Hoy, en Colombia como en todas partes, los precios de los energéticos y las tarifas de servicios públicos son preocupación general por los incrementos que se vienen dando en los mismo, no siempre con justificación, que favorecen a las empresas en contra de los usuarios. Y el problema se ha vuelto más agudo con la privatización de las empresas impulsadas por los neoliberales y en Latinoamérica por el Consenso de Washington.
Es hora de hacer una discusión seria sobre estos asuntos. No hay duda de que se requiere producir un revolcón antineoliberal de verdad.
Sobre la política neoliberal de los precios de las gasolinas y el diésel oíl.
Lo he repetido multitud de veces, hay que acabar con el monstruo neoliberal del Fondo de Estabilización de Precios creado en 2007 por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez por el artículo 69 de la ley del plan de desarrollo 2007-2010. Así mismo, que hay que desvincular los precios internos de los precios internacionales. E, igualmente, reclamarle a Ecopetrol lo que ha dejado de pagar por las ganancias extraordinarias de los campos que ha recibido de contratos antiguos de asociación, que son millones de millones de pesos, que deberían entrar al gobierno nacional.
Todo funcionaba a perfección mientras los precios internacionales fueran estables, lo que ocurrió de diciembre de 2010 (7.999 pesos el galón de gasolina en Bogotá) a enero de 2022 (9.372 pesos el galón), en que se produjo un incremento de solamente 1,17 veces en los precios internos, pero la crisis de Ucrania de febrero de 2022 aumentó exageradamente los precios internacionales y seguirlos conllevaría a incrementos fuertes en los precios, de más de cien por ciento. Entonces, el gobierno anterior mantuvo los precios en 9.372 pesos el galón en Bogotá constante de enero a julio de 2022 y los aumentó a 9.523 pesos en agosto.
En efecto, los promedios del precio internacional del petróleo se mantuvieron por debajo de 70 dólares el barril de 2015 a 2021, con tres años por debajo de 40 dólares el barril. Pero, en 2022 explotaron los precios a más de 100 dólares el barril, con un máximo promedio de 108,62 dólares en julio. Ya en agosto y septiembre bajan a menos de 90 dólares (datos de MacroTrends y gráfico 1).
Ponerse al día para seguir la absurda regla de los precios y del monstruoso Fondo de Estabilización neoliberal implicaba incrementos fuertes en los precios internos, de más de cien por ciento, que ningún gobierno, sea de derecha o izquierda lo haría. El otro factor fue la acelerada devaluación del peso en lo corrido de 2022 que presionó y presiona para un alza más fuerte, aunque disminuya el precio del crudo.
Solución: olvidarse del Fondo de Estabilización de los precios de los combustibles y de esa fórmula terrible que se inventaron de los precios internos en una época de precios internacionales estables. Y para colmo de males, lo volvieron una ley.
Se ha olvidado del precio del GLP que maneja Ecopetrol
Ecopetrol es el productor del GLP, por lo cual es un monopolista e impone el precio. Aquí también se inventó ligar el precio interno del GLP ligado al precio internacional. Y nadie le ha puesto atención a este asunto. Hay una diferencia con los precios de los combustibles muy importante: no se creó ningún monstruo de un Fondo de Estabilización. La razón está en que nadie le ha prestado atención a este bien, pero sus efectos son más dramáticos porque este es el combustible del sector rural y de los hogares pobres y medios de las regiones sin gasoductos.
Como el GLP lo vende Ecopetrol, único proveedor, y nadie le ha prestado atención, lo vende sin problemas al precio internacional. Las importaciones son cerca de 5 por ciento.
Es un combustible que ha tenido fuertes incrementos en los dos últimos años, salvo una reducción de precios en el primer semestre de 2022, que fue revisada a partir de julio en que el precio sufrió fuerte alza.
De diciembre de 2018 a agosto de 2022, el precio del kilogramo de GLP aumentó 2,24 veces en el GLP producido en Barrancabermeja, Cusiana y Cupiaga y 2,05 veces en de Reficar. Y nadie en los gobiernos han dicho nada. Esto es inaudito. Ecopetrol es un verdadero esquilmador de los pobres (datos de Asociación Colombiana de GLP (Gráfico 2).
Según la Asociación Gremial Colombia de Comercializadores de Gas-Agremgas, 363 municipios no tienen conexión al gas natural, por lo que utilizan GLP, a cerca de 13 millones de colombianos de regiones alejadas y en su mayoría de estratos 1 y 2.
El gas natural es un monopolio de Ecopetrol que hace lo que quiera
El gas natural es un monopolio de Ecopetrol, cuyo precio se liberó en 2005. En 1999, siendo presidente de ACIEM di un debate con la CREG y logramos bloquear la liberación de los precios que proponía en ese entonces el ministro de Minas y Energía, Carlos Caballero Argáez. Infortunadamente, esta decisión se reversó y ahora Ecopetrol hace lo que quiera e influye sobre las tarifas de energía eléctrica porque el 15 por ciento de la capacidad instada de generación en 2022 es de plantas térmicas a base gas natural y al aumentar el precio del gas, por supuesto se afectan las tarifas eléctricas.
Para el 2 de octubre de 2002, según el portal Nodal, el 84% de la producción de gas natural lo hace Ecopetrol. Es claro, entonces, que estamos en presencia de un mercado monopólico, que la teoría económica convencional dice que hay que regularlo, porque un monopolio aumenta los precios para lograr más ganancias.
En las subastas de Colombia el precio del gas natural ha llegado a más de 6 dólares el millón de BTUs, cuando su costo de producción es de un dólar. Y no es excusa que el precio internacional haya llegado en Europa a casi 10 euros porque ellos no tienen suficiente gas natural. En Estados Unidos, el 30 de septiembre de 2022 el precio estaba en 6,76 dólares. Es decir, el precio del gas natural en Colombia está alto.
El gas de Colombia apenas es suficiente para satisfacer nuestras necesidades, así que no se puede decir que tendríamos la posibilidad de exportarlo.
Las tarifas eléctricas otro quebradero de cabeza
En las tarifas eléctricas hay que producir un revolcón también, ya que vienen subiendo por encima de la inflación y los usuarios no se consideran en las decisiones de la CREG.
Hay que revisar las fórmulas con sus parámetros e involucrar en su discusión a representantes de los usuarios industriales, agrícolas, residenciales y de las centrales obreras.
Propongo que se cree por el gobierno una Comisión de expertos, para que en término de seis meses hagan un diagnóstico, análisis y recomendaciones sobre el sector eléctrico, tanto de las tarifas, la operación y la planeación del sector.
Las tarifas de la Costa Atlántica han aumentado de agosto de 2021 a agosto de 2022 en 42,24 por ciento en comparación 22,35 por ciento en Codensa-Bogotá, ambas, por supuesto, altas, pero muy grave lo de la Costa Atlántica (gráfico 3).
Ecopetrol es el beneficiado de todos los incrementos en los precios de los energéticos
La verdad es que Ecopetrol es el gran beneficiario del manejo de los energéticos en Colombia para beneficio de la empresa, su burocracia y una minoría de accionistas privados de clases altas.
Esto hay que romperlo. Deben primar el interés general y de los usuarios. Para esto se necesita un ministerio de Minas y Energía fuerte, con gente muy bien capacitada, y con experiencia, de lo contrario ganan los burócratas de Ecopetrol y de las empresas energéticas. No siempre el interés de las empresas coincide con el interés general.
De ahí que insisto en que hay que efectuar un revolcón antineoliberal en el sector energético
Hay que producir un gran cambio en los precios y tarifas de los servicios públicos
Ya que se tiene un gobierno progresista y que se dice antineoliberal, hay que revisar todo el sector energético, en primer lugar, todo lo que tiene que ver con los precios de los energéticos y de las tarifas de los servicios públicos de energía eléctrica, GLP y gas natural.
Desafortunado que el gobierno ya comenzó la política neoliberal de aumentar el precio de la gasolina que, además, no servirá para nada en el sentido de satisfacer al monstruo del Fondo de Estabilización, que seguirá creciendo. Y, para complicar la situación el precio del diésel se dejó quieto. En definitiva, no se resuelve nada, pero si se afecta a los colombianos. Qué medida tan equivocada.
Es frustrante ver como han aumentado tan fuertemente los precios de los energéticos en Colombia y nadie se pellizca, aún más, este gobierno progresista quiere aumentarlos y aferrarse a fórmulas que van contra el bolsillo de los colombianos.
Con estas políticas de los precios de los combustibles cualquier empresa es rentable. La tecnocracia de Ecopetrol anda, con razón, feliz, porque da unas utilidades que son resultado de descremar a los colombianos, sin que nadie la pare.
Diego Otero Prada, Presidente de la Asociación Colombiana de Economía Crítica-ACECRI y miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas-ACCE
Foto tomada de: El Heraldo
Deja un comentario