Aunque el crecimiento del PIB se ha debilitado, el desempleo no se ha acentuado con la misma intensidad. Entre el 2022 II y el 2024 I, pasó de 12,1% a 11,3%.
Como se observa en la gráfica, después de las fluctuaciones bruscas ocasionadas por la pandemia (con un punto mínimo de –16,8% en 2020 II, y uno máximo de 18,6% en 2021 II), la actividad económica todavía no se estabiliza. El resultado de 2024 I es inferior al promedio de crecimiento anual, que antes de la pandemia, entre 2006 y 2019, fue de 3,9%. La dinámica ha sido especialmente lenta en el último año (2023 I-2024 I), cuando el promedio fue de 0,6%.
El comportamiento por sectores ha sido muy diferente. Durante el último año, es notoria la caída de la manufactura, la construcción y el comercio.
La industria cayó –5,9% en el 2024 I, pero ya venía con un ritmo decreciente, que comenzó en el 2023 II. El gobierno ha propuesto un plan de reindustrialización[1], que todavía no se refleja en los datos. Las estrategias propuestas son: “(i) la transición energética justa; (ii) la agroindustria y la soberanía alimentaria; (iii) la reindustrialización a partir del sector de salud y (iv) reindustrialización a partir del sector de la defensa para la vida”.
La construcción lleva más de un año con problemas significativos. La política de subsidios se ha modificado, reduciendo el ritmo que tenía el sector. Los tres cambios más relevantes han sido: desestímulo a las grandes empresas inmobiliarias, mayor cobertura en las zonas rurales, y mayor exigencia en la focalización buscando que sean favorecido los hogares más necesitados.
Y el comercio también muestra una tendencia negativa, que se ha mantenido de manera constante desde el 2023 I.
Entre las causas que explican estos comportamientos se pueden mencionar las siguientes.
La baja inversión pública
Con razón, el gobierno ha insistido en la importancia de que haya coordinación entre la inversión pública, y la privada, de tal forma que la primera se convierta en un motor de la segunda. De acuerdo con el plan de desarrollo, Colombia Potencia Mundial de la Vida, cada peso de inversión pública apalanca cuatro pesos de inversión privada.
No obstante, el reconocimiento de la importancia de la inversión pública, los niveles de ejecución del presupuesto son muy bajos. Para que el gobierno pueda halar la inversión privada se requiere que el gasto sea eficiente. Ello significa que debe estar asignado de manera oportuna a proyectos con impactos estratégicos. Esta condición no se está cumpliendo.
Las altas tasas de interés
La tasa de referencia, o de política monetaria, del Banco de la República continúa siendo muy alta. Aunque ha disminuido, todavía es elevada, y actualmente se encuentra en 11,75% anual. Este nivel, que determina la tasa de interés del conjunto del sistema financiero, desestimula la inversión privada. Y por el lado del consumo, obstaculiza la demanda, porque los hogares disminuyen su endeudamiento y restringen el consumo.
El Banco de la República insiste en mantener alta la tasa de interés porque considera que es el mecanismo más apropiado para luchar contra la inflación. Pero esta decisión tiene un costo alto en términos de crecimiento y empleo.
La menor competencia asociada a las distancias
Los costos del transporte están teniendo una incidencia negativa en la productividad y la competitividad de las empresas. Cada vez se hacen más notorias las implicaciones negativas de las carencias en los transporte férreo, fluvial y carretero.
En el plan de desarrollo se pone énfasis en la importancia de la geografía, y en las consecuencias negativas que se derivan de la falta de comunicación. Estas limitaciones tienen impactos negativos en la competitividad internacional, y en la consolidación del mercado interno.
La tributación no es el problema
Se ha dicho que los impuestos en Colombia son altos y que no estimulan la inversión. Esta apreciación no es cierta. Las tarifas que efectivamente pagan las empresas son relativamente bajas.
Se debe tener presente que la carga fiscal en el país a duras penas llega al 20% del PIB, mientras que en el norte de Europa bordea el 40%. Un mayor nivel de impuestos termina favoreciendo al sector privado, ya que la inversión pública mejora la infraestructura, las condiciones de vida de los hogares (salud, vivienda, educación…), y ello se refleja en mayor productividad y niveles más altos de consumo.
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[1] DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION, DNP., 2023. Política Nacional de Reindustrialización, Documento Conpes, no. 4129, DNP, Bogotá.
Jorge Iván González
Foto tomada de: Razón Pública
Jorge Albeiro Gil says
Debemos incluír un sector : EDUCACION -CIENCIA /TECNOLOGIA