La tasa de desempleo se ubicó en el mes de mayo, de acuerdo con el DANE, en el 9.5%, cuando un año atrás fue del 8.9%, diferencial que equivale a 178.000 personas desocupadas más para el mes de mayo de 2017. Por si sola esta cifra evidencia un deterioro del empleo en el país, no obstante ella va acompañada de un mayor número de ocupados (276.000) aspecto que muestra una regular dinámica económica, que aunque responde parcialmente a las demandas del mercado, no es capaz de colocar en su totalidad a las nuevas personas que llegan.
Este fenómeno se da en buena medida por el comportamiento de los sectores económicos llamados a ocupar las personas de menores perfiles, esto es del comercio, comunicaciones y servicios. El sector Comercio, restaurantes y hoteles ocupa el 42% de las y los trabajadores informales, el sector de servicios comunales, sociales y personales ocupa el 16.5% y el sector de Transporte, almacenamiento y comunicaciones el 11.8%, es decir el 70% de la informalidad está explicada en estos tres sectores productivos. De otro lado la población trabajadora informal en el 53% tiene formación secundaria y el 26.6% cuenta con estudios primarios.
Analizado con las cifras disponibles, comparativamente en los últimos tres años, en el trimestre móvil febrero abril, la población ocupada formal se mantiene proporcionalmente frente a la población trabajadora (52%), esto quiere decir que la informalidad en Colombia sigue rondando tasas del 48%, donde son las mujeres quienes deben soportar en mayor proporción esta condición (51.4%). En efecto la informalidad es sinónimo de vulnerabilidad reflejado en dos características: escasa formación y la condición de mujer, elementos esenciales a la hora de definir políticas de protección social y en particular de promoción laboral hacia la formalidad.
De otro lado, y siguiendo la búsqueda de grupos sociales vulnerables, la inactividad laboral se convierte en una variable esencial para determinar la presión que grupos como estudiantes y oficios del hogar tienen sobre el mercado laboral. En tiempos de crisis es de esperarse que la población inactiva abandone esta condición y salga a buscar trabajo remunerado como una forma de solventar las necesidades de ingresos en el hogar. En esta perspectiva del análisis se observa una tendencia al aumento de la población inactiva total, pero un comportamiento de la población estudiantil a la baja, es decir, mientras aumenta la población dedicada a oficios del hogar o categorizada en otras actividades, la población estudiantil ha venido disminuyendo en los últimos tres años.
Este fenómeno viene viéndose reflejado en el comportamiento de las matrículas en secundaria, en formación técnica y en los estudios universitarios, situación que si bien aún no se tiene evidencia por parte del Ministerio, desde los centros educativos ya se ha detectado como un fenómeno creciente. Esto sí que es delicado, cuando la educación es un elemento estratégico del Gobierno y del Plan de Desarrollo, cuando el Gobierno ha invertido una buena cantidad de recursos en financiar la demanda educativa a través de programas del ICETEX o Ser pilo paga, la población estudiantil está saliendo a buscar otras alternativas laborales o a encargarse del hogar, en un número considerable en el último año, 86.000 personas, de las cuales el 83% son mujeres.
Toda esta radiografía solo muestra una economía que no es capaz de responder a la demandas de trabajo de la población y donde el mercado laboral está caracterizado por situaciones de precariedad. Un tema que ya es histórico, es estructural en la economía colombiana. La informalidad laboral se constituye en un fenómeno necesario de contrarrestar, como determinante además del sistema de seguridad social para su propio financiamiento, es decir, se tiene un sistema de protección social donde solo la mitad de los trabajadores aportan recursos. No se requieren sofisticados modelos actuariales para comprender que no hay sistema que se financie con esto.
Se continúa así en una espiral de pobreza y de bajos ingresos de la población donde la informalidad laboral se constituye en la esencia de los mercados laborales. Sería de esperar que este tema cobre protagonismo no solo en la campaña presidencial sino en la sociedad, en particular en los gremios que, como la Federación Nacional de Comerciantes, FENALCO, están prestos a librar debates fuertes en materia tributaria, pero no es así para defender a los y las trabajadoras que en especial desde la informalidad son las que participan en su sector.
Por ahora parece que los estudiantes están abandonando sus estudios para llegar al mercado laboral o responsabilizarse de actividades del cuidado, el paso siguiente serán las personas encargadas de los oficios del hogar, quienes esencialmente son mujeres, sería de esperar un plan de choque gubernamental para evitar que esto suceda, pero es esencial que se ahonden en la salidas estructurales a un mercado laboral que está lejos de la fortaleza requerida para asumir los retos económicos del nuevo país.
Jaime Alberto Rendón Acevedo: Director Programa de Economía Universidad de La Salle
Julio 12 de 2017