Israel ha intensificado las matanzas de civiles palestinos en los puntos de reparto de comida y ayuda humanitaria, según están denunciando Naciones Unidas y numerosas ONGs internacionales. Algunos medios de prensa de Israel, citando a militares judíos, informan de masacres deliberadas y ordenadas por el ejército israelí para imponer el terror a la hora de repartir alimentos.
Estos crímenes de guerra, denunciados como tales por la ONU y que se añaden al genocidio en marcha desde hace veinte meses en Gaza a manos del ejército de Israel, contrastan con el anuncio que hizo anoche el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre un inminente alto el fuego, que podría alcanzarse a lo largo de la semana próxima.
“Acabo de hablar con algunas de las personas involucradas. La situación que se está dando en Gaza es terrible. Creemos que en la próxima semana lograremos un alto el fuego”, afirmó Trump. “Estamos trabajando en Gaza y tratando de solucionarlo. Estamos suministrando mucho dinero y muchos alimentos a esa zona porque tenemos que hacerlo”, insistió, en referencia a la participación de contratistas (mercenarios) estadounidenses en el reparto de comida y agua, junto a los militares israelíes.
Gaza, símbolo brutal del dolor
En un acto celebrado en la Casa Árabe en Madrid esta semana, UNICEF y la UNRWA, ambas oficinas de la ONU, y ONGs como Oxfam Intermon, Médicos Sin Fronteras, Save the Children y Movimiento por la Paz pidieron a los gobiernos europeos y otros aliados occidentales de Israel que intercedieran ante Tel Aviv a fin de poner fin a esas matanzas y al uso del hambre como arma de guerra en Gaza.
El número de asesinados en la Franja desde octubre de 2023, cuando comenzaron los devastadores ataques israelíes e inmediatamente la invasión de Gaza, sobrepasa ya los 56.400 palestinos, de ellos 18.000 niños, además de 132.000 heridos. Estas cifras no incluyen a los fallecidos por la hambruna ni a las decenas de miles de cadáveres que hay bajo las ruinas de la ciudades gazatíes. Según un estudio citado esta semana por el diario israelí Haaretz, los muertos palestinos pasan de 100.000.
Israel ha bloqueado una y otra vez la entrada en Gaza de ayuda humanitaria, desatando el hambre entre los cerca de 2,2 millones de gazatíes. Entre marzo y abril, el bloqueo fue total y la hambruna se hizo más presente en la Franja como arma letal para mover decenas de miles de personas de un punto a otro del enclave y así facilitar las nuevas ofensivas terrestres israelíes.
Caos y muerte en las colas del hambre
Desde que se desató la guerra, la distribución de la ayuda corrió a cargo en la mayor parte de los casos de las oficinas de la ONU para Palestina y de organizaciones humanitarias internacionales. Tel Aviv entonces acusó a Hamás, las milicias palestinas que combate en Gaza, de saquear los suministros y venderlos para comprar armas y suplementos militares.
Las matanzas de los desesperados que esperaban el acceso a la comida en los escasos puntos de distribución comenzaron de inmediato, con el ejército israelí utilizando no solo armas ligeras, sino también tanques, ametralladoras, morteros y artillería pesada.
Esta semana, el diario Haaretz, opositor a Netanyahu y su cohorte de radicales en el poder, informó con testimonios que los militares israelíes tienen autorización para disparar contra los civiles desarmados en torno a los puntos de reparto de ayuda. Netanyahu lo negó, pero las evidencias eran claras.
En un mes, 550 gazatíes han sido asesinados en las llamadas “colas del hambre”, mientras trataban de recoger una mísera cantidad de comida. No solo en los puntos organizados por el ejército israelí y el grupo GHF, sino también cuando la ONU y otros organismos humanitarios recibieron el permiso para ese reparto.
Más de 4.000 civiles resultaron heridos también en esa difícil elección “entre morir de hambre o correr el riesgo de ser asesinados mientras intentan obtener comida”, explicó el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Thameen Al Kheetan, quien calificó estas acciones como “crímenes de guerra”.
Campos de exterminio para los hambrientos
Según el diario Haaretz, que recogió testimonios de militares israelíes, desde que a fines de mayo la empresa GHF empezó a “repartir” los alimentos, ha habido una veintena de ataques armados de esos mercenarios y soldados contra civiles en los puntos de distribución de alimentos.
Se han instalado auténticos “campos de exterminio” en los puntos de reparto de ayuda humanitaria, publicó Haaretz. A pesar de la negativa de los hechos por parte del Gobierno de Netanyahu, la propia Fiscalía Militar israelí ha abierto varias investigaciones sobre la posible comisión de crímenes de guerra.
Esos cuatro centros de distribución por GHF de alimentos están controlados por el ejército israelí y se encuentran cerca de Rafah, sur de Gaza, y en las inmediaciones del corredor de Netzarim, en el centro de la Franja. Los espacios de reparto de comida tienen el tamaño de campos de fútbol y están rodeados de alambre de espino, con puestos de vigilancia erizados de armamento.
Desde allí, los soldados israelíes disparan a placer sobre los miles de personas hambrientas que acuden a por alimentos, incluso restos ya consumidos por los refugiados que llegaron primero. En medio de ese caos es cuando, a las órdenes de sus oficiales, los soldados del ejército “más moral del mundo”, como lo definió esta semana el estado mayor hebreo, abren fuego, incluso con armas de gran calibre, y despedazan a los gazatíes que tienen la mala suerte de encontrarse allí porque se mueren literalmente de hambre.
Médicos Sin Fronteras (MSF) reclamó este sábado que sea la ONU de nuevo la que se encargue de repartir la ayuda en Gaza, pues el plan israelí, con GHF al frente del reparto, “es una masacre disfrazada de ayuda humanitaria y debe ser desmantelado inmediatamente”.
En un comunicado, MSF resaltó que la actual asistencia “humanitaria” israelí esconde en realidad la consecución de “objetivos militares”, como el desplazamiento de la población gazatí. MSF instó a Israel a levantar el bloqueo a la ayuda humanitaria, los alimentos, el agua, el combustible (esencial para que funcionen los pocos hospitales que aún quedan en pie) y los suministros médicos.
El plan de Trump para concluir la guerra de Gaza
Es en este ambiente en el que ahora sale Trump anunciando muy conciliador un alto el fuego en Gaza dentro de unos pocos días. La posibilidad de que se produzca un armisticio ya fue señalada esta semana por varios medios israelíes. Y todas las explicaciones apuntaron a la retribución que debía hacer Netanyahu al apoyo que le prestó EEUU contra las instalaciones nucleares de Irán. Un show bélico cuya última representación fue la comedida respuesta iraní contra una base estadounidense en Catar, un ataque “pactado” entre Teherán y Washington que evitó que Israel cayera en una guerra total contra Irán en las que no eran tan grandes las opciones de victoria completa a corto plazo.
Según informó la publicación Israel Hayom, Trump ha acordado con Netanyahu el fin de la guerra de Gaza en dos semanas, incluyendo una ampliación de los Acuerdos de Abraham. Estos acuerdos impulsados antes de la actual crisis apostaban por el establecimiento de lazos entre Israel y los principales países árabes. En concreto, ahora se formalizarían las relaciones con Arabia Saudí y Siria.
Trump reclama, dentro de ese plan, la suspensión del juicio en Israel que busca la condena por corrupción de Netanyahu. También serían liberados la veintena de rehenes que Hamás conserva aun vivos en Gaza, parte de aquellos 250 capturados el 7 de octubre de 2023, cuando esas milicias palestinas asesinaron en Israel a cerca de 1.200 personas, desencadenante de la actual guerra.
El plan incluye también el gobierno conjunto de Gaza por varios países árabes, entre ellos Egipto y Emiratos Árabes Unidos, y la salida de Hamás de la ecuación. Los líderes del grupo palestino serían exiliados.
Aquí es donde rechina la viabilidad del plan, pues los países árabes han reclamado siempre que la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna los exiguos territorios en Cisjordania aún bajo su control, forme parte de la administración de Gaza. Netanyahu, sin embargo, rechaza cualquier participación de la ANP en los destinos de la Franja.
Además se promovería la emigración de parte de la población de Gaza a países no especificados, lo que significaría completar la limpieza étnica lanzada por Israel en Gaza. Asimismo, se avanzaría hacia la creación de un Estado palestino, para contentar a Arabia Saudí, a cambio de que se reconociera la soberanía de Israel en los territorios de Cisjordania ocupados de facto por colonos ilegales hebreos.
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