Se trata de un término que alude a las actividades económicas derivadas de o ligadas a los productos del campo, en cuanto a la producción, su procesamiento, transporte y distribución.
El “terreno de juego” de los agronegocios
O el agroextractivismo, la agroindustria y la agricultura intensiva se dedica a la producción, industrialización y comercialización de productos agrícolas, ganaderos, forestales y otros recursos naturales de carácter biológico.
Estas ramas industriales se dividen en categorías alimentarias y no alimentarias. Las primeras se encargan de la transformación de los productos de la agricultura, la ganadería, la pesca y la silvicultura en artículos elaborados. Se incluyen: selección de calidad, clasificación por tamaño, embalaje-empaque y almacenamiento, y las transformaciones posteriores de los productos y subproductos obtenidos de la primera transformación de la materia prima agrícola. Las no-alimentarias se encargan de la realización de productos industriales utilizando recursos naturales.
El poder de la industria agroalimentaria sobre los países
El control de alimentos a nivel planetario incide en la hegemonía de unos bloques sobre otros y en una distribución geopolítica determinada, además del sometimiento de países y continentes a determinadas compañías alimentarias.
No obstante, por ser una necesidad básica de primer orden, los alimentos deberían recibir la protección de gobiernos y organismos internacionales que defienden la población mundial. Pero ocurre todo lo contrario, pues unas pocas y grandes empresas, además de entidades financieras muy poderosas que se dedican a la especulación, controlan el ámbito agroalimentario desde hace décadas, imprescindible para la supervivencia de la especie humana.
El “agronegocio” es un cáncer para los agricultores pequeños, la autosuficiencia y la soberanía alimentaria. Domina casi toda la cadena alimentaria y sus componentes: tierras, semillas, abonos, ganado, piensos, pesticidas, almacenamiento, transporte, publicidad…
El mejor ejemplo es la multinacional agroalimentaria Cargill2, nacida en la segunda mitad del siglo XIX. Se trata de una empresa privada con capital familiar y sede en Estados Unidos que ocupa a 155.000 personas, tiene sedes en setenta países —entre ellos, Colombia, donde adquirió Pollos Bucanero, y España— y facturó 134.700 dólares en 2021.
Los “hambreadores de guante blanco”3
Organización criminal agroalimentaria de una violencia estructural a escala global que causa un grave daño a millones de personas por su codicia depredadora.
Son “dictadores de la moda alimentaria” que disponen lo que debemos o no comer, cuánto, a qué precio y según qué calidad.
Son los que consiguen más ganancias dentro del sector, porque transforman las materias primas agrícolas y se quedan con el valor añadido, que es lo que produce más beneficios.
Intervienen a nivel mundial sin verse afectados por regulaciones estatales de ningún tipo, funcionan de forma opaca y gran impunidad, y dedican gran parte de los cereales que producen o compran para alimentar al ganado, lo cual aumenta el calentamiento del planeta. No olvidemos que gran parte de los cereales que han salido de Ucrania desde que empezó la guerra no eran para alimentar a la población, sino a los ganados de estos depredadores. De hecho, para obtener un kilo de carne, se necesitan seis kilos de cereales. Un tercio de la producción de cereales del mundo no se destina al consumo humano, que tanto lo necesita, sino al animal.
En cuanto al maíz, una parte importante se destina a la producción de biocombustibles, como Estados Unidos, que utiliza el 40% de su maíz para producir etanol.
Asimismo, alteran los patrones de consumo básico —conjunto de productos necesarios que un individuo, familia, hogar o grupo de personas consume de manera ordinaria— sin tener en cuenta las consecuencias sobre la salud de la población mundial.
Si bien la subalimentación planetaria ha descendido hasta 2017, es el problema más obsceno que padece el continente africano, ya que la hambruna afecta a más de la quinta parte de su población. Por su parte, la India tiene una tasa de subalimentación del 15,3% y con dificultades para bajar al 10% a corto plazo, a pesar de haber incrementado la producción de alimentos en las tres últimas décadas junto a Estados Unidos y China.
El porcentaje del valor de las importaciones de alimentos básicos sobre el PIB entre 2016 y 2020, ha sido, en orden decreciente el que sigue: Alemania (poco más del 2.0), Francia (2,0), Reino Unido (casi el 2.0), Rusia (poco más del 1.5), Japón (casi 1.3), China (poco menos del 1.0), India (aproximadamente el 0.8) y EEUU (0,6)4.
En el índice de producción de alimentos entre 1998 y 2018, China está en 65, India un poco menos, EEUU 40 y con índices negativos Francia, Alemania y Japón5.
¿Por qué pasa hambre la gente?
Aunque se diga que es porque no hay suficientes alimentos, si observamos las estadísticas globales, comprobamos que la producción de cereales —alimento básico de la población mundial— por habitante, sigue aumentando incluso en África. Así que hay alimentos suficientes para abastecer a todos los seres vivientes.
Sin embargo, hay países deficitarios en cereales y tienen que importarlos. No a causa de las inclemencias del tiempo, sino de la desidia política y la falta de previsión de los gobiernos, que no se ocupan de sus ciudadanos.
¿Quién controla el mercado internacional de cereales?
Los Estados Unidos. Sus exportaciones supusieron el 12,8% mundial entre 2018 y 2020. A niveles inferiores (un poco más de la mitad que los Estados Unidos, producen Canadá, Francia, Rusia, Ucrania, Argentina, Alemania e India. En dólares, las exportaciones alcanzaron los 187.210 millones de dólares6…
Por cierto, la suspensión de exportaciones a un país es utilizada a veces como arma o amenaza política. Ahí está Rusia, que, en marzo de 2022, paralizó la venta de cereales y dificultó la exportación de Ucrania como respuesta a las sanciones de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos. Ahora bien, la exportación de cereales de Rusia y Ucrania a la UE solo representa el 4,4%.
¿Cuáles son las causas de las crisis alimentarias?
Muchas son de carácter endógeno y están relacionadas con situaciones específicas o puntuales, conflictos armados, vulnerabilidades e imprevisiones frente a fenómenos climáticos adversos, tipo de gobernanza en un país y desidia política de sus gobernantes.
No obstante, hay una violencia estructural vinculada al sistema económico mundial, con transnacionales que controlan la cadena alimentaria a través de la producción, distribución, precios y pautas de consumo a través de la publicidad, entre otros aspectos, que incluyen las consecuencias de las subvenciones de la política agraria de la UE, que en 2020 superaron los 38.000 millones de euros. Estas u otras empresas controlan otros recursos naturales, especialmente mineros y energéticos, que condicionan la economía y el futuro de muchos países.
Además, está el factor creciente de compra masiva de tierras por parte de fondos de pensiones y fondos de inversión para alimentar a terceros países, a costa de subalimentar a los autóctonos.
Las “revueltas del pan”
Lo vinculado al sistema global alimentario influye en todo el planeta de una forma u otra. Por ejemplo, una subida súbita y notable del precio de los cereales afecta de forma radical a la población de países que los tienen en su dieta. Por eso hay “revueltas del pan”.
Otro ejemplo: los altos precios de los alimentos entre 2007 y 2008 y entre 2011 y 2021 tuvieron graves consecuencias para la seguridad alimentaria y nutricional, la estabilidad macroeconómica y la seguridad política de muchos países del planeta.
Asimismo, la venta de tierras agrícolas depende de la condescendencia de los gobiernos del país de origen.
Por tanto, no debemos achacarle todas las culpas al sistema global, que tiene muchas, es cierto, pero que no eximen de responsabilidades a los gobiernos.
Principales empresas alimentarias del mundo
Sus ventas, en 2020, en millones de dólares fueron: Cargill de EEUU (114.690), ADM de EEUU (64.340), Bayer de Alemania (51.180), Juan Deere de EEUU (37.350) y CNH Industrial de Reino Unido (28.100).
“Qué” se cultiva y “quién” se aprovecha
Es decir: quién controla la cadena o circuito de los recursos alimentarios. Se trata de una cuestión político-económica, no técnica, que depende de lo que se hace en los despachos de Suiza, Estados Unido, paraísos fiscales, oficinas voraces de algunos países asiáticos, y no de los países afectados.
Datos acerca de los depredadores del hambre
- Un reducido grupo de grandes y codiciosas empresas ejerce un enorme control sobre la cadena alimentaria y la industria agroalimentaria: Cargill, Nestlé, PepsiCo, Archer Daniels Midland Company, Sysco Corporation, JBS, Bunge, George Weston, Tyson Foods, Mars, Associated British Foods (ABF), Coca-Cola, Danone, General Mills, Kellogg’s, Modelez International, Unilever, Deere & Company, DowDuPont, Nutrien, Monsanto…
- Archer Daniels Midland (ADM), Bunge, Cargill y Louis Dreyfus controlan entre el 75% y el 90% del comercio mundial de granos.
- El aumento de compra y el acaparamiento de tierras agrícolas (land grabbing) se ha convertido en un “valor refugio” para los especuladores. Varios países están afectados por la compra masiva de tierras agrícolas por empresas y fondos extranjeros, muchas de ellas asiáticas, como una especie colonización silenciosa de efectos devastadores. El Banco Mundial (BM) favorece en gran manera la agroindustria en África, financia cambios de política y proyectos sobre el terreno, se centra en leyes sobre tierras y semillas para promover y proteger a dichas empresas. El acaparamiento de tierras es consecuencia de una extensa corrupción a varios niveles que ha provocado el desplazamiento de MILLONES de personas de sus hogares y tierras de cultivo, de manera violenta, y ha sumido a la gente en la máxima pobreza. Las empresas se valen de la demanda de alimentos, combustible y productos básicos y del pago a funcionarios y políticos corruptos.
- Según un informe de la Iniciativa Land Matrix (2021)7, de 2000 a 2020, 33 millones de hectáreas fueron adquiridas por inversores internacionales para producción agrícola. El 93% de todos los acuerdos no tuvieron inversiones en infraestructuras para las comunidades locales, los acuerdos generaron pocos o ningún ingreso fiscal, muchos se ejecutaron en paraísos fiscales y casi la mitad no consultaron a las comunidades locales afectadas. Dichas tierras han servido para producir aceites vegetales (palma) y alimentos para animales (soja y maíz) para la exportación. Estados Unidos es el segundo comprador de tierras (en Argentina, Brasil, Perú y República Democrática del Congo), China el cuarto (Laos, Camboya, Vietnam y Mozambique). Reino Unido e India están en los dos primeros puestos.
- El control de los fondos inversores y los abusos de los mercados de futuros sobre las materias primas. En 2016, antes de las megafusiones entre empresas agroquímicas, los seis mayores gestores de activos (BlackRock, Capital Group, Fidelity, The Vanguard Group Inc., State Street Global Advisors y Norges Bank) poseían entre el 15% y el 33% de las acciones de Monsanto, Bayer, DowDuPont, Syngenia y BASF. Un contrato de “futuros” se refiere a un acuerdo entre dos partes para intercambiar una cantidad y calidad específica de un producto básico, a un precio específico en una fecha determinada en el futuro. Intervienen fondos de cobertura que operan en divisas para comprar acciones de bajo valor y revender a precios mayores, cada vez más activos en el sector agroalimentario. Son fondos de alto riesgo y grandes bancos. Mueven centenares de miles de millones de dólares. El comercio de futuros es utilizado por los especuladores para aprovechar los cambios de precio de los productos básicos. Las empresas especuladoras son implacables y se comportan como buitres.
- La evolución y el control de los precios, cuando se incrementan bruscamente o son volátiles debido a la acción de las compañías o los fondos mencionados, a través de las bolsas de materias primas agrícolas (commodity stock exchanges) y por otras causas, como las guerras. El aumento de los precios de los alimentos puede tener un impacto sustancial en su bienestar al limitar su capacidad de comprar alimentos y otros bienes y servicios necesarios.
El máximo beneficio de la mafia agroalimentaria
El sistema financiero e industrial global relacionado con la alimentación tiene una enorme incidencia en los países subalimentados y explica la dimensión “macro” del problema, como resultado de las múltiples complicidades internas de los países gracias a esa mafia que busca el máximo beneficio para sus organizadores.
________________________________________
Este artículo es un resumen del libro de Vicenç Fisas Hegemonías, Bloques y potencias en el siglo XXI. El orden mundial tras la guerra de Ucrania, editado por CATARATA (2022).
2 Hay amplia información en Wikipedia en particular y Google en general.
3 Expresión muy adecuada de Vicenç Fisas en Hegemonías, Bloques…
4 Fuentes de la UNCTAD.
5 Fuentes de la FAO.
6 Fuentes de la UNCTAD.
Pepa Úbeda
Deja un comentario