Festeja la ultraderecha por ganar alcaldías que ya tenían, como las de Bogotá, Bucaramanga, y Barranquilla; o que con la ayuda deshonesta del Consejo Nacional Electoral ganaron la gobernación de Santander, aunque ni con esas trampas pudieron recuperar el departamento de Magdalena. También tendrán la gobernación de Antioquia, que desde hace tres décadas es coto privado, y ya queda poco por robar. El motivo mayor de celebración fue que recuperaron la alcaldía de Medellín, es decir, que toman como botín a Empresas Públicas de Medellín, EPM.
La alianza de las vickys, periodismo mercenario, con las encuestadoras les dio resultado una vez más, y esas vickys están cacareando estos triunfos como una derrota del presidente Petro, y del Pacto Histórico. Partiendo de que no hay sino dos actores en disputa, izquierda y derecha, lo que uno ganó el otro lo perdió, y el Pacto Histórico obtuvo diez gobernaciones en 2023, cuando en 2019 sólo alcanzó una; y pasa de nueve alcaldías hace cuatro años, a setenta hoy. Igualmente, consiguió 38 diputados, cuando antes tenía sólo dos en el país; así como los concejales pasaron de 156 a 728. Semejantes consideraciones hay para ediles, que crecen en Bogotá, Cali, y en el mismo Medellín, donde pasó de no tener ediles a sacar el 23% de ellos. Necesario es reconocer que el Pacto Histórico pudo ganar mucho más, pero sus avances son retrocesos de la derecha.
El triunfo de alias Fico en Medellín es obra de una alianza muy amplia, de regreso al principio del siglo XXI cuando corporaciones empresariales, la mafia, los políticos y las pandillas se repartían el municipio de Medellín, y la gobernación de Antioquia. El eterno retorno a la política traqueta.
La pretensión de las vickys de vender la alcaldía de Medellín como más importante que la presidencia de la República es otra paparruchurrada, pero la alcaldía de Medellín en manos de esa alianza lumpescoempresarialperiodística sí tiene consecuencias nacionales, empezando por el alza en las tarifas de los servicios públicos, porque EPM volverá a manos del GEA, y la pretensión de alias Fico siempre fue que los sobrecostos por la corruptela de sus socios en Hidroituango los paguen los hogares en su factura, y no los que los ocasionaron. Igual, EPM volverá a ser la caja menor de los politiqueros ultraderechistas, y de allí sacarán los dineros para salvar el periodicucho El Colombiano, hoy en manos de emergentes. La depredación de EPM la pagará toda Colombia, hasta podría hacer inviables muchas empresas por el encarecimiento de las tarifas, de paso torpedearán la política del presidente Petro de rebajar el costo de los servicios públicos.
Todo está servido para que un alcalde canalla y su concejo, con mayorías absolutas, acaben de arrebatarle EPM a los antioqueños y se lo entreguen a los privados. Sólo una intensa movilización ciudadana podrá detener el latrocinio.
Medellín y Antioquia desde hace décadas están surcadas por bandas criminales, con complacencia de gobernadores y alcaldes, y ahora se convertirán en un palo en la rueda contra la paz total, y los gobernantes electos tienen los mecanismos para sabotear esos procesos. También se dedicarán a obstaculizar la labor de búsqueda de personas dadas por desaparecidas, como lo hizo alias Fico en el sector La Escombrera, en la comuna 13. Dado el comportamiento pasado, y la desfachatez que lo caracteriza, es muy probable que la Oficina de Envigado vuelva a recibir cuota en el gabinete de Medellín, y termine manejando el orden público, como hace cuatro años.
Acaso el peor efecto de la elección de alias Fico, y demás extremoderechistas, sea extender el método de promover violencia para vender seguridad, por lo cual ha de esperarse que los fenómenos de delincuencia común se incrementen en perspectiva de las próximas elecciones de congreso y presidencia. Hasta ahora han contado con el apoyo de los tres jinetes del desastre: el fiscal, la procuradora, y el defensor del pueblo, que celebran la violencia con la ilusión de desprestigiar al Gobierno del Cambio. El modelo de la ultraderecha para el país es Haití, ya tiene a Colombia en indicadores de pobreza y desigualdad parecidos, y ahora pretende poner sus ciudades en manos de pandillas delincuenciales.
Pese al avance del Pacto Histórico en número de cargos territoriales obtenidos, no sale totalmente vencedor. No sólo por no haber logrado lo que casi por inercia debería tener, ni por no haber construido organización que eduque y discipline a la militancia, sino que salió supremamente resquebrajado, cruzado por odios, y controlado hasta por partidos de derecha en algunas regiones. Esa bazofia de pequeños partidos es un factor de perturbación, de corrupción, que conducirá a la entropía.
También se ha de reconocer que hay ineficiencia en el gobierno nacional, como lo hubo en la alcaldía de Daniel Quintero, donde se han acomodado personajes a los que les han pagado servicios de campaña con puestos y, una vez en ellos, han desplegado toda su incompetencia. Acaso sea conveniente regresar al diseño anterior donde existían las llamadas “corbatas”, puestos donde tales sujetos devengaban sin trabajar, pero sin hacer daños.
El tener a alias Fico en la alcaldía de Medellín marca el desgaste de ese sector político sin figuras de cambio y, especialmente, sin liderazgo decente qué mostrar. Un canalla en Medellín, un sicario concejal de Cali, una testaferro de la prófuga Gnecco gobernadora en Valledupar, el de vínculos con estructuras criminales internacionales alcalde de Barranquilla… el lumpen resultó la tabla de salvación de los ultramontanos, ¡una vez más!
Así también borra la derecha sus matices, ubicándose más al extremo, lo que se tendrá que contrarrestar con movilización popular, tensando más las contradicciones.
Pierde Colombia cuando la prensa corporativa impone el periodismo mercenario, el de las Vickys (sean Gómez, Morales, Calderón, Gurisatti, Quinn, y demás) periodistas que por la paga están dispuestos a defender cualquier desafuero, y a embestir cualquier virtud, periodismo de embustes e injurias, de opinión patrocinada. Desapareció el periodismo independiente, sólo queda el militante, y semejante grado de polarización se extenderá a diversos ámbitos sociales. Depende de la sensatez del presidente Gustavo Petro evitar que esa tensión desemboque en violencia, como es tradición patria. Una tarea adicional para Petro, que tendrá que reinventar su movimiento político, así como poner a trabajar de verdad a sus colaboradores.
José Darío Castrillón Orozco
Foto tomada de: The New York Times
Reinaldo Sarria says
NI UNA PALABRA MAS , NI UNA MENOS
JAime Vargas says
Darío excelente y bien puntualizado hace falta que circule dentro de la militancia al menos del partido de Petro.
Sería bueno mirar como Lopez Obrador logró durante su campañas crear al fin un partido con militancia activa que pudo copar el congreso y la mayor parte del país .
En las ‘democracias’ para competir en pie de igualdad hay que construir un aparato político de origen popular pero para ello hay que educar al campesino, al obrero, al desplazado, al del rebusque, porque aquí nunca se ha hecho eso y tal vez cuando el MRL se trató de hacer algo parecido.
En fin hay mucha cosas pero hay que buscar los conductos para separar el pensamiento político de las mentes hidropónicas. No sea que tengamos otro 11 de septiembre como el de Chile.
Te llamo luego
Hernan Pizarro says
Es de resaltar que mientras en Tunja nombran a un profesor universitario bien preparado, como alcalde, en Medellin eligen a un chirrete.
Ahí queda la cultura y la pujanza paisa, hoy expresada como traquepaisa.
El lunes siguiente a las elecciones, rumbaban los billetes de mil como símbolo de la corrupción. La compra de votos es, visto jocosamente, es un doping electoral; un triunfo fraudulento, pero triunfo en una sociedad acostumbrada al bajo mundo.