Desde esta perspectiva, la resistencia laboral y la movilización social esta lideradas por las agremiaciones sindicales ubicadas, sobre todo en los servicios del Estado; educación, salud, SENA, ICBF, estos últimos, con bajo perfil al respecto. En el sector privado también concurren los trabajadores ubicados en las Empresas de Energías Eléctrica y los Bancos, paralelo a estos sectores empresariales existe el trabajo de ONGs que con sus proyectos y procesos de formación ciudadana y democrática poseen capacidad de convocatoria a nivel comunitario, en su momento sobre el desarrollo de foros, paneles, rendiciones de cuentas y de apoyo al proceso de paz.
En concordancia con la vocación agrícola y pecuaria del departamento y la pobreza extrema a que están sometidos nuestros campesinos por la concentración de la tierra en pocas manos, la carencia de una política social rural y la apropiación de los dinero públicos por parte de los gamonales políticos locales, facilitó el proceso de organización y movilización de las masas campesinas convocadas por la ANUC, el proceso en Sucre, fue ejemplar para el resto del país y después de la realización del II congreso campesino en 1972, que hace visible la línea Sincelejo, los campesinos se levantaron en oleadas; invadieron tierras, bloquearon vías , hicieron paros y enfrentaron la fuerza pública, se tomaron las calle, movilizándose y haciendo con esto temblar el poder terrateniente. Simultáneamente, por la crisis de la educación y el extremado centralismo, los estudiantes de secundaria irrumpieron en la calles reclamando sus reivindicaciones y en solidaridad con la gesta de los pobres del campo. La década de los 70 y parte de los 80 fueron tiempos de movilización y lucha de los campesinos y los estudiantes en Sucre.
Los cambios en la estructura del Estado, en la política educativa, el impacto del pacto de Chicoral, la globalización, sobre todo la ocupación del territorio por grupos paramilitares y de justicia privada, disminuyeron a organizaciones como la ANUC, los Sindicatos. El ejercicio del terror, las amenazas y asesinatos de líderes campesinos, sindicales y docentes redujeron por completo la capacidad de movilización social de los sectores populares, sobreviene un período de cierto ostracismo, representado en la atomización y dispersión, el bajo perfil, que no fue otro, que el sometimiento a los grupos dominantes de gamonales políticos aliados al proyecto paramilitar, sobre todo la pérdida de dinámicas de las organizaciones sociales, hubo un letargo de estas organizaciones representativas de interés populares, donde se dedicaron a subsistir de manera pasiva y a conservar las conquistas anteriores.
El triunfo del No, en el plebiscito para refrendar el Acuerdo de Paz, si bien ya existían indicios de recuperación de movimiento social, esta situación no fue factor de unidad, los sindicatos veían el Acuerdo firmado entre el gobierno Santos y las FARC-EP, como algo ajeno a sus intereses, por ello, la iniciativa de la movilización surgió de las organizaciones de la Sociedad Civil, OSC, quienes en primera instancia convocaron al pueblos a las calles en apoyo al Acuerdo de paz, con dos grandes movilizaciones, realizadas en Sincelejo y Corozal donde según las entendidos participaron cerca de 4.000 personas, mas tardes, los estudiantes se sumaron al proceso con dos caminatas que sumaron 1.200 participantes, de allí en adelante, se han venido realizando plantones, pequeñas caminatas y otros eventos de movilización que dan cuenta de procesos de recuperación de la capacidad movilizadora del movimiento social.
El 21 de noviembre, para Sucre, especialmente, para los grupos sociales organizados y los no organizados, significa un punto de quiebre; a partir de esa fecha, habrá un antes y un después del 21 de Noviembre, es la recuperación de la acción de masas, del sentir ciudadano, el despertar y el desborde del inconformismo por los diferentes problemas que afectan a sucreños y sucreñas. Según, los medios nacionales como Caracol, 20.000 personas desfilaron en la marcha con entusiasmo, civismo, haciendo uso del derecho a la protesta pacífica, con un comportamiento ejemplar en los actos sucesivos y sobre todo que abren nuevas posibilidades, más allá de las reivindicaciones laborales y sindicales que marcaron el paro Nacional del 21, es pertinente sacar la lucha de los abajo y contra, propios de la catedra sindicalista, para enfocarlas en una acción, por el goce efectivo de derechos, en últimas, los proyectos y reformas propuestas por la ultraderecha conservadora atentan contra sagrados derechos fundamentales, consagrados en la constitución política, ni hablar del derecho a la paz, la vida, la integridad y la libertad afectados profundamente con el incumplimiento del gobierno Duque al Acuerdo de Paz y con el asesinato de líderes y lideresas que evidencian una nueva crisis humanitaria en el país.
La convocatoria de la CUT, demás centrales obreras y FECODE, provocó gran participación de trabajadores sindicalizados, los educadores con una gran mayoría y cada sindicato se hizo presente con su delegación, hubo una participación de comunidades promovidas por las OSC, indígenas y especialmente de jóvenes, en su gran mayoría estudiantes de universidades públicas y privadas, al contrario de los años anteriores donde la pauta la marcaba el estudiantado de secundaria, pero es destacable la masiva participación de la mujer y los jóvenes que le dan un toque diferente con su audacia y creatividad al movimiento.
El comando departamental de paro, en muestra de apertura se ha ampliado con sectores diferentes al sindicalismo y se hace conciencia de la necesidad de construir una agenda propia departamental, que tenga sintonía con los problemas que viven la gente en el territorio, pensando en hacer duradero y sostenible el movimiento en Sucre para abrirle puertas a la unidad popular que sepulte para siempre el modelo de gobernabilidad clientelista y corrupto prevaleciente, a partir de los nuevos liderazgo que van surgiendo de la actual coyuntura, que se proyecten políticamente hacia el futuro, como alternativa de cambio y poder.
Estamos frente a un momento histórico en Sucre, de los que se haga y conquiste ahora, depende el futuro del departamento, el recambio generacional alternativo, por no decir otra cosa, está surgiendo y de su empoderamiento, puede dejar ver la luz al final del túnel, que conduzca a un triunfo democrático de los sectores no tradicionales y de izquierda en Sucre. ¿Podremos avanzar hacia allá, será posible esta utopía?, amanecerá y veremos.
Erasmo Montealegre
Fuente tomada de: El Universal
Deja un comentario