Y lo dicho lo podría afirmar con mucho respeto, hacia los procesos sociales que se han realizado a través de la historia en cada rincón del mundo. Y sin ir muy lejos, en nuestro entorno más cercano podríamos recordar los avances y retrocesos en naciones hermanas como Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Chile, es decir en prácticamente cada uno de los países de Suramérica. Se tienen fallas o incluso desviaciones políticas y un actuar no claro desde la institucionalidad, dando como resultado que las mayorías ciudadanas aumenten su incredulidad hacia ese cambio prometido.
Ante lo anteriormente expuesto, en ese mismo artículo decía que “Se debe tener claridad que para garantizar lo logrado hasta hoy en día, poco o mucho, según desde el ángulo en que se vea, es irremediablemente necesario profundizar el Proceso. Los logros a medias pueden dar sus resultados benéficos en un corto o hasta mediano plazo, pero “en este camino largo y pedregoso, ese hasta aquí avanzamos, puede terminar desembocando en un revés muy doloroso para esas mayorías.”
En nuestro caso colombiano, podemos asegurar que pese a los obstáculos desde el aparataje institucional y con una que otra “traición” denunciadas por el mismo presidente Gustavo Petro Urrego, los avances han comenzado a notarse, eso sí, en unas regiones más que en otras. Pareciera que los esfuerzos estuvieran concentrados en algunos departamentos, sin olvidar que en la historia institucional han sido los más olvidados o menos favorecidos por un Estado centralista.
Pero también debemos indicar que la comunicación amplia para divulgar los alcances y acciones a favor del pueblo, ha fallado, no solo por la negación y tergiversación constante de la comunicación, por parte de los medios hegemónicos al servicio del gran capital y de los grupos políticos que siempre han tenido el Estado a favor de sus mezquinos intereses. Sin menospreciar el daño que hacen quienes quieren ocultar la información que requiere la ciudadanía.
Lo anterior se presenta quizás por falta de una política comunicacional, precisa, oportuna, clara, activa y beligerante, y la pasividad de sectores sociales y políticos que acompañan o respaldan al actual gobierno del cambio, por lo cual la información necesaria y oportuna no llega y deja al albedrío de cada quien para interpretar o negar las políticas y acciones del gobierno nacional. Un ejemplo sencillo es la tergiversación que hacen oportunistas gobernadores y alcaldes de los recursos que aporta el gobierno para las regiones y localidades. A esto hay que agregar que hay funcionarios y funcionarias que no han estado a la altura del compromiso adquirido y se vuelven unos tecnócratas y burócratas más.
Por lo tanto “…para nada se puede esperar que sus enemigos estén desfallecidos, ni sus pretensiones de recuperar todas las prebendas hayan disminuido. Cada día arremeten con más desespero. Crean nuevas situaciones que ponen a prueba todo el andamiaje Estatal y Socio-político. Su propósito final es reversar lo mucho o poco que se ha logrado hasta ahora a favor de las mayorías, es decir en beneficio del Pueblo…”. No podemos renunciar a nuestro derecho de contar con gobiernos que jalonen los cambios sociales, políticos, culturales y económicos, que nos conduzcan a una sociedad verdaderamente democrática, diversa y justa en armonía con la naturaleza.
John Elvis Vera Suarez
Foto tomada de: Sinergia Comunica

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