberalismo. Al fondo del desagradable video, uno de los dignos artistas que se han pronunciado contra la arbitrariedad gubernamental, se mostraba decepcionado y mustio al ver como la pasajera manifestante se derretía ante los sortilegios del patrón del mal. La simpatía nacional que produjo el encausamiento penal de una núbil emprendedora por causa de una acción que ella misma calificaba como una equivocación, pasó a ser el desabrido hecho de sentarse a la mesa y amarse con quienes han generado todas las acciones de desangre económico del Estado, con los inescrupulosos profesionales de la corrupción administrativa, con quienes crearon y financian grupos paramilitares para asesinar población civil, con quienes devastaron los activos públicos para entregarle negocios lucrativos a emporios particulares, etc.

Igual que esta alienada mujer, muchos de los individuos atrapados en las fauces del establecimiento, podrían exhibir ante las masas alguna que otra muestra de inconformidad como mera opinión pública, pero su adiestramiento y fidelidad al régimen fácilmente los realinderará en la doctrina conservadora del reinado de la divina providencia, el orden burgués de la estratificación social, el derecho consuetudinario, la tradición y la propiedad privada. Imperiosamente para que los procesos de cambios macro-estructurales en el Estado pretendan sociedades justas e igualitarias, como para la deconstrucción de mentalidades funcionales al sistema político y económico en curso, es importante profundizar conceptos y teorías que refrenden un compromiso efectivo de los sujetos sociales con las causas populares:

La economía de las sociedades en el marco del materialismo histórico, establece que es el ser humano y la naturaleza lo que produce la riqueza; la cantidad de lo producido es consustancial a la intrínseca relación que tienen estas fuerzas productivas para la creación de esos bienes; lo que desde una perspectiva social, debería favorecer la distribución de esos haberes entre todos.

En cada periodo del desarrollo de la humanidad, impera un modo de producción que habilita un sistema social a desarrollar; en la sociedad de clases (capitalismo), los medios de producción al ser privados, buscan obtener todas las ganancias posibles, independientemente de lo producido.

En el modo de producción capitalista, establecidos sus eslabones estructurales, se pueden identificar tres clases sociales: los capitalistas o burguesía, la clase trabajadora (obrera) o proletariado y la pequeña burguesía (pequeños comerciantes, como la autodenominada epa).

La institucionalidad tradicional y su ideología, mantienen afilada la superestructura del Estado como soportes del mantenimiento del dominio de la sociedad a través de las ramas de los poderes públicos, iglesias, partidos políticos, fuerzas armadas, centros de educación, medios de comunicación,  asegurando con ello la pervivencia de sus intereses.

El sistema capitalista por su vocación, desnuda la máxima contradicción de las sociedades, cuando al apropiarse de los medios de producción, desvaloriza la riqueza colectiva del trabajo y se atribuye el plusvalor generado por el recurso humano. La agudización de las condiciones de explotación del pueblo, puede conllevar a la materialización de la lucha de clases (algo así como el paro nacional).

El régimen como forma de gobierno y concepción burguesa, comprende dos instituciones representativas que determinan las condiciones despóticas del manejo del poder; la llamada “democracia” como figura constituyente de la jactanciosa forma de ofrecer libertades y derechos, y la dictadura militar como aparato represor y garante del dominio burgués. El carácter de ésta clase de gobiernos precisa su categoría de posición privilegiada, representando el interés de una minoría.

Un eventual modelo social de bienestar y dignidad humana, habilitaría el traspaso del poder de la burguesía a los trabajadores, convirtiendo la propiedad privada de los medios de producción en propiedad colectiva, en la procura del disfrute de un nuevo y solidario modo de producción.

Reflexión: La conciencia de clase no se refleja en actos marginales y coyunturales. Para que puedan avanzar políticamente las expresiones de resistencia y la lucha frente al despotismo del régimen burgués, se requieren importantes niveles de cualificación de la población, que estructure en sujeto político al sujeto social involucrado en situaciones sociales problemáticas y que animado por las dinámicas comunitarias y su entorno, sale a las calles a movilizarse y a protestar. No hay razón para sentirse decepcionados por quien no tiene conciencia de lo que es la clase popular y sus justas reivindicaciones.

Oscar Amaury Ardila Guevara

Foto tomada de: agenciapi.co

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Filed Under: Revista Sur, RS Desde el sur

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