Todavía, a más de dos meses del triunfo arrollador de AMLO en las últimas elecciones, resulta incalculable su presencia en los más variados aspectos de la sociedad mexicana: en el familiar (uniendo a los desunidos, haciendo más fuertes las alianzas y más hostiles a los disidentes), en los partidos políticos (no olvidemos que el PRI, el PAN y el PRD han sido reducidos a su mínima expresión), en el universitario (extremando las diferencias y la pluralidad), tal vez también en el religioso, agudizando las diferencias mundanas, etc., etc.
Y esto ¿por qué? Por la sencilla razón de que AMLO representa a los ojos de muchos mexicanos el factor de cambio que esperaban hace tiempo. Y hay que decir que el liderazgo social, por lo que se ve, encierra elementos que no son fáciles de definir, pero que lo determinan claramente. Pongo como ejemplo el hecho de que una gran mayoría habla, después del primero de julio último, de la transformación lograda en el país. Unos hablan de la idea de libertad como algo logrado, efectivo, no más como un concepto abstracto sino como una realidad efectivamente alcanzada, concreta. Algo que no solamente atañe al hombre individual sino a la sociedad integrada por individuos libres. Y así sucesivamente en el campo de la cultura, de las disciplinas físico matemáticas, del arte y las religiones y, desde luego, del poder político y de las instituciones sociales. Me supongo que por tales razones muchos hablan de liberación, del acto de suprimir todo tipo de sujeción o sometimiento. Que sería la condición de vida del hombre verdaderamente libre.
Y este logro alcanzado por una vía rigurosamente pacífica, sin violencias y por caminos que han renunciado a las confrontaciones y choques sociales. En realidad, nos encontramos con un líder social que busca las transformaciones profundas sirviéndose del derecho y la norma jurídica (y de la cultura y de la ética). En este sentido resulta sin duda un ejemplo histórico que, para muchos. es único en América Latina, aunque debemos reconocer que el esfuerzo de López Obrador tiene antecedentes entre nosotros. Mencionaría, por ejemplo, los casos de Bolivia con Evo Morales, el de Ecuador con el ex presidente Rafael Correa y el de Brasil con el ex presidente Ignacio Lula Da Silva; es de recordarse que en los tres últimos casos los presidentes han logrado sacar de la pobreza a decenas de millones de personas en cada uno de sus países, de los estratos con mayor marginación.
Andrés Manuel López Obrador triunfó ya abrumadoramente en la elección del pasado primero de julio y ahora se prepara para tomar cargo oficial de la presidencia de la República de México, el próximo primero de diciembre. En estos largos cinco meses AMLO prepara a su gabinete y elabora su plan especifico de gobierno para ponerlo en obra cuando entre a ocupar su función oficial. Recordando que tendrá una tarea extremadamente compleja ya que antes de su elección parecían estar claramente en su contra la clase empresarial y al menos parte de la clase política. En estos meses preparatorios, sin embargo, parece haber logrado un apoyo importante de la clase empresarial y de la misma clase política, a pesar de que en uno y otro caso fueran anunciadas ya medidas restrictivas como la limitación de sueldos (nadie deberá ganar más que el presidente de la República), y la eliminación de una serie de compensaciones que se agregaban al salario de los altos funcionarios. En cuanto a los empresarios se establecen ya medidas de vigilancia para limitar sus ingresos que con frecuencia resultaban escandalosos.
La otra cuestión que resultaba enigmática antes de la elección, es la de conocer cuál seria la reacción de los dirigentes políticos de Estados Unidos ante la posibilidad de que, en México, resultara triunfador un candidato de la izquierda. Pues bien, resulta que Donald Trump, al menos en sus primeras reacciones ante AMLO, sorpresivamente se ha expresado con gran deferencia, incluso dando luz verde a un tratado comercial que difícilmente hubiera sido aprobado con tal rapidez con la presencia de Enrique Peña Nieto. Todo indica que los abrumados números electorales en favor de AMLO han trascendido cualitativamente más allá de nuestras fronteras. Esos mismos copiosos números, como dijimos antes, han sido factor de equilibrio en las relaciones de poder al interior del país.
Por supuesto, no debemos cantar definitiva victoria: con un personaje como Donald Trump no parece haber nada definitivamente escrito. Es lógico pues que esperemos tiempos de buena relación con nuestro Jefe del Ejecutivo, como los actuales y otros menos alentadores o de plano negativos: el autocontrol parece entonces el mejor consejero, de lo cual ha hecho gala ya Andrés Manuel López Obrador.
Víctor Flores Olea
Fuente: http://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/10/08/triunfo-y-presencia-de-amlo-victor-flores-olea-5102.html
Foto tomada de: eluniversal.com.mx
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