La amenaza proviene de Michael Howard, quien fuera el último ministro del interior del último periodo conservador previo al actual y luego el líder del partido Tory en 2003-2005.
La cuestión del peñón que los británicos quitaron a España hace 313 años ha vuelto a salir al tapete en las negociaciones del Brexit en la medida que la Unión Europea le ha dado a Madrid autoridad para deliberar el futuro de Gibraltar con Londres.
Ciertamente que hay muchas diferencias entre las Malvinas y Gibraltar. Las primeras son poco pobladas islas que los británicos quitaron a la naciente república argentina en los 1830s y que durante la guerra de 1982 incluían a las Georgias y Sándwiches del sur, sin habitantes permanentes y ligadas más a la Antártida que a Sudamérica.
La mayoría de los países latinoamericanos se solidarizaron con Argentina y siguen defendiendo su derecho a recuperar las Malvinas pues creen que es parte de su proceso continental de descolonización.
Gibraltar es un territorio con 30,000 habitantes y que está el doble de tiempo en manos británicas que las Malvinas. Gibraltar fue tomado por Inglaterra 3 años antes que ésta se juntara a Escocia para conformar el Reino Unido en 1707.
Madrid y Londres mantienen a las dos monarquías constitucionales más importantes del planeta, las cuales encabezaron los 2 mayores imperios ultramarinos de la historia universal.
La posibilidad que haya una guerra entre las democracias británica y española no es algo posible ni ninguno de ambos bandos lo desea.
Londres y Madrid, a su vez, confrontan los principales movimientos separatistas de Europa. Mientras la primera debe hacer frente a un nuevo pedido del parlamento y gobierno escoceses para ir pronto a un referendo por la independencia y al de una gran parte de la población de Irlanda del Norte que demanda un plebiscito para reunificar la isla, la segunda tiene a gobiernos pro-independencia en los países vasco y catalán, donde en este último se exige un referendo secesionista aún más inmediato que en Escocia.
Paradójicamente, los nacionalistas catalanes se oponen a la anexión española de Gibraltar reivindicando su derecho a la autodeterminación. Su meta es que haya al menos 6 Estados soberanos en Iberia.
Si Madrid enrostra a Londres por tener un enclave en su península, Rabat acusa a los españoles de mantener dos enclaves suyos en la costa africana marroquí (Ceuta y Melilla).
Las monarquías española, británica y marroquí tienen gobiernos conservadores, ninguno de los cuales quiere ceder tierras, pese a sus afinidades ideológicas.
Gracias a la Unión Europea la antigua disputa por Gibraltar encontró una convivencia basada en el libre comercio y tránsito que dicho bloque garantizaba. Ahora con el Brexit vuelven a la memoria los recuerdos de cuánto habían fuertes controles migratorios y hostilidad en Gibraltar.
No por casualidad de todos los distritos que votaron en el referendo del Brexit el único donde casi toda la población local se pronunció en favor de un solo bando fue el de Gibraltar donde el 96% dijo sí a quedarse en la UE.
Un acuerdo ideal entre Madrid y Londres sería que Gibraltar sea una suerte de Hong Kong, pero, a diferencia del enclave chino, el grueso de los ciudadanos de Gibraltar se considera británicos y se oponen a su reintegración a España.
A la postre el Brexit pueda que logre que Gibraltar se constituya como una suerte de Estado libre que busque la protección de Londres pero con mayor autonomía e incluso independencia, lo cual le permita mantener un libre comercio con su único vecino. Ya tiene su propio gobierno y día de la independencia nacional, y no es parte del parlamento británico.
Si bien las islas del Canal o la de Man son dependencias de la corona británica enclavadas en medio de la UE que no han querido ser parte de dicho bloque para captar fondos como zonas francas, Gibraltar ha sido y es el territorio más pro-UE posiblemente de toda la UE.
El Brexit viene mostrando, en el caso de Gibraltar, las tendencias centrífugas que también se vienen mostrando en los otros dos países británicos que mayoritariamente votaron en favor de permanecer en la UE.
El gobierno de Escocia quiere jaquear al Brexit diciendo que su país requiere quedarse en la zona de libre comercio pan-europea y que debe tener un referendo separatista antes de que se consume el Brexit y en Irlanda del Norte por primera vez en la historia el unionismo ha perdido la mayoría absoluta y el antiguo partido republicano antibritánico ligado al IRA ha empatado el primer lugar en las elecciones de marzo.
May debe hilar fino para buscar alguna forma de libre comercio y tránsito en las 3 de las 5 regiones británicas que votaron contra el Brexit y en Londres.
Gibraltar es otra roca más en medio del tortuoso camino del Brexit.
Isaac Bigio
FUENTE: http://www.alainet.org/es/articulo/184587