Indudablemente, el logro más importante de Santos fue conseguir lo que los colombianos ansiábamos desde hace años: ponerle fin al conflicto armado con las FARC, lo que le permitió recibir el premio Nobel de Paz y cuatro doctorados Honoris Causa de universidades prestigiosas, demostrando la falsedad de querer entregar el país a la guerrilla o al castrochavismo.
Igualmente meritorio es haber sorteado la crisis en las finanzas producida por la baja internacional del precio del petróleo que de estar en cien dólares el barril llegó a caer a 27 dólares. Se controló la inflación y se dio un paso de gigante en materia de mejoramiento de la infraestructura física del país: se construyeron miles de kilómetros de carreteras; se modernizaron aeropuertos y terminales portuarios, en particular el de Buenaventura; se invirtió en la construcción de puentes y se fortaleció la red de internet.
En el plano social se redujo la tasa de desempleo y se crearon 1,8 millones de empleos formales; se posicionó la educación como pilar de la equidad; se instauró la educación gratuita primaria para más de 8 millones de niños; se construyeron escuelas y se distribuyeron computadores gratis. Así mismo, se extendió el cubrimiento de la salud para toda la población; se aumentó la cobertura de Colombia Mayor avanzando en la protección de los ancianos; se fortaleció el sistema pensional; se construyeron más de 400.00 casas gratis para la población más necesitada; se controló el precio de unos 2.700 medicamentos; se restituyeron trescientas mil hectáreas a campesinos después de los acuerdos con las FARC y se protegieron 30 páramos.
Como resultado de lo emprendido la desigualdad ha caído de manera sostenida, de modo que el coeficiente Gini está en el nivel más bajo de los últimos 25 años (alrededor de 0,51); ha mejorado la imagen del país en el mundo; se ha incrementado el número de turistas que lo visitan; las calificadoras de riesgo mantienen las buenas notas y se ha incrementado la inversión extranjera. Después de años de intenso trabajo Colombia logró la inclusión en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE y fue aceptada como socio global de la OTAN.
Sin embargo, y a pesar de los logros mencionados, las más grandes movilizaciones sociales en la historia reciente del país tuvieron lugar durante el gobierno de Santos. Baste con mencionar el paro universitario de 2011, el paro nacional cafetero en febrero y marzo de 3013, el paro en el Catatumbo del mismo año, los paros agrarios de 2013 y 2014 y la “Minga Agraria, Campesina, Étnica y Popular” de 2016.
Ciertamente, la agitación social estuvo ligada al curso de las negociaciones con las FARC pero también al hecho de que la política institucional del país se caracteriza por su cierre a ciertas demandas y reivindicaciones de los sectores populares que recurren a ella para hacerse oír de las autoridades públicas.
Entre los puntos negativos del balance del gobierno de Santos cabe mencionar las promesas incumplidas como la de no subir impuestos; la precarización de las formas de vinculación laboral como consecuencia de acabar con los contratos a término indefinido y, sobre todo, la lentitud para implementar lo acordado en las negociaciones con las FARC, en particular lo relativo a la reforma rural integral; la precaria aplicación del programa para sustitución de cultivos ilícitos; el incumplimiento con las víctimas del conflicto armado, los altos niveles de corrupción que hacen tambalear a las instituciones; la constante violación de los derechos humanos y la falta de un liderazgo fuerte.
La parte más dramática y dolorosa de los aspectos negativos del balance es la persistencia de la polarización social y la ineficacia de los cuerpos destinados tanto a la protección de los excombatientes de la guerrilla como de los líderes sociales que caen abatidos por una ola de violencia incontenible hasta el momento.
En suma, hay logros sectoriales evidentes pero nada estará asegurado hasta que se resuelvan los problemas de fondo que obstruyen la senda hacia una paz estable y duradera susceptible de brindar garantías a todos los colombianos y despejar la vía hacia una sociedad reconciliada, equitativa, solidaria y tolerante.
Rubén Sánchez David, Profesor Universidad del Rosario
Foto tomada de: Publimetro
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