En definitiva, se pasa una gran página de la historia y, por supuesto, comienza otra. En realidad, este período es el que sigue al final de la URSS y al paralelo debilitamiento del poder de Estados Unidos. Porque las dos potencias ideológicas eran gemelas. Tras el fracaso total de la fase del “nuevo orden mundial” iniciada por Bush padre y su guerra en Irak, seguida de la derrota en Afganistán urdida por Bush hijo, la aparición de los BRICS y sus aliados equivale, a su manera, a la caída del Muro para quienes ahora construyen muros en todo el mundo para repeler a las masas humanas a las que sus políticas están espoleando a moverse. La estupidez de los burócratas made in USA era equivalente a la de los apparatchiks soviéticos con sus rostros pétreos. Los que pensaban esclavizar a China han conseguido exactamente lo contrario, y ya no saben cómo contener la potencia productiva e innovadora que ellos mismos reavivaron en los tiempos de Deng Xiaoping y Nixon. Estoy de acuerdo con el análisis de Thomas Piketty sobre este tema y su perspectiva histórica publicada en Le Monde el 15 de febrero. “Observamos también que el PIB de China superó al de Estados Unidos en 2016. Actualmente es más de un 30 por cien superior y duplicará el PIB estadounidense en 2035”. El poder productivo de Estados Unidos se ha visto socavado profundamente socavado, hasta el punto de que cualquier intento de reconstruirlo bajo la protección de aranceles exorbitantes es una quimera, porque ponerse al día de esta manera requiere tiempo y estabilidad, algo que los medios utilizados están impidiendo precisamente. Trump se mostró de acuerdo, afirmando que el choque arancelario podría provocar interrupciones en las cadenas de suministro. No es este el único riesgo. Otros son aún más sistémicos. Son los que resultarán de las conmociones que sufrirán los balances de las empresas y compañías financieras, bancos y aseguradoras golpeados por el vaivén del valor de las acciones golpeadas por los caprichos de la política aduanera de Trump. Por eso nuestras fórmulas insumisas siempre han buscado preservar el matiz y la negociación bilateral antes que una medida global aplicada de golpe. A eso nos referimos con la idea de “proteccionismo solidario”.
A estas alturas, el balance de la integración europea aderezada con la “competencia libre y no falseada”, el Tratado de Lisboa y la OTANización ritual de todos los discursos sobre la mítica defensa europea está claro. En estos momentos, esas aguas de borrajas riegan las arenas de Arabia Saudí, donde se discute el final de una guerra en Europa sin ningún europeo y sin los representantes del país invadido. Una vez pasada la rabia de esta humillación, habrá que hacer balance. Los tontos que dejaron a Estados Unidos jugar su partida de billar en suelo europeo están ahora atrapados por su absurda política. Por el momento, entre Rusia y Europa en términos económicos, Europa es la única víctima del conflicto. Estados Unidos ha salido fortalecido frente al poder económico del viejo continente, al que ha conseguido minar. Del plano militar, mejor ni hablar… En el plano diplomático, llegará el momento exquisito en que los vociferantes críticos de ayer tendrán que comprender que el desarrollo de “garantías mutuas de seguridad” es un paso obligado si queremos alcanzar una paz sólida. Olvidaremos los insultos que recibimos a raíz de este tema e incluso los que inundaron a Macron cuando habló en términos parecidos. Pero tanto él como nosotros sabíamos que en aquel momento ya se estaban celebrando debates sobre el tema, y que habían sido saboteados por los belicistas.
Desde el punto de vista insumiso, las revisiones de las políticas seguidas tienen que centrarse en una Europa destartalada, en el lugar de una Alemania en depresión estructural y en el nuevo papel de la Europa meridional. Por supuesto, el seguidismo pro OTAN seguirá siendo sin duda la vieja cantinela de los polvorientos europeos anclados en el siglo XX. Pero la cuestión clave es la producción de un pensamiento y una acción eficaces con el “Sur global”, en particular el Sur francófono, para una Francia verdaderamente independiente, no alineada y soberana. Y, por supuesto, con China. China es ya la primera potencia mundial. Hay que considerarla como tal, sin infantilismo. Y sin caer en el peligroso juego de Estados Unidos sobre Taiwán, su pretexto favorito para una agitación irresponsable.
Las instancias insumisas abren un tiempo de discusión sobre estos temas. Comienza con la reunión de su nutrido y activo equipo internacional. Las formulaciones tienen que evolucionar. En el marco de nuestro rumbo confirmado de no alineamiento y altermundialismo solidario. En las próximas elecciones presidenciales, es bastante probable que tendremos que hablar de esto. Como de costumbre, nos toparemos con el muro de la propaganda mediática. Pero eso no debe disuadirnos de estar dispuestos a actuar en caso de victoria y a llevar a cabo una contaminación del campo de las ideas. Ganaremos el debate sobre el no alineamiento y el altermundismo solidario, del mismo modo que ganamos el de la planificación ecológica y otras cuestiones. Precisamente porque es una forma coherente de pensar opuesta a la nada seguidista y a su fracaso intelectual y práctico.
Jean-Luc Mélenchon
Fuente: https://www.diario.red/opinion/jean-luc-melenchon/habla-amigo-trump-mal-cabeza/20250223202047043222.html
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