Lo que no han podido evitar sin embargo es que los representantes políticos de las mayorías populares, lideradas por Colombia Humana y agrupados en el Pacto Histórico, hayan podido ejercer por primera vez en la historia el gobierno nacional y aprender de esta enriquecedora experiencia. Porque una cosa son las lecciones que se han aprendido en las luchas campesinas y sindicales, las marchas populares y las manifestaciones de protesta, movilizaciones en defensa de los derechos humanos y los derechos de los afrodescendientes y los pueblos originarios y otras lecciones las que se aprenden cuando se trata de gobernar al país manteniéndose fiel al propósito de transformarlo. Es aprender en la práctica, en la vida misma si se quiere, que, tal y como no se ha cansado de repetir el presidente Petro: “Tenemos el gobierno, pero no tenemos el poder”. Hemos aprendido más todavía: Ni siquiera tenemos del todo al gobierno, como lo ha puesto también lo ha mostrado Petro, en esas aleccionadoras sesiones públicas de su gabinete en las que han quedado en evidencia los funcionarios públicos que han obstaculizado por acción u omisión la voluntad del presidente de aplicar el programa político con el que ganó las elecciones presidenciales.
Petro habrá sufrido serias derrotas en este terreno, pero dichas derrotas son otras tantas lecciones de políticas que hemos aprendido todos los que formamos parte de las mayorías populares. La democracia no es posible sin un pueblo consciente de su poder y con una sólida educación política. La educación que se obtiene en la práctica de la vida política antes que en los manifiestos y los libros. Sin que esto último signifique desprecio alguno por los libros y manifiestos, tan necesarios.
La importante valoración de la experiencia política obtenida durante el gobierno del presidente Gustavo Petro- un evidente logro histórico – cuenta entre las principales las razones que me mueven a apoyar públicamente la candidatura de Carolina Corcho. Ella ha añadido a las lecciones políticas aprendidas en las movilizaciones de la sociedad civil y los profesionales en defensa de la salud públicas, las muy valiosas e imprescindibles lecciones aprendidas en el ejercicio efectivo de la función pública. Ella nos ha dado un ejemplo extraordinario de lo que es ser una ministra comprometida a fondo con la puesta en marcha de uno de los puntos claves del programa de gobierno de Colombia Humana: la reforma a fondo del sistema de salud ineficiente, oneroso y corrupto impuesto por los gobiernos neoliberales. Para desgracia de todos nosotros.
Pero sí se distinguió en el ministerio no fue solo por el profundo conocimiento de los problemas de la salud pública en el país, por la solidez del proyecto de reforma y por brillantez y la solvencia con la que desarmó en los debates públicos a todos los enemigos de la misma que se atrevieron a enfrentarlo. También lo fue por la demostración de su compromiso sin fisuras con el proyecto del Pacto Histórico y por la ejemplar lección de la responsabilidad política que nos dio a todos. Cuando ella consideró que la brutal campaña de desprestigio lanzada en contra suya había alcanzado tal grado de eficacia que se constituía en un obstáculo serio para la aprobación por el parlamento, no dudó en dar un paso atrás y renunciar al ministerio. ¡Qué contraste con esos ministros y altos cargos del gobierno de Petro que, en desacuerdo con las decisiones del presidente, se incorporaron a la facción más abiertamente sediciosa de una oposición política, ella misma extremista! No solo hay que demostrar eficacia y honradez, también hay que demostrar lealtad.
A todas estas razones por las que apoyo con entusiasmo la precandidatura a la presidencia de la república de Carolina Corcho, sumo de la que ella es una líder política conocedora del conjunto de los problemas que hoy aquejan al país y de las estrategias necesarias para avanzar seriamente en la solución de los mismos. Tal y como lo demuestran fehacientemente los artículos y los ensayos de su autoría, recopilados en el libro Ni un paso atrás: Otra Colombia es posible.
Concluyo suscribiendo plenamente estas palabras de Margarita Rosa de Francisco, incluidas en el prólogo que esta gran artista ha escrito para este libro: “Carolina Corcho no está presente de cualquier manera en el complejo escenario de la política nacional; en su estar tan propio hay mucho andado, trabajado, reflexionado, sufrido, estudiado, cuidado, currado, escuchado, insistido, resistido, defendido, argumentado, organizado, empatizado y, sobre todo, mucho creer en un proyecto de país que la tiene hoy como una opción para la presidencia de Colombia”.
Que así sea.
Carlos Jiménez. Historiador, profesor universitario, ensayista y analista político.
Foto tomada de: La Nueva Prensa
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