¿Por qué lo ha silenciado El espectador o El Tiempo o Semana o Caracol lo ha convertido en una anécdota? Pues seguramente por lo mismo por lo que la prensa de derechas de España, es decir, casi toda la prensa, no ha informado de que, según la imputación de un juez, el Ministro de Hacienda de José María Aznar y de Mariano Rajóy, Cristóbal Montoro, recibía dinero de empresas para hacer leyes que les hicieran pagar menos impuestos o para perseguir a sus adversarios políticos. A día de hoy, el ganador de las próximas elecciones de 2026 será el Pacto Histórico.
La creación del Pacto Histórico ha culminado el esfuerzo de años. Si crear un partido político es complicado, fusionar fuerzas políticas, algunas con tantos años detrás como el partido Comunista, con casi un siglo a sus espaldas, o el Polo Democrático, que gobernó en Bogotá, o la Colombia Humana, el partido de Gustavo Petro, no era una tarea sencilla.
Sin embargo, se juntó la necesidad jurídica -la ley impedía repetir la coalición al sacar más del 15% de los voto- con una lectura madura del riesgo de ir separado en un momento histórico donde cualquier desnivel en la balanza política del continente que refuerce a Milei, a Bolsonaro, a Noboa, a Bukele, a Trump y a la extrema derecha europea que ha extendido sus lazos de odio al otro lado del Atlántico, puede tener efectos catastróficos para la democracia. Es un lugar común en la izquierda colombiana entender que el regreso de la derecha al país podría generar una venganza que recordaría a los momentos más oscuros de la historia del país. No olvidemos que la derecha colombiana – grupos paramilitares, narcotraficantes y algunos sectores del mismo Estado colombiano- ya asesinó a más de 6000 líderes y militantes de la Unión Patriótica desde 1984. Además de dos candidatos presidenciales de la UP, fue baleado en un avión Carlos Pizarro, el candidato presidencial del M-19, el grupo guerrillero al que perteneció el presidente Gustavo Petro y padre de la senadora y candidata del Pacto María José Pizarro.
El Pacto Histórico ha sido capaz de ir ajustando el proceso para que todas las partes encuentren su espacio. Era esencial que todos los partidos sintieran que tenían las mismas oportunidades, que nadie reclamara más de lo que le correspondía en virtud de su fuerza, de la misma manera que la sensatez se ha notado en que los fuertes no han hecho uso de su fuerza para someter a los más pequeños. Los liderazgos, a los que siempre hay que atender en sus objetivos porque tienen la capacidad de arrastrar tras de sí a sus organizaciones, han quedado todos contentos, haciendo valer eso de que el que gana no lo gana todo y el que pierde no lo pierde todo.
En los acuerdos está El Pacto Histórico llevar listas cerradas al Senado y a las Cámaras en las regiones donde haya logrado más del 15 por ciento del total de votos en 2022. ¿Cómo será el orden? Pues en virtud de los votos que saquen los aspirantes en la consulta interna del partido del 26 de octubre, en la cual podrán participar, como decíamos, los colombianos que así lo deseen. Ese orden tendrá forma de cremallera (una mujer y un hombre en cada fila) y también paritaria, es decir, que tenga el mismo número de hombres y mujeres.
Hay otro acuerdo importante. En Colombia, la cámara más relevante constitucionalmente es el Senado. ¿Y quién encabezará la lista al senado? Pues La cabeza de lista al Senado será elegida de entre una terna por el comité político del Pacto. Este comité está conformad por los diferentes delegados de los partidos fundadores y han estado asistiendo los precandidatos y precandidatas. Ese trío estará compuesto por el hombre y la mujer más votados entre los precandidatos al Senado al que se sumará el precandidato presidencial que obtenga la segunda votación más alta en la consulta. Tiene sentido porque sería absurdo perder un cuadro tan valioso. ¿Y por qué no el resto? Porque otra de las reglas para evitar que todo el mundo se presentara de precandidato con la intención de ser conocidos, es que los que se presenten y pierdan no pueden presentarse a las cámaras.
Por eso, para algunos de los precandidatos que pueden perder en la presidencial pero que son valiosos se les reserva, como una medida para no desperdiciar recursos ni talento, puestos en alcaldías, dentro del futuro gobierno, en las cámaras, etc. Como decíamos, el que pierda no lo pierde todo.
Empieza a funcionar en el Pacto Histórico una suerte de entendimiento compartido que dice que los que respeten lo más importante, que es la unidad del proyecto, tiene cabida en el proyecto. Y por el contrario, quien juegue por libre, será castigado. Bastará que el presidente Petro descalifique a alguno de los candidatos -ya ha planteado reservas con Gustavo Bolívar- para que se salga de la ecuación.
Electoralmente hay dos momentos esenciales en los próximos meses. Uno será en octubre, donde las fuerzas dentro del Pacto Histórico se medirán para ver quién concurre como la candidata o el candidato del Pacto a las elecciones presidenciales de mayo de 2026. Será una elección donde podrá participar toda la ciudadanía. Es una manera de lograr que la persona elegida tenga más probabilidades de ser elegida en los comicios. Cuando los militantes escogen a sus candidatos, los candidatos se parecen a los militantes más que a la gente. Aunque abrir estos procesos le da más fuerza a quien tenga aparato y dinero.
En estas elecciones internas no suele participar mucha gente porque el interés que despiertan es menor. Por eso, quien maneje un aparato y militantes que puedan movilizar el voto, quien pueda pagar autobuses, publicidad, recursos electorales, gana ventaja. Por eso es esencial que en las reglas de la contienda se deje claro que nadie puede gastar más dinero que otros. Porque, de lo contrario, los que tengan dinero juegan, como decíamos, con ventaja (¿y por qué tiene dinero un candidato de la izquierda? ¿De dónde lo ha sacado? ¿Quién se lo presta? ¿Cómo lo va a recuperar o como lo va a devolver?).
En definitiva, el recurso a elecciones primarias, se expresa dentro del Pacto como que la democracia ha vencido al “bolígrafo”, que es como se denomina a la escogencia de los cargos a dedo. Esa apelación a la democracia sirve igualmente para invitar a la gente a que luego se movilice en las elecciones, algo que ha pasado recientemente en Venezuela y que se repetirá en las elecciones municipales del domingo. Si confían en el pueblo, el pueblo confía en ti.
El segundo momento electoral en Colombia será en marzo, donde la candidata o candidato ganador del Pacto Histórico se enfrentará a otra elección para configurar un Frente Amplio donde se presentará el “santismo”, es decir, una derecha más moderada que la uribista, los verdes y figuras difíciles de catalogar como el ex presidente del Senado, Roy Barrera o el ex alcalde de Medellín, Daniel Quintero (que quizá se presente con el Pacto Histórico en octubre), figuras que cuentan con el apoyo de Petro para participar de la consulta en marzo pero que generan sospecha en la izquierda del Pacto.
Se repite así en Colombia algo que viene pasando en muchos países y que obtiene diferentes respuestas en cada país: no basta la fuerza de la izquierda para ganar y tiene que recurrir a políticos más moderados o, incluso, de derecha para evitar que gane la extrema derecha. ¿Sería mejor que ganara la extrema derecha? En el caso de Colombia sería una frivolidad que defenderían solamente los que tuvieran posibilidades de salir del país.
Los diferentes partidos que se integran al Pacto Histórico son la Colombia Humana, el Polo Democrático, el Partido Comunista de Colombia, la Unión Patriótica. Progresistas y la Minga social indígena también se han incorporado aunque están esperando que les concedan la personería jurídica.
Los precandidatos que hasta ahora se han postulado son la senadora María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro, el candidato presidencial del M-19 asesinado. María José Pizarro fue quien le puso la banda presidencial a Petro en la ceremonia de asunción de la presidencia. Es curioso que la candidatura de Pizarro ha sido oculta por la revista Semana o por el diario El país. Está la exministra de Salud Carolina Corcho, una persona con mucha presencia entra los movimientos sociales. La senadora de la Colombia Humana Gloria Flórez, una persona esencial en el proceso de unidad; el exembajador en Argentina Camilo Romero, la exministra de Ambiente Susana Muhamad, que acompañó a Petro en su día en la alcaldía y a la que se reconoce su experticia en asuntos medioambientales; el exalcalde de Medellín Daniel Quintero (que tiene el problema de tener juicios pendientes) y el que fuera director del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, que a día de hoy despunta en las encuestas.
Pero todos están esperando a la sentencia que se dicte contra Álvaro Uribe. Quien le ha sentado en el banquillo ha sido el senador Iván Cepeda, quien, de ser condenado Uribe, pasaría de inmediato a ser un candidato con muchísima fuerza y que concitaría el apoyo de la práctica totalidad de los candidatos del Pacto.
La derecha anda dividida. Se presentarán seguro la periodista ultra de Semana, Vicky Dávila y también el ex alcalde de Medellín y ex gobernador de Antioquia Sergio Fajardo. Hay una cierta necrofilia en torno al candidato Miguel Uribe, víctima de un atentado que, por los intentos de imputárselo al gobierno de Petro, permiten intuir de donde viene. Lo que finalmente haga la derecha también influirá en el curso de la izquierda.
Estamos en el fascismo del fin de los tiempos, como dice Naomí Klein, dirigido por un puñado de individuos que piensan que se pueden salvar ellos solos y que están dispuestos a reventar el planeta. Cuando gana la derecha, lo hace con la motosierra. En Argentina acaban de privatizar el agua, en EEUU golpean, detienen, encarcelan y llegado el caso deportan a quienes protestan por las deportaciones, en Ecuador las bandas criminales campan por sus respetos y se persigue a la izquierda, en Panamá se suspende el Estado de derecho o en El Salvador hace tiempo que no funciona.
Si la izquierda perdiera en Colombia es probable que se regresara a los tiempos sombríos. Nos contaba Ignacio Ramonet que el último Superman se ha vuelto sensible, progresista y antitrumpista. Habrá que celebrarlo aunque, mientras que decide viajar al sur a solucionar problemas, yo prefiero contar con las propias fuerzas. A los venezolanos encerrados en las cárceles de Bukele no los ha devuelto Supermán ni el Capitán Marvel, sino el gobierno de Maduro y el pueblo enfadado con la situación empujando en la calle. Por eso, hay que celebrar que la izquierda colombiana haya optado por la unidad y toma las riendas de su propia responsabilidad, nunca mejor dicho, histórica.
Juan Carlos Monedero
Foto tomada de: El País
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