Podemos es un partido español de ámbito estatal que reconoce la plurinacionalidad del Estado y reclama un referéndum pactado que garantice el derecho a decidir, pero no es independentista. En estos momentos de polarización por un lado hacia el independentismo y por otro hacia un nacionalismo español que niega esa plurinacionalidad del Estado, ¿cree que esta postura de Podemos puede suponer un problema para el crecimiento del partido?
Bueno, nosotros vamos a ser coherentes siempre. Yo recuerdo perfectamente cuando nos acusaban de ilusos por hablar de plurinacionalidad, y sin embargo como fuerza política española de ámbito estatal hemos ganado dos elecciones en Cataluña, dos elecciones en Euskadi, fuimos la primera fuerza de oposición en Madrid, en Galicia, también en Baleares, también en Canarias… Creo que la coherencia política es fundamental, y hay que demostrarla en los momentos más emocionales: en el momento de declaraciones de independencia que no son legítimas y en momentos de estrategias del “a por ellos” que son una enorme irresponsabilidad y que dañan nuestra democracia. Nosotros vamos a seguir defendiendo España de la manera que entendemos que hay que defender España, que es defendiendo la plurinacionalidad y la diversidad constitutiva de nuestro país y las soluciones democráticas. Hay un problema político que hay que asumir y que no se puede ocultar y que no se puede esconder detrás de la ley ni detrás de la acción de las fuerzas de seguridad, y es que hay una parte de los ciudadanos de Cataluña que se quiere ir. Yo creo que no llegan al 50%, pero hay que preguntarse por qué han crecido tanto en los últimos años, y creo que la respuesta se llama Partido Popular. El partido que más ha contribuido a la ruptura de España en lo social pero también en lo territorial es el PP, y eso tiene que ver con una visión autoritaria de nuestro país que incluso ha echado por tierra el trabajo de los padres de la Constitución. Nosotros pensamos que España se defiende y la integridad territorial se asegura defendiendo una articulación institucional plurinacional que pase por hacer que en Cataluña sea posible hacer un referéndum legal y acordado.
¿Esa posición está provocando tensiones dentro del partido? Algunas encuestas apuntan también a un descenso electoral…
La mejor encuesta son las elecciones y ya hemos conocido unas cuantas elecciones en España en la que las encuestas decían una cosa y el voto de los ciudadanos una cosa bien diferente. Ahora bien, si alguien piensa que nosotros vamos a renunciar a nuestros principios por lo que digan algunas encuestas, se equivoca, para eso ya tienen otros partidos que modulan sus propuestas en función de las circunstancias. Todos los españoles vieron una campaña de primarias del PSOE que se fundamentó en tres ejes: plurinacionalidad, estamos más cerca de Podemos que del PP y hay que echar al Partido Popular y no descartamos una moción de censura. Bueno, a algunos les podrán acusar de mentirosos, de haber mentido otra vez; a nosotros no, nosotros siempre hemos defendido lo mismo: un referéndum pactado y con garantías. Y creo que hay una amplia mayoría silenciosa en España que apuesta por las vías de diálogo, que no grita “a por ellos”, que se siente ofendida cuando algunos se envuelven en la bandera para tapar su corrupción y que tiene memoria: que recuerda que algunos no sacaron la bandera para defender a las personas que eran desahuciadas, para defender la sanidad pública, para defender la educación pública… España es lo contrario a un corrupto que se envuelve en la bandera de España, España es lo contrario a un partido que envuelve con una bandera la sede que fue reformada con dinero negro, España es otra cosa, España son sus gentes y nosotros vamos a ser coherentes.
¿Ese referéndum pactado que ustedes reclaman es posible con la actual Constitución y sus mecanismos de reforma, que en mi opinión constituyen prácticamente un candado, o habría que ir a un cambio de régimen?
Bueno, hay constitucionalistas que, a tenor de lo que dice la ley orgánica que regula las diferentes modalidades del referéndum –que habla de provincias afectadas–, señalan que con la legalidad actual sería posible hacer una consulta en Cataluña, hay otros que apuntan a la vía del artículo 92 de la Constitución; incluso si hubiera que reformar la Carta Magna, nosotros entendemos que habría que hacer esa reforma y defenderemos siempre que cualquier reforma de la Constitución sea refrendada por un referéndum en toda España, en todo el Estado. Creo que hay que asumir con naturalidad que las soluciones políticas tienen que informar el espíritu de las leyes y el espíritu de la Constitución. Nosotros hemos hablado mucho en las últimas semanas de que el proceso de construcción autonómica de España tuvo muchas tensiones y hubo muchas situaciones en las que hubo que adaptar la ley a la voluntad popular expresada por diferentes comunidades que forman parte de nuestro país. Cantabria, por ejemplo, es sabido que no formó parte de las preautonomías, que había una voluntad por parte de las élites de decir “ustedes van a formar parte de un territorio diferente, y Cantabria, uno, no se va a llamar Cantabria, se va a llamar Santander, y dos, no va a tener reconocida su autonomía”. Y aquí hubo un movimiento muy importante de los cántabros que dijeron “mire usted, nosotros tenemos derecho a ser una autonomía”. Y, esto me lo contaba Revilla en la conversación que hemos tenido, el Banco Santander no estaba de acuerdo, porque entendía que que esto se llamara Cantabria y no Santander podía afectar a los intereses del banco. Sin embargo, aquí hubo un movimiento muy importante que dijo “nosotros tenemos derecho a ser una autonomía”, y por la vía del artículo 143 de la Constitución se consiguió. Bueno, pues tenemos que asumir que cuando hay temas de debate, hay que adaptar las leyes a la realidad. Hay quien dice “¿pero está usted comparando Cantabria con Cataluña?”. Bueno, no se puede comparar un bolígrafo Bic azul con un bolígrafo Bic azul, se pueden comparar las cosas que son diferentes, y lo que se puede reivindicar es el espíritu de adaptar la ley a lo que quieren mayoritariamente los ciudadanos, y si los ciudadanos en Cataluña quieren mayoritariamente votar –más del 80%–, pues yo creo que los demócratas tenemos que asumir esa realidad, y los que somos españoles y queremos que España siga unida, tenemos que defender que la clave para que España siga unida es que haya una mayoría de catalanes que quieran formar parte de España, y eso es así y hay que asumirlo como tal. Y si alguien ha fabricado independentistas en Cataluña es el Partido Popular, que es el partido que más rompe España por la vía social y también por la vía territorial.
Pero hay un nacionalismo español de tendencia recentralizadora, el del “a por ellos”, cada vez más visible. ¿Podría acabar tomando cuerpo de alguna forma o ya está insertado en el PP y en Ciudadanos?
Es verdad, incluso ha habido una visibilización pública de fascismo. En nuestro país hemos visto fascismo en las calles envolviéndose en la bandera de todos. Lo que creo es que no entienden España. Quien dice que España es uninacional no entiende España, no comprende España; quien identifica España con la corona no entiende España. Conocer la historia de los dos últimos siglos de nuestro país implica reconocer que aquellos que han identificado España con la monarquía y con un sistema uninacional solamente han podido gobernar mediante dictaduras o mediante sistemas de sufragio censitario. Cada vez que ha habido un periodo democrático en España, se han abierto y han tenido que articularse respuestas a la diversidad identitaria, cultural y nacional de nuestro país. Esto lo hemos visto en el siglo XIX, esto lo hemos visto en el siglo XX, y si nuestra democracia ha funcionado los últimos 40 años, fue porque incluso con un ejército no democrático que hace 40 años vigilaba todo lo que se hacía, la Constitución habla de nacionalidades, que es un sinónimo de nación, y ya la Constitución del 78, que se hace en condiciones muy difíciles, reconoce una realidad plurinacional de nuestro país. Quien dice que España es uninacional, quien dice que España es el rey, no entiende España y son fundamentalmente sectores antiespañoles que ponen en riesgo la viabilidad de España como proyecto colectivo.
Hablan ustedes de un “bloque monárquico” que estaría integrado por el jefe del Estado, el PP, el PSOE y Ciudadanos. ¿Hasta qué punto están identificados esos cuatro actores y qué papel dejan al resto?
Creo que es muy importante comparar el poder de ese bloque monárquico, y digo bloque monárquico con pena, porque creo que el actual monarca habría podido jugar un papel diferente al que está jugando. Le llamo bloque monárquico porque hubo un llamamiento al cierre de filas por parte del monarca y se configuró un bloque. Comparemos el peso de ese bloque con el peso de las élites políticas que de alguna manera iluminan el acuerdo político del 78. El bloque monárquico puede tener mucho poder, pero tiene mucho menos que el bloque digamos de las élites que fueron capaces de sacar adelante el proyecto político del 78 con su Constitución. Entonces no solamente estaban ahí los dos grandes partidos, primero la UCD y el PSOE, después Alianza Popular y el PSOE; estaba también el PCE y estaban dos fuerzas políticas que fueron absolutamente determinantes a la hora de asegurar la estabilidad política del sistema español, que eran el Partido Nacionalista Vasco y Convergència i Unió. Y hubo también un acuerdo económico, que se llamó los Pactos de la Moncloa, que contó también con enormes consensos por parte de las organizaciones sindicales de la época. Ahora hay que sumar, y vemos que ese bloque es minoritario en Cataluña, es minoritario en el País Vasco, es minoritario en Navarra y tienen que asumir que nosotros somos la fuerza política que gobierna en las principales capitales de España: gobernamos en Madrid, gobernamos Barcelona, gobernamos en Cádiz, gobernamos en Zaragoza, gobernamos en Coruña, gobernamos en Ferrol, gobernamos en Santiago de Compostela, Compromís gobierna en Valencia… Hay una realidad enormemente diferente, hay una nueva España que avanza, a la que a nosotros nos gustaría que se incorporase el PSOE, que debería entender algo: el PSOE gobernó en España cuando era capaz de ser simultáneamente la primera fuerza política en Andalucía y en Cataluña, y el PSOE en momentos históricos cruciales fue capaz de entender lo que significaba la pluralidad de identidades en nuestro país. El PSOE fue capaz de entender lo que significaba el catalanismo popular y tuvo figuras cruciales para entender Cataluña, como el señor Pasqual Maragall. Y en Andalucía fue capaz de apropiarse de algo que era más un patrimonio del viejo Partido Socialista de Andalucía, que era el andalucismo político como una reivindicación democrática de base popular en Andalucía, que decía algo muy cierto y muy sensato, que era “Andalucía, como la que más”. Si el PSOE se entrega a la visión uninacional monárquica que están llevando a cabo el Partido Popular y Ciudadanos y de alguna manera se termina de desprender de sus sectores más inteligentes a la hora de comprender España, creo que no formarán parte del futuro de este país. Pedro Sánchez será presidente si se pone de acuerdo con nosotros y si se pone de acuerdo con fuerzas políticas catalanas y fuerzas políticas vascas. Si no, será un vicepresidente de Rajoy, y eso será no solamente una mala noticia para las ambiciones que pueda tener legítimamente sino que será una mala noticia para España.
Es evidente que Pedro Sánchez ha faltado a la palabra que dio cuando se presentó a las primarias, y Anticorrupción ha confirmado que el PP es un partido corrupto, pero aquí no pasa nada. ¿Por qué sigue gobernando el PP en España?
Bueno, creo que en la propia formulación de la pregunta está la respuesta: porque efectivamente algunos faltaron a su palabra. Nosotros presentamos una moción de censura cuando era nuestra obligación presentarla, dijimos que la retirábamos si el PSOE se ponía al frente y les hemos propuesto desde entonces que presentaran una moción de censura que tenía números para salir adelante. Creo que en estos momentos esto sería muy obvio, pues efectivamente, como señalaba usted en su pregunta, faltaron una vez más a su palabra.
¿Decía antes que Pedro Sánchez estaría aún a tiempo de ser presidente del Gobierno español junto a ustedes?
Voy a ser muy claro. Creo que el acontecimiento político más relevante hasta hoy, que estamos en un día de acontecimientos políticos relevantes, en 2017 fue la victoria de Pedro Sánchez en las primarias. Es un acontecimiento histórico, porque no solamente derrota al aparato de su partido, derrota a todo un bloque oligárquico: jefes de bancos, jefes de multinacionales, jefes de los grandes medios de comunicación… que conspiraron abiertamente, y esto lo sabe todo el mundo: Revilla va a contar en su próximo libro, va a poner algunos nombres y apellidos de los que decidieron cortarle la cabeza al secretario general del PSOE, conspiraban para que ganara Susana Díaz. Y Pedro Sánchez ganó. Y Pedro Sánchez ganó diciendo tres cosas, como decíamos antes: plurinacionalidad, Podemos es el socio preferente y el objetivo es sacar a Mariano Rajoy del Gobierno. Eso abrió una oportunidad y eso despertó mucha ilusión entre bases socialistas, entre militantes socialistas, pero también entre nuestra gente, que veía la posibilidad de un acuerdo de gobierno con el PSOE. Que el PSOE pudiera acordar un Gobierno con nosotros en relación a los apoyos y los votos que tenga cada uno, buscando un acuerdo también con fuerzas catalanas y con fuerzas vascas que permitiera sentar las bases para un nuevo acuerdo territorial, a nuestro juicio eso tenía que ser sobre procedimientos democráticos de resolución de los conflictos existentes. Bueno, creo que los últimos pasos sirven para llevarnos a un escenario en el que da la impresión de que una vez más lo que dijeron para ganar las primarias, a la hora de la verdad no sirve. Creo que si el PSOE no hubiera apoyado al PP en la aplicación del 155, ahora podríamos estar en un escenario de negociación mucho más interesante. Nosotros nunca les pedimos que pensaran como nosotros, yo he hablado muchas veces con Pedro y le he dicho “entiendo que vosotros no defendáis un referéndum pactado, ojalá lo defendierais como lo defendieron en su momento algunos dirigentes del Partido Socialista de Cataluña, pero respetad que nuestra posición es democrática y busquemos un espacio de acuerdo que a mi juicio no se puede buscar con los corruptos, que hay que buscarlo con otro tipo de fuerzas políticas”. De Esquerra Republicana se podrá decir muchas cosas, pero, hombre, no han metido la mano en la cesta del dinero, como hizo el Partido Popular. Busquemos acuerdos entre los que pensamos diferente y construyamos un nuevo acuerdo territorial sobre bases democráticas. Creo que por desgracia han elegido la vía del PP, que es una vía que pone en cuestión la propia viabilidad de nuestro país en lo social y en lo territorial.
En qué sentido en lo territorial? Sabemos lo que la aplicación del 155 puede suponer para Cataluña, ¿pero qué podría suponer a nivel de recomposición del Estado de las Autonomías? ¿Hacia dónde lleva esto?
Es inviable, es la ruptura de España. Lo digo muy claramente: si dentro de diez años o de 15 años, el 75% de los ciudadanos catalanes se quiere ir, España es inviable en su integridad territorial actual, y eso sería una desgracia. Y lo dice alguien que encabeza una fuerza política que ha ganado dos veces las elecciones a los independentistas en Cataluña y que sacamos al Partit Demòcrata Català del Ayuntamiento de Barcelona. Creo que tenemos toda la legitimidad para decir “nuestro proyecto sí seduce en Cataluña, el del Partido Popular no seduce en Cataluña”. Escuchar a dirigentes del Partido Popular amenazar con aplicar el 155 en Euskadi también, en Navarra también, en Castilla-La Mancha también porque en Castilla-La Mancha el PSOE gobierna con nosotros, revela no solamente que tenemos unos señores muy autoritarios gobernando, sino que son ineptos, porque gobernando así lo único que van a conseguir es aumentar las fracturas sociales y territoriales que se pueden dar en nuestro país. Les pediría que aprendieran un poco de algunos de esos padres de la Constitución a los que tanto admiran, que tuvieron la cintura política suficiente para saber negociar. El señor Suárez, que venía de la Falange Española, era un cuadro del franquismo con límites en su formación política pero con un gran instinto, fue capaz de llegar a un acuerdo con el señor Tarradellas, reinstaurar una institución republicana como la Generalitat y asumir que esa institución era preexistente a la Constitución del 78, que la Constitución del 78 reconoce. Ha habido señores de derechas en España que han sabido negociar en Navarra una Ley de Amejoramiento que en la práctica convierte a Navarra en un Estado Libre Asociado en muchos aspectos, o negociar un Cupo vasco con un nivel de competencias fiscales que hacían que nuestro ministro actual de Asuntos Exteriores, que no es el más brillante que ha tenido España, llegara a reconocer en una entrevista que si hay un acuerdo internacional que afecta a las competencias fiscales del País Vasco, el Gobierno Vasco tendrá que estar representado. Incluso en la derecha española ha habido gente lo suficientemente sensata como para entender la plurinacionalidad de España. Si de repente vamos a tener que en España gobiernan el señor Albiol y el señor Rivera, que han demostrado enormes límites mentales a la hora de entender lo que es nuestro país, pues lo llevarán al desastre y a nosotros nos tendrán enfrente.
Hablando de Rivera, su partido lo mismo sirvió para pactar con el PSOE e intentar que ustedes se sumaran a aquel pacto que sirve ahora para empujar al PP aún más hacia la derecha. El papel que está jugando Ciudadanos en clave de régimen es un tanto peculiar.
Sí, está jugando un papel como fuerza política de extrema derecha, muchos de sus discursos recuerdan a los del Frente Nacional. Creo que hay un problema de profundidad. Yo creo que Ciudadanos tiene dos dirigentes políticos muy importantes: uno es Albert Rivera y otro es Inés Arrimadas. Intuyo en Inés Arrimadas algo más de profundidad que en Albert Rivera, y eso tiene que ver, para empezar, con comprender qué es lo que representa Cataluña. Seguramente Ciudadanos, si mirara con un poco más de tranquilidad lo que está ocurriendo en Cataluña, podrían llegar a la conclusión de que una parte del espacio que ha dejado libre la vieja Convergència i Unió, que tiene que ver con la tranquilidad de ciertos sectores empresariales, lo podría asumir Ciudadanos, pero para eso hay que entender y reconocer ciertos elementos de la cultura política y nacional catalana, lo que pasa es que mientras la Dirección del partido esté en manos del señor Girauta, da la impresión de que es un partido donde piensan y mandan los ultras. Hay otra gente en Ciudadanos más inteligente, hay algunas personas incluso a las que yo aprecio en lo personal, como Javier Nart, con el que estaré en desacuerdo en muchas cosas pero creo que sabe pensar, creo sin embargo que la línea la marcan los ultras. Y en el Partido Popular, por desgracia, tres cuartos de lo mismo. Da la impresión de que la línea la marca un señor como Pablo Casado, que al mismo tiempo que desprecia la memoria histórica, después dice que si no va a acabar Puigdemont como Companys. Oiga usted, a Companys sus antecesores políticos le fusilaron, ¿cómo puede usted ser tan animal en lo que está diciendo? Y dice no, pero es que me refería a lo de la República, y es como: mire usted, la República era tan democrática que en el momento histórico que usted menciona estaba gobernando Lerroux con el apoyo de la CEDA, con el apoyo de la derecha. Porque usted dice que nosotros admiramos la II República; bueno, porque era democrática; usted admira el franquismo, que allí no se podía votar ni decidir nada. Entonces, claro, cuando uno ve que en el Partido Popular manda Casado, que recomendaba como libro de Historia algo como ‘Historia breve de España’ –de 75 páginas–, que dice esto de Companys y luego dice “es que no soy historiador”, el señor Albiol… Dices: creo que nuestra patria no se merece unos dirigentes políticos que a veces tienen una estatura física muy alta pero una estatura intelectual que no da la talla de lo que cabe esperar de alguien que tiene responsabilidades de Estado.
¿Qué tal su reunión de esta mañana con Revilla? Él siempre dice que tienen ustedes muy buena relación.
Yo a Miguel Ángel le quiero, aunque tengamos muchas diferencias políticas, y creo que tiene algo que para mí es fundamental: creo que es una buena persona, y me lo ha demostrado muchas veces. Luego tendremos muchas diferencias políticas y pensaremos diferente, pero creo que es un hombre que ama a su tierra y que cree en lo que dice y me lo paso muy bien hablando con él. Hemos hablado de España, de Cataluña… pero hemos hablado de México también, hemos estado hablando de Manuel López Obrador, que él le apoya abiertamente, hemos estado hablando de Uruguay y de Mujica, y sí tengo buena relación con él, le respeto mucho, le conozco desde antes de que existiera Podemos, y ya digo, a pesar de las diferencias, porque venimos de sitios muy diferentes y pensamos muy distinto en algunas cosas, me parece un hombre bueno.
Ha venido usted a presentar también el proyecto Arronti. ¿Cómo ve a Podemos Cantabria y cómo ve el proyecto Arronti?
Con muchísimo respeto. Yo creo que es fundamental que los dirigentes estatales seamos enormemente respetuosos y escrupulosos con los procesos que se dan en los diferentes territorios. Para mí es un honor estar aquí en Cantabria pero quiero ser enormemente respetuoso con un proceso asambleario y de discusión política que concierne a los inscritos y militantes de Podemos en Cantabria y que además se ha abierto a la ciudadanía, lo cual me parece un enorme acierto, pero es un proceso suyo y los dirigentes estatales tenemos que ser respetuosos y muy escrupulosos con ello
¿Cómo es la relación de Podemos con su socio Izquierda Unida –últimamente se ve a Alberto Garzón posicionado prácticamente en contra del derecho a decidir– y con el resto de sus socios?
Estamos básicamente de acuerdo, hay mucho feeling, y ese feeling tiene que ver con un trabajo en el grupo parlamentario, en el que yo creo que estamos en el mejor momento entre Podemos y todas las confluencias, y también un trabajo de discusión. Aunque a veces pueda haber acentos o matices diferentes, creo que todos compartimos que apostamos por la España plurinacional, que tiene que haber un referéndum pactado y legal en Cataluña. Tenemos un modelo de España social, de reivindicación de la soberanía en lo que se refiere a los servicios públicos, a una política industrial patriótica que compartimos, compartimos la necesidad de construir un bloque histórico amplio. El lunes hay una reunión del Espacio 20/20 que por segunda vez es un espacio que va más allá de Podemos; está Podemos pero estará también una delegación de Catalunya en Comú, de En Comú Podem, estará también una delegación de En Marea, una delegación de Izquierda Unida… Es un espacio de debate político y estoy muy satisfecho de que, respetando las diferencias de cada organización política –porque no somos iguales–, compartamos proyecto electoral, proyecto político y proyecto histórico para España.
La Historia aporta muchas claves. ¿A qué momentos de la Historia de España remite todo esto que estamos viviendo ahora?
Es muy español lo que está ocurriendo en estos momentos, y estudiar el siglo XX y sobre todo el siglo XIX, que es un siglo muy olvidado pero que revela muchas características de nuestro país, señala dos claves para entender la Historia de nuestra patria. Por una parte la existencia de unas élites, que hemos llamado “trama”, capaces de parasitar el poder político y crecer económicamente no tanto por su capacidad de emprendedores como por su capacidad de patrimonializar el Estado; la corrupción como forma de gobierno es una tradición de las élites españolas que ha tenido que ver con el retraso en nuestro país y con algunas dificultades históricas en nuestro país, y esto tiene mucho que ver con el siglo XIX. Y al mismo tiempo unos problemas territoriales que han formado parte consustancial de la Historia de nuestra patria, y en particular de la relación con Cataluña: el proyecto originario de las élites catalanas era ser las élites dirigentes de toda España, y hubo una serie de enfrentamientos entre los sectores económicos que de alguna manera identificaban más al caciquismo y al latifundismo del centro y del sur de España sobre las élites más industriales de Cataluña y del País Vasco, que podían tener digamos un proyecto de modernización burguesa que quería avanzar más rápido que el proyecto de estas viejas élites que mantuvieron a nuestro país en situaciones de retraso. Y al mismo tiempo un empuje de sectores democráticos históricamente del siglo XIX identificados con los proyectos republicanos y con el movimiento obrero que lo que planteaban era la extensión del sufragio, la modernización de España, el enriquecimiento cultural de nuestro país… Ahí se enmarcan experiencias como la Institución Libre de Enseñanza, como los ateneos obreros, que son elementos que vuelven a aparecer en la historia de nuestro país. El momento más reciente fue el 15M. El 15 es muy español: una protesta masiva de ciudadanos, el profesor Villacañas decía “recuerda mucho a la tradición juntera castellana lo que significa el movimiento 15M, que pone encima de la mesa una serie de reivindicaciones democráticas que transforman el sistema político en nuestro país”. Bueno, creo que es fundamental entender que esos dos problemas siguen existiendo en España y que enfrentan básicamente a dos bloques: un bloque más democrático, más popular, que entiende España en su diversidad, y un bloque oligárquico que sigue queriendo mantener el Estado bajo su control para mantener una serie de privilegios y de alguna manera para poder perpetuar la corrupción y el nacional-patrimonialismo que algunos aplican sobre las instituciones del Estado para seguir ganando dinero. Y esto lo sabe todo el mundo. Revilla, que es un señor difícilmente etiquetable como alguien de izquierdas de toda la vida, sin embargo te dice ¿quiénes han decidido todo en este país toda la vida? Pues el señor Isidre Fainé –que además cuando le mencioné una vez en un programa de televisión me tuvieron sin llevarme a esa cadena un montón de tiempo– y otra serie de banqueros fundamentales en este país, lo que representaba la monarquía y lo que representaban una serie de partidos políticos cooptados por esas élites económicas. Bueno, pues eso es algo que ha existido siempre en la tradición política de nuestro país y que es un freno a las aspiraciones democráticas y de prosperidad de nuestra patria. Por eso lo vamos a pelear, nosotros nos reivindicamos como patriotas. Somos patriotas, somos españoles, estamos orgullosos de serlo, y lo somos además porque reivindicamos la plurinacionalidad y porque reivindicamos espacios más democráticos. Y los que más han avergonzado a nuestra patria son los que se envuelven en banderas para tapar la corrupción, y vamos a seguir diciéndolo: el partido más antiespañol en nuestro país es el Partido Popular.
JAVIER LEZAOLA
Fuente: http://www.eldiariocantabria.es/articulo/politica/espana-contrario-corrupto-envuelve-bandera-espana/20171027190702036423.html
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