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La agresión militar Yanki a Venezuela es contra los pueblos latinoamericanos y caribeños

25 agosto, 2025 By José Arnulfo Bayona Leave a Comment

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Desde el 14 de agosto de 2025, el gobierno de los Estados Unidos, mantiene desplegados tres buques destructores de guerra, tripulados por cerca de 4.500 marines, con el ARG (Grupo Anfibio de Despliegue Rápido) y el MEU (Unidad Expedicionaria de Marines) en el Mar Caribe, operando en la frontera marítima de la hermana República Bolivariana de Venezuela, bajo la mampara de estar realizando “operaciones contra el narcotráfico”.  El pretexto es “realizar operaciones de interdicción contra los carteles de la droga”, principalmente contra el supuesto “Cartel de los Soles”, presuntamente liderado por el presidente Nicolas Maduro Moros, sus ministros y ministras y la cúpula militar del gobierno bolivariano, al que acusan de ser un “Narco – Gobierno”, que, en su decir, se ha convertido en una amenaza para la juventud y la soberanía del decadente coloso imperialista.

El gobierno de Venezuela denunció este desproporcionado despliegue bélico como una “flagrante amenaza a la paz y la seguridad de América Latina y el Caribe” que usa “la excusa del narcotráfico para justificar acciones militares contra gobiernos que no se alinean con su política exterior”, exigió respeto a la soberanía y la autodeterminación de Venezuela y exhortó a la comunidad internacional a pronunciarse y condenar la amenaza cierta de agresión militar  del hegemón yanki al pueblo de la Patria de Bolívar.

EL ministro de Defensa, General Padrino López, declaró a La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), en estado de “alerta máxima “, y ordenó “la movilización de todas las armas para enfrentar cualquier provocación”. El gobierno movilizó en la frontera marítima 4.5 millones de integrantes de la Milicia Bolivariana y puso en marcha el “Plan de Defensa Integral de la Nación”. El pueblo venezolano se ha manifestado, por distintos medios, para rechazar y condenar esta amenaza imperial y en defensa de la soberanía nacional. En encuesta realizada el fin de semana, el 83% de la población denunció dicha acción injerencista, al tiempo que exigió respeto a su derecho a la autodeterminación.

La comunidad internacional ha manifestado amplia solidaridad con el pueblo venezolano y su gobierno. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum que, en defensa de la dignidad de su gobierno, ha rechazado y calificado de calumniosas las acusaciones del mandatario gringo, de ser cómplice del los carteles de narcotraficantes y, repudió, en defensa de  la soberanía del pueblo mexicano,  la amenaza de desplegar tropas gringas en el territorio  de su país, con el pretexto de atacar carteles del narcotráfico, rechazó rotundamente el despliegue de la fuerza naval norteamericana en aguas del Caribe, reclamó respeto al “principio de autodeterminación de los pueblos y exigió diálogo sin intervención extranjera”.

Apoyamos la posición del presidente, Gustavo Petro Urrego, quien advirtió que una intervención militar gringa  en Venezuela “arrastraría a Colombia a una crisis regional de gran magnitud” y señaló “que  eso sería el peor error” que cometieran los Estados Unidos; rechazó la narrativa  estadounidense sobre el llamado “Cartel de los Soles” al señalar que “quien maneja el tráfico de cocaína por Venezuela no es el inexistente ‘Cartel de los Soles’, esa es una mentira como las armas de destrucción masiva de Irak…” y que al final “Utilizan el narcotráfico como excusa  para una invasión militar”. Propuso una conferencia continental que incluya el combate al narcotráfico y la protección de la Amazonía.

Respaldamos la posición unánime de los 10 países latinoamericanos y del Caribe, agrupados en el ALBA-TCP, (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos), Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y Granadinas, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves y Crenada; en la que  “Respaldan con firmeza al presidente Nicolás Maduro sometido a una persecución política y judicial orquestada por EE. UU, para deslegitimar su gobierno soberano”; acciones que, incluida una recompensa de US$50 millones por la cabeza del presidente legítimo, “forman parte de una estrategia de judicialización política”; condenan categóricamente dicho despliegue naval  “como un acto injerencista que viola el Derecho Internacional y la Carta de la ONU”; resaltan que  tal acción, disfrazada de operación antidrogas, representa  “una amenaza  para la paz, la soberanía  y la integración territorial de América Latina y el Caribe”; exigen el “cese inmediato de cualquier Amenaza o acción militar que afecte la independencia política de la región” y llaman a respetar “los mecanismos multilaterales de resolución pacífica de controversias”. Condenan el bloqueo contra Cuba y Venezuela y reafirman su “carácter antimperialista y solidario” e insisten en que “América Latina y el Caribe deben mantenerse como Zona de Paz”.

Igualmente, apoyamos al gobierno de Brasil, que expresó su preocupación por la amenaza injerencista y reclamó respeto por el principio de la no intervención en asuntos internos de Venezuela. También la de China, que condenó enérgicamente el despliegue militar que consideró como “una injerencia extranjera en los asuntos internos de Venezuela” y advirtió que estaría del lado de Venezuela en caso de que dicha intervención se realice. “China se opone a cualquier Acción que viole los propósitos y principios de la Carta de la ONU, la soberanía y seguridad de un país…, nos oponemos al uso o amenaza de fuerza en las relaciones internacionales y a la injerencia de fuerzas externas en los asuntos internos de Venezuela bajo cualquier pretexto”. Rusia e Irán se unieron a la declaración de China y declararon que no tolerarán ninguna intervención militar en su territorio.

Consideramos que la magnitud del despliegue con destructores de guerra y miles de tropas de asalto (Marines) parece estar planeada más para una intervención militar para derrocar al presidente Nicolás Maduro, su gobierno y la cúpula militar de la FANB, que para una operación antinarcóticos, con la intención proteger intereses de las multinacionales petroleras gringas en el Esequibo, territorio en disputa  entre Venezuela y Guyana (desde el siglo XIX) con reservas declaradas por mas de 11.000 millones de barriles y, por supuesto, recuperar las reservas petroleras más grandes del mundo en territorio Venezolano, sometidas al criminal bloqueo de los Estados Unidos, con sus secuelas de hambre, pobreza, miseria y éxodo del pueblo Venezolano.

Se trata de un globo de ensayo que se suma a las inhumanas sanciones económicas, dirigido a amedrentar, producir un quiebre en el régimen de la llamada Unión – Cívico – Militar, Polo Patriótico, sembrar terror, tanto en las filas, como en el pueblo venezolano, provocar una desbandada y/o acciones intrépidas por el cobro de los US$50 millones por la cabeza del presidente maduro y los millones de dólares adicionales ofrecidos Diosdado Cabello, los demás ministros, ministras y los generales de la cúpula militar Bolivariana. Acciones de fuerza que ya el mundo vivió; como, la de la crisis de los misiles orquestada por la CIA en Bahía Cochinos (Cuba. 1961), la invasión a Irak en 2003, que produjo el genocidio de mas de un millón de iraquíes, nunca aparecieron las armas nucleares; la invasión y bombardeos aéreos a Libia por la OTAN encabezada por USA, que hicieron colapsar el gobierno del calumniado presidente Muamar Gadafi, la intervención militar en Panamá que derrocó al corrupto gobierno de Noriega, la financiación, con dineros de narcotraficantes colombianos, y apoyo militar a la Contra para derrotar la revolución sandinista en Nicaragua,  las intervenciones militares en Afganistán en 2001 y 2021, el financiamiento y apoyo militar al grupo terrorista del Estado Islámico que derrocó el gobierno de Siria, el genocidio en curso del pueblo palestino ejecutado por el régimen Nazi-Sionista de Israel, apoyado por el gobierno de los EE. UU,  y un largo etcétera,  con su secuela de muertes y masacres, para nombrar solo las mas recientes.

La otra razón del espectáculo bélico en aguas del caribe es la de que el convicto presidente pretende   echar una cortina de humo para tapar los escándalos de pederastia que lo vinculan con su entrañable amigo el pedófilo Epstein, la profunda crisis económica y social  generada por su guerra comercial y arancelaria contra China y casi todos los países del mundo, la fuerte caída del dólar y el escándalo mayúsculo de los vínculos de agentes de la DEA con narcotraficantes colombianos y mexicanos (los Zetas) y puertorriqueños y el escándalo “The Fort Bragg Cartel” integrantes de la “Fuerza Delta” involucrados en una serie de casos narcotráfico de cocaína, metanfetaminas, MDA, Crack y asesinatos, una prueba más de que los mayores carteles del narcotráfico se encuentran en el territorio gringo, La DEA, las fuerzas DELTA y la banca gringa. Finalmente, la operación contra el supuesto “Narco Estado” venezolano se produce en el momento en que la ONU ha declarado a Venezuela territorio libre de cocaína, plantaciones y laboratorios de procesamiento de dicho alucinógeno y a sabiendas que el 87% de las toneladas de la droga que exportan Colombia, Ecuador y Perú salen por el pacífico hacia EE. UU y Europa.

La amenazante avanzada naval, si bien pretende medir la capacidad de respuesta del gobierno y el pueblo venezolano; así como,  la réplica solidaria de gobiernos y pueblos de América Latina, el Caribe y el mundo que, hasta ahora, se ha limitado a enérgicos pronunciamientos diplomáticos de rechazo a la amenaza intervencionista norteamericana y la exigencia de respeto a la autodeterminación soberana; debe ser asumida; tanto por Venezuela, como por los gobiernos  y pueblos de la región, como una inminente agresión, mediante posibles  bombardeos como los realizados por Estados Unidos a las centrales nucleares de Irán, para amedrentar al pueblo iraní, a su gobierno y sus fuerzas armadas.

La agresión militar y de cualquier índole a nuestro hermano pueblo venezolano; así como, el genocidio del pueblo palestino, debe ser asumida como una agresión a los pueblos latinoamericanos, caribeños y del mundo. La defensa de la soberanía es la defensa de la vida de las y los hermanos venezolanos, latinoamericanos, del caribe y del mundo. Las condenas y exigencias diplomáticas de respetar la soberanía de Venezuela y de todos los países de la región, deben ser acompañadas de multitudes trabajadoras y populares en las calles para detener esta apremiante Agresión imperialista a Venezuela. La movilización al mando del frente Único de pueblos y países latinoamericanos, de las Antillas y del mundo debe ser convocada YA.

 

José Arnulfo Bayona, Miembro de la Red Socialista de Colombia y Fiscal de NEP.

Foto tomada de: Euronews.com

 

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