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Temor a lo público

19 octubre, 2020 By Jorge Ivan González Leave a Comment

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El gobierno colombiano le teme a lo público, y ha destinado pocos recursos a la atención a la pandemia. En la gráfica se compara el gasto fiscal, como porcentaje del PIB, que han destinado varios países para contrarrestar los efectos negativos del Covid-19. Las barras en amarillo corresponden a América Latina.

El que más ha gastado es Japón (21%). Le sigue Luxemburgo (20%). Los porcentajes de América Latina son inferiores. El mayor gasto se observa en Perú (9%), y el más bajo en Nicaragua (0,2%). En Colombia es del 2%, que es relativamente bajo. Estos resultados invitan a hacer varias consideraciones.

El temor a lo público

Los países con menor gasto, entre los que se encuentra Colombia, muestran desconfianza frente al sector público. La intervención del Estado les parece inadecuada. El bajo nivel de gasto durante la pandemia no es excepcional. Es el reflejo de una reducida acción del Estado, aún en tiempos normales.

La situación de América Latina contrasta con la observada en los países desarrollados, que no han dudado en llevar a cabo acciones agresivas, con el fin de contrarrestar los males sanitarios, sociales y económicos causados por la llegada del virus.

En líneas generales, los países con alta participación del Estado suelen tener niveles de desarrollo superiores. Y la razón es clara: la inversión pública genera efectos multiplicadores que son positivos para el conjunto de la economía. No tiene sentido, entonces, insistir en la reducción del Estado.

La frágil protección social

La seguridad y la protección social no se consiguen con el aseguramiento individual, financiado con los recursos que cada persona obtiene mediante su trabajo. Las dinámicas del mercado son insuficientes para garantizar una cobertura social adecuada. Las limitaciones estructurales del sector de la salud se han hecho notorias con la pandemia. Y no es posible que la respuesta coyuntural sea adecuada si la participación del Estado ha sido tradicionalmente baja.

El desconocimiento de la importancia de la reactivación keynesiana

Para que haya una verdadera reactivación se requiere un volumen de gasto significativo. No es posible compensar el daño económico causado por la pandemia con recursos que apenas llegan al 2% del PIB. Una situación como la actual, que no tiene precedentes, exige una drástica intervención del Estado.

En otros países la permanencia de la crisis, más allá de lo esperado, ha llevado a aumentos del gasto superiores a lo inicialmente planeado. El gobierno colombiano se niega a aumentar la intervención del Estado. Y peor aún, está proponiendo medidas de austeridad. El camino que han seguido otros países latinoamericanos es muy distinto. En Perú, por ejemplo, la participación del gasto público en el PIB es casi 5 veces mayor que en Colombia.

Tres opciones de gasto

Desde un punto de vista global, el gasto público se podría gastar de tres maneras. i) Una es favoreciendo la oferta. Consiste en darles subsidios directos a los productores. ii) Otra es impulsado el consumo y protegiendo a las personas más vulnerables. Se les entrega el dinero a las familias a través de los programas focalizados. Esta estrategia se ha intensificado en Colombia, y ha permitido aliviar un poco la situación de las familias más vulnerables. De nuevo, el volumen de recursos podría ser mayor. iii) La tercera modalidad de utilización del gasto es la realización de obra pública. Y mejor si ésta es intensiva en empleo.

Bogotá privilegiará la tercera opción a través del cupo de endeudamiento que le está solicitando al Concejo. El gobierno nacional se ha limitado a la segunda alternativa, menospreciando la tercera.

La primera opción no es conveniente en estos momentos. El empleo y la inversión se favorecen más si el dinero se destina a obra pública, en lugar de entregárselo a las empresas.

Rechazo a la tributación progresiva

Volviendo a la gráfica, una de las razones que explicarían el bajo gasto público, es la decisión del gobierno de no impulsar un sistema tributario que sea progresivo, y que permita mejorar la distribución del ingreso y de la riqueza.

A manera de síntesis

La desconfianza frente a lo público le ha hecho mucho daño a la economía colombiana. A pesar de que en el panorama internacional hay numerosos ejemplos de las bondades que se derivan de la intervención del Estado, el gobierno colombiano insiste tercamente en la austeridad del gasto.

Jorge Iván González

Foto tomada de: https://www.semana.com/

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Filed Under: Revista Sur, RS Desde el sur

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