Todos los analistas políticos serios lo esperaban, pero ninguno sabía cuándo se produciría el estallido de indignación popular por la política de expulsiones masivas de inmigrantes adoptada por el presidente Donald Trump. Se produjo el pasado sábado 7 de junio en las localidades de Paramount y Compton. Fue la chispa que incendió la pradera calcinada por el racismo y la xenofobia. Las movilizaciones, las protestas y los enfrentamientos con la policía y los militares pronto se extendieron, primero al resto de Los Ángeles, luego al sur de California y después a San Francisco, Dallas, Tampa, Nueva York y Chicago. Cierto. No es la primera vez que una oleada de violentas protestas sacude a Estados Unidos de un extremo a otro. Los levantamientos de los afroamericanos en los años 60 del siglo pasado desencadenados por los asesinatos de los líderes Martin Luther King y Malcom X fueron más violentos de los que ahora están protagonizando los hispanos. Pero no consiguieron lo que las movilizaciones de estos últimos sí han conseguido: causar la más grave crisis política que se haya presentado en muchos años en la potencia del norte y cuyo epicentro es el virulento enfrentamiento entre el gobernador de California Gavin Newsom y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Nunca antes que yo recuerde el gobernador de un estado de dicho país había desafiado al gobierno de Washington de manera tan radical.
Pero antes de exponer y analizar los términos de este durísimo enfrentamiento, voy a ceder la palabra al vocero de la Unión del barrio, una importante organización hispana del sur de California, que narró en los siguientes términos lo sucedido en las primeras horas del estallido social que desencadenó la movilización nacional de los latinos en contra de la infame política migratoria de Trump. El vocero, un hombre fuerte y decidido, de unos treinta y tantos años y vestido con una camiseta verde olivo en la que destaca la imagen impresa del águila azteca, inicia su intervención antes las cámaras, saludando “al valiente pueblo de Paramount, Compton y Los Ángeles y se enorgullece de haber participado, hombro con hombro, en la lucha que consiguió sacar de nuestra comunidad a la Patrulla fronteriza y a los sheriffs de Los Ángeles”. Y añadió con voz firme y rotunda: “No aceptaremos vivir en miedo eterno. Y no le pedimos permiso ni disculpas al gobierno represor por defender a nuestras familias y comunidades. La historia está de nuestro lado. Más que nunca contamos con la autoridad y el derecho universal de defender a nuestro pueblo de los secuestros y de la separación familiar. Ayer sábado 7 de junio, varios miembros de la comunidad nos informaron de una fuerte presencia de agentes de inmigración cerca de Home Depot en Paramount. También informaron que había muchísimos trabajadores en el área que estaban rodeados por los agentes. Nuestros compañeros subieron inmediatamente información a las redes sociales y en menos de media hora empezó a llegar el pueblo a repudiar a los agentes y defender a los trabajadores.
Cuando los más de cien agentes de la Patrulla Fronteriza vieron a los cientos de manifestantes que habían llegado, empezaron a atacar al pueblo con gases lacrimógenos y varios otros instrumentos represivos. Aunque aterrizó un helicóptero del Department of Home Security, levándoles más municiones, la patrulla fronteriza y los sheriffs no pudieron vencer a la resistencia del pueblo. Lo que no sabían los agentes era que el pueblo no se iba a retirar y que los iban a combatir. No contaron con la valentía de los jóvenes del barrio y de la comunidad que combatió en contra de los agentes por más de 8 horas. Minutos después de la 7 de la noche, los agentes de la patrulla fronteriza y los sheriffs se vieron obligados a replegarse del lugar. Y queremos informar que se fueron y no secuestraron a ninguno de los trabajadores que estaban presentes. El pueblo se defendió y venció a los agentes. Así se defiende al pueblo trabajador.
Lo que ocurrió en estos días no fueron actos de vandalismo ni delincuencia, sino actos de resistencia contra el gobierno que está secuestrando a nuestros padres, madres, esposas, esposos e hijos. El pueblo lo hizo por un profundo amor y un sentido de justicia hacia nuestros familiares”.
Durante la resistencia popular, la Casa Blanca ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en la ciudad de Los Ángeles. Desde horas tempranas del domingo 8 de junio se logró documentar una fuerte presencia militar en el centro de la ciudad. Trump y su gobierno fascista imponen el toque de queda y utilizan la insurrección como pretexto para la suspensión de todo derecho constitucional, humano y civil”. El pueblo sin embargo no se rindió. “Siguió la resistencia. Hoy hubo varias manifestaciones aquí en Los Ángeles y nuestros compañeros y compañeras realizaron patrullas comunitarias por toda la ciudad”.
El mencionado envío de la Guardia Nacional a Los Ángeles desencadenó el enfrentamiento entre Newsom y Trump. El gobernador protestó por dicho envío, diciendo primero que era la respuesta apresurada a una “crisis manufacturada”. Y luego declaró que esta decisión del presidente era “ilegal”, porque, según la legislación vigente, es el gobernador del estado al que corresponde pedir a Washington dicho pedido. Y no al revés. De hecho, ya la demandó ante los tribunales. Agregó que el envío inconsulto de la Guardia Nacional constituía una grave amenaza a la democracia y “un paso inequívoco autoritarismo”. Y cuando Trump amenazó con suspender toda la ayuda federal a California si Newsom insistía en el desacato, el gobernador respondió que, sí cumplía su amenaza, debía tomar en cuentas que California envía normalmente a Washington impuestos cuya cifra es “veinte veces mayor” que la representada por las ayudas federales al estado. Recordó que California por sí sola es “la quinta economía del mundo” y añadió que, si Trump “insistía en arrestar a mi gente”, refiriéndose a los migrantes, “California se independizaría” e incluso “puede regresar a México”.
Cuando Trump afirmó que “los insurrectos tienden a escupir en la cara de los guardias nacionales. A estos patriotas se les dice que lo acepten, que así es la vida”. Pero no bajo mi gobierno. “Si escupen les pegaremos, y les prometo que les pegaremos más fuerte que nunca. Tal falta de respeto no será tolerada”. El gobernador le respondió en las redes sociales diciendo: “Mandaste a las tropas aquí, sin combustible, comida, agua, ni un lugar donde dormir. Si alguien está tratando a nuestras tropas despectivamente ese eres tú”. El mensaje estaba acompañado de imágenes en las que se veía efectivamente a soldados de la Guardia Nacional durmiendo amontonados en el suelo.
La respuesta de Newsom a la amenaza de encarcelarlo si seguía oponiéndose a las redadas de inmigrantes, hecha por Tom Homan, fue todavía más desafiante, si cabe. Homan es un curtido ex policía de Nueva York, a quien Trump encargó durante su primer mandato la dirección del Servicio de Inmigración y control de Aduanas (ICE). Cargo desde el que tomó la humillante decisión de enjaular a los niños inmigrantes para separarlos de sus padres. En su nueva administración Trump lo nombro “zar de la frontera” encargado de dirigir toda la campaña en contra de la inmigración ilegal en la candente frontera con México. A su amenaza, Newsom respondió en la televisión: “Venga, arrésteme, acabemos de una vez, tipo duro”.
Para entender la agresiva respuesta de Gavin Newsom a la política anti inmigrante de Trump, no basta con ceñirse a sus actos y sus palabras. Él es un importante líder del partido demócrata que con su beligerante defensa de los migrantes está ganando mucha popularidad entre los votantes latinos. Tanto de California como del resto de los estados con fuerte presencia de los mismos, como Texas, Florida, Míchigan y Nueva York. En ninguno de dichos estados, sin embargo, alcanzan los hispanos porcentajes en el conjunto de la población que alcanzan en California. Allí son el 39%, seguidos de los caucásicos con el 38%, los asiáticos con el 14% y los afroamericanos con el 6%. El resto son pueblos originarios e isleños de las islas del océano Pacifico.
Además, hay que enmarcar el activismo de Newsom en el contexto marcado por la brutal ruptura de Elon Musk con Trump. Las estratégicas actividades empresariales aeroespaciales del surafricano tienen en California su sede principal. Como la tienen el resto de los gigantes de lo que Yannis Varoufakis llama el “capitalismo en la nube”: Amazon, Apple, Alphabet, Microsoft, Meta y Starlink, propiedad de Musk. Las cabezas visibles de las mismas escenificaron el día de la “inauguración” de la presidencia de Trump un sonado respaldo al mismo, que sorprendió a muchos analistas, debido a que ellos habían sido tradicionalmente apoyos del partido demócrata. Por lo que cabría interpretar la agresiva oposición del gobernador Newsom a Trump como una ratificación de que esta élite tecnológica ha roto su fugaz alianza con Trump.
Yo creo que estos datos y estos hechos no escapan a la comprensión de la dirigencia de Unión de barrio, la organización mencionada antes, con cerca de “45 años de experiencia organizativa y un legado de resistencia”, tal y como declara orgullosamente. Solo dicha comprensión explica que su vocero haya dicho: “La historia nos ha enseñado que los políticos establecidos en el poder no saldrán a confrontar al ICE, a la patrulla fronteriza, ni al fascista de Trump. La única opción que nos queda es unirnos, organizarnos y defender a nuestras familias y comunidades. Podemos darles la batalla, porque somos más que ellos y después de tantos abusos y de tanto dolor, el pueblo puede y debe levantarse con la frente en alto. Sin la organización el Estado opresor nos puede vencer, pero como dijo la famosa consigna: el pueblo unido jamás será vencido”.
A continuación, declaró: “Hoy anunciamos la segunda fase de la resistencia y defensa de los patrullajes comunitarios. Hacemos el llamado al pueblo en general a patrullar las calles de su barrio y localizar la presencia de la ICE. Si los miran tomen fotos y videos y manden ese material a Unión del barrio, para que podamos informar al pueblo de los derechos constitucionales. En los próximos días y semanas haremos llegar a la gente de los barrios materiales, métodos y guías para detectar y alertar al pueblo, para que se pueda vencer a los agentes de la migra. Ahora no podemos mantener una defensa de ciudades enteras. Pero si podemos defendernos en nuestros barrios, casa por casa y calle por calle.
También hacemos un llamado al pueblo a unirse a Unión del barrio para consolidar una fuerza popular en la región sur de California con cuadros que sean formados, disciplinados y listos para enfrentar lo que sabemos se nos viene encima. Una vez más nos entregamos a la lucha por la defensa de los derechos y la libertad de nuestro pueblo. Si los fascistas tratan de reprimirnos vamos a responder en cualquier barrio, escuela, lugar de trabajo, hogar, iglesia y en las calles.
Ni un paso atrás. Los fascistas no pasarán. Esta es nuestra tierra, esta es nuestra lucha”.
Carlos Jiménez
Foto tomada de: El País
Deja un comentario