Diálogo entre Estados Unidos y Rusia: Un Paso hacia la Paz
La reciente iniciativa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reanudar el diálogo con Rusia representa un paso significativo hacia la estabilidad global. Dado que ambos países concentran aproximadamente el 90% del arsenal nuclear mundial, su disposición a negociar es una noticia alentadora para la humanidad. Este acercamiento busca reducir tensiones y evitar conflictos indirectos que podrían escalar peligrosamente. Sin embargo, líderes europeos han expresado escepticismo, insistiendo en la amenaza rusa y presionando a Estados Unidos para que replantee su estrategia de diálogo con Moscú[ii].
La postura del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, respaldada por los gobiernos de Francia y el Reino Unido, ha sido un obstáculo clave. Zelenski se niega a dialogar con Vladimir Putin, a quien califica de “asesino”, y ha mantenido un decreto emitido hace más de dos años que prohíbe negociar directamente con Rusia sobre el conflicto militar[iii]. Esta posición ha llevado a Trump a suspender temporalmente los envíos de armas estadounidenses a Ucrania y a retirar el apoyo satelital a su inteligencia militar.
Estas acciones han generado críticas, especialmente tras la visita de Zelenski a Londres, donde el primer ministro británico, Keir Starmer, reiteró su apoyo militar a Ucrania. La tensión entre las estrategias diplomáticas y las alianzas geopolíticas refleja los desafíos de alcanzar una solución pacífica en un escenario marcado por enfoques diferentes: la guerra o la negociación como camino hacia la paz.
Plan de Rearme Europeo: Una Respuesta Controvertida
En contraste, la Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen, ha propuesto un ambicioso plan de rearme que asciende a 800.000 millones de euros[iv], y por su parte Alemania se propone gastos en defensa de 400.000 millones[v]. Sin embargo, este plan ha generado polémica, especialmente por la postura del próximo canciller alemán, Friedrich Merz, quien durante su campaña prometió respetar los límites de deuda, pero ahora aboga por flexibilizarlos para financiar el gasto militar. Medios alemanes han calificado este giro como una “traición” a sus promesas electorales, atribuyéndolo en parte a la presión tras eventos como el discurso del senador estadounidense JD Vance en Múnich, donde advirtió sobre la dependencia europea de Estados Unidos en materia de defensa[vi].
El ejército alemán, descrito como “precario” en informes de la Bundeswehr, enfrenta serios desafíos logísticos tras décadas de menoscabo de la inversión. Francia, aunque cuenta con autonomía nuclear, está limitada por su integración en la OTAN para tomar decisiones. Por su parte, el Reino Unido depende críticamente de la tecnología satelital estadounidense, para el uso de su tecnología balística. Las tensiones se agudizan con la posible retirada de EE.UU. de esquemas de inteligencia compartida, como los Five Eyes, vitales para el arsenal nuclear británico. Estas debilidades estratégicas subrayan las dificultades de Europa para consolidar una defensa autónoma y eficiente. Por su parte, Emmanuel Macron anuncia el envío por enésima vez de tropas francesas a Ucrania, exacerbando el riesgo de una confrontación abierta con Rusia.
Divisiones en la Unión Europea y la posición del Vaticano
Europa ha priorizado la derrota militar de Rusia sobre soluciones diplomáticas, una postura que el primer ministro húngaro, Viktor Orbán[vii], ha criticado como insostenible. Hungría aboga por frenar el militarismo y promover soluciones basadas en el dialogo para evitar un creciente gasto militar que llevaría a un caos social a toda Europa.
En la línea de Hungría, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha rechazado la propuesta de Francia y el Reino Unido de enviar tropas europeas a Ucrania, cuestionando su eficacia. En consecuencia, Italia no participará con el envío de soldados a dicho conflicto[viii].
Por su parte, Monseñor Gabriele Caccia[ix], Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, expresó su preocupación durante la tercera reunión de los Estados Partes en el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW), celebrada el 4 de marzo en Nueva York. Advirtió sobre el “retorno de una retórica basada en la disuasión” y el “peligroso espectro de las amenazas nucleares”, subrayando la necesidad de un “cambio de prioridades” hacia la seguridad y el desarrollo humano integral. En su discurso, Caccia hizo un llamado a la comunidad internacional para reorientar las inversiones hacia un paradigma de paz basado en la fraternidad, en lugar de la escalada militar, y recordó el sufrimiento causado por las armas nucleares, especialmente al conmemorarse el 80 aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, en vigor desde enero de 2021 y ratificado por 73 Estados, incluida la Santa Sede, busca erradicar estas armas de destrucción masiva. Monseñor Caccia destacó los “efectos negativos profundos y duraderos” de las armas nucleares, que han alterado irrevocablemente a las comunidades afectadas, causando daños psicológicos, culturales y medioambientales a largo plazo. Criticó el aumento de los conflictos y los gastos militares, que socavan la arquitectura del desarme, y lamentó que los recursos se desvíen hacia el armamento en lugar de abordar desafíos urgentes como la pobreza y el hambre. En nombre de la Santa Sede, instó a la comunidad internacional a garantizar que las atrocidades del pasado no se repitan y a construir una paz estable basada en la fraternidad, no en el equilibrio de la disuasión.
Llamados a la Cooperación y al Desarrollo
Frente a la escalada militar, voces como la del Vaticano han instado a frenar el militarismo y evitar la repetición de tragedias históricas. Se subraya la importancia de la cooperación internacional y el desarrollo económico sostenible como pilares fundamentales para construir una paz duradera. Sin un marco estratégico global que promueva el desarrollo regional y aborde las causas profundas de los conflictos, las soluciones militares podrían sumirnos en oscuros laberintos de tragedias inimaginables.
De manera similar, desde El Cairo, los países árabes han propuesto un plan de desarrollo económico para Oriente Medio como alternativa al proyecto de Donald Trump, que incluía la construcción de resorts de lujo y la expulsión de palestinos. Esta iniciativa busca ofrecer soluciones basadas en la inclusión y el progreso, en lugar de la exclusión y la violencia.
Conclusión de la encrucijada actual: cooperación o confrontación
La encrucijada actual exige una reflexión profunda sobre las prioridades colectivas. Mientras algunos sectores abogan por el rearme y la confrontación, otros promueven el diálogo y la cooperación. Esta elección entre guerra y colaboración definirá no solo el futuro de la seguridad global, sino también el bienestar de las próximas generaciones.
La movilización por la paz, impulsada por actores como el Vaticano y líderes contrarios al rearme, contrasta con la narrativa belicista dominante en la Unión Europea y el Reino Unido.
Europa parece haber resucitado la lógica del hacendista nazi Hjalmar Schacht, quien en los años 30 propuso “menos mantequilla y más cañones” para justificar recortes en los gastos sociales y facilitar el rearme. Sin embargo, esta política, que prioriza el gasto militar sobre el bienestar social, enfrenta un rechazo creciente entre la población europea, que no está dispuesta a desmantelar el estado social para satisfacer los intereses de las grandes corporaciones financieras y del complejo industrial-militar.
La humanidad enfrenta una disyuntiva crítica: continuar con los tambores de guerra o construir un marco de cooperación que evite la catástrofe global. La respuesta dependerá de si prevalece la lucidez colectiva o la irracionalidad.
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[i] En su libro “El fin de la historia y el último hombre” (1992), Francis Fukuyama plantea la tesis de que, tras el fin de la Guerra Fría y la caída del comunismo, la humanidad habría alcanzado el punto culminante de su evolución. Según Fukuyama, la democracia liberal y el capitalismo neoliberal se han consolidado como el sistema político y económico más viable y universal, marcando el “fin de la historia” en el sentido de que no habría una alternativa ideológica superior que pudiera reemplazarlos. Obviamente Fukuyama se equivocó.
[ii] https://www.theguardian.com/world/2025/mar/09/after-80-years-of-transatlantic-ties-europe-forges-a-new-alliance
[iii] https://www.rtve.es/noticias/20221004/guerra-ucrania-rusia-zelenski-negociacion-putin/2404936.shtml
[iv] https://elpais.com/internacional/2025-03-04/bruselas-propone-movilizar-hasta-800000-millones-de-euros-para-su-plan-de-rearme-europeo.html
[v] https://legrandcontinent.eu/es/2025/03/03/alemania-la-probable-futura-coalicion-preve-invertir-entre-400-y-500-mil-millones-de-euros-en-defensa-y-500-mil-millones-de-euros-en-infraestructuras/
[vi] https://www.youtube.com/watch?v=LgU-4GehfHQ
[vii] https://www.youtube.com/watch?v=ot8HtYwZfWw
[viii] https://www.youtube.com/watch?v=JLFDu_FqKIg
[ix] https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2025-03/santa-sede-armas-nucleares-paz-onu-tratado.html
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: France 24
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