La trama usa hilos de alambre de espinos, flor de lis, viaja en dron y habla inglés en la intimidad. Los capitales internacionales están comiendo el bocadillo a las familias de siempre, China, aliada con las multinacionales norteamericanas arrastran los salarios a un punto de miseria, y las familias de siempre que arrastra España apenas aciertan a mantener sus ganancias –siempre contra la pequeña y mediana empresa- gracias a la cercanía del poder político, con el que se hermanan en una trama esencialmente corrupta al grito de ¡cobarde el último! Por todo esto, y alguna otra cosa más, los hijos van a vivir peor que sus padres. De hecho, los hijos ya viven peor que sus padres. Por eso estalló el 15-M. Por eso el bipartidismo huele a cadáver.
Porque no hay a quién presionar para que se cree empleo de calidad. Las grandes empresas ya no son de nadie que se pueda identificar, y esa hidra de mil cabezas que es dueña de las grandes empresas solo quiere hacer caja. Encargan a capataces para que presionen como lobbies implacables en Madrid o en Bruselas, pero no hay nadie concreto al otro lado del teléfono cuando hay que sancionarles por sus maneras mafiosas. El Ibex 35 genera solamente el 20% del empleo, y el 18% de su capital está en manos de Black Rock, un fondo de inversiones que no duda en desahuciar, despedir, fusionar o arrodillar un país si tiene ocasión de hacer caja. Son dueños de los medios, y cuando nos dicen en portada que hay 150.000 inmigrantes al otra lado de la valla de Melilla, nos lo dicen porque son ellos los que están construyendo la valla de Melilla.
Volar se ha convertido en algo accesible a los sectores populares. Pagan las generaciones futuras que no van a tener tierra limpia en la que aterrizar. Y es funcional a esa válvula de seguridad que es abandonar el país. El millón de jóvenes que está fuera de España, en casa protagonizarían un Gamonal cada fin de semana. Con el low cost pueden emigrar con una preocupación menos. La conciencia de “tener derechos” se ha convertido en algo más lejano que tener una casa en el pueblo y por eso los hijos vuelven a tener condiciones laborales de emigrante fuera y en casa. Condiciones que ya no tuvieron sus abuelos.
La trama de esta colusión entre grandes capitales financieros, mediáticos, tecnológicos, armamentísticos, alimentarios y circunstancialmente industriales tiene su expresión extrema en Donald Trump. La extrema derecha ya ha llegado al gobierno. Y la extrema derecha siempre lo ha sido a favor de las minorías ricas y en contra de las mayorías empobrecidas. Lo demás es anecdótico. Las dictaduras siempre son de clase. Aznar, Guindos y Trump son muy amigos.
En España, la trama siempre aporta un cuadro castizo. De hecho, la casta es la expresión chusca de la trama, la de oligarcas y caciques, de marquesas y vivales. Lo relevante es lo que hay por debajo. Porque nadie va contra la trama. Casta es Urdangarín, la Infanta es trama. Casta era Mario Conde, el rey Juan Carlos trama. Casta es Granados, trama Esperanza Aguirre o Aznar. Casta es Chaves y Griñán y Fernández Villa y Susana Díaz; Solchaga, Felipe González o Fernández Ordóñez, trama.
España se perdió el desarrollo del Estado del bienestar después de 1945. Aquí teníamos una dictadura. De clase. Y esa anomalía histórica consolidó un estado débil con escasa conciencia de lo público. Que hace que el Rector de la borbónica Rey Juan Carlos plagie y los profesores no muevan un dedo para echarle. A ver qué le dicen a los estudiantes si les ven copiando en un examen. O que una parte importante de los abogados del Estado o los economistas del Estado trabajen para el enemigo. Es decir, para esas empresas que no pagan impuestos ni crean puestos de trabajo. Trama. Para la que trabajan el PSOE y el PP. Si Podemos quiere gobernar España tiene que ir buscando a los empresarios patriotas y ser implacable con los sin rostro que saquean países y los convierten en ruinas.
Juan Carlos Monedero