La extensión del espíritu nazista en el comportamiento de la población afiliada a partidos de ultraderecha se debe a problemas no resueltos por la ONU o producidos ante la falta de funcionalidad de las agendas mundiales de este organismo multilateral, es decir, ni la agenda del milenio (2000 al 2015), ni las ODS (objetivos de Desarrollo Sostenible 2015 al 2030), han satisfecho las metas y los indicadores, son muy bajos. Ante estos incumplimientos, las migraciones, refugiados, el hambre, la falta de trabajo, los conflictos étnicos, las guerras regionales, el terrorismo internacional, y los desplazados climáticos que salen de sus países para refugiarse o buscar oportunidades, han producido una diáspora mundial inmanejable, todos estos problemas aumentan el discurso de las derechas, despiertan el nacionalismo, la xenofobia y el populismo cerrero de derecha, estigmatizando a los que circulan para vetarlos, amurallarlos, no dejarlos, entrar, etc. Las derechas ultra que sostienen a las nuevas autocracias, y estos alientan la guerra contra la población flotante que circula buscando soluciones, la ciudadanía universal se les niega. Y con estos ataques y guerras señalan a los extranjeros como culpables, para justificar su poder interno y avanzar con el neoliberalismo remasterizado.
El telón de fondo de esta coyuntura internacional en medio del desorden mundial profundizado con las invasiones a Ucrania y a Gaza, que derrumbaron lo que quedaba del derecho internacional incumplido, con la carta declaratoria de los derechos humanos (1948), con la justicia internacional penal globalizada y la enclenque ONU con múltiples organismos sin poder frenar los genocidios, ni el hambre, ni el tema de las migraciones, ese telón de fondo continua con dos situaciones de amenaza y de contundencia demoledora : el terrorismo internacional y el cambio climático. Más la criminalidad mundial por el tráfico de estupefacientes.
Hoy lograr un nuevo orden mundial es difícil, ante el desmonte del derecho internacional, la competencia económica de las potencias mundiales (EEUU, China, Rusia, y la Unión Europea-UE en bloque), disputándose la penetración de los mercados y con retaliaciones arancelarias. EEUU dirigido por el Trumpismo quiere alejar a China de los mercados sobre los que se ha extendido para aminorarlo como potencia asiática, y cerrarle espacios en América Latina; busca fortalecer la cercanía con Rusia para opacar a la Unión Europea que se queda sin defensa común al desconocer el papel de la OTAN.
Trump propone un acuerdo de paz con Ucrania destazando el territorio, favoreciendo a Rusia con las zonas ocupadas (el Dombas que contiene Lugansk y Donetsk, no menciona a Crimea y quitándoles Jerson más Mariupol), de contera apoderándose de los recursos minerales en suelos raros. Y pretende adelantar esta transacción zahiriendo a Zelenski, no invita a ningún miembro de la Unión Europea (UE) y haciendo a un lado a la OTAN.
Sobre Gaza, propone convertirla en un resort turístico despejando las playas del mediterráneo para las nuevas inversiones inmobiliarias y hoteleras. Toda esta pretensión se le negó en el Cairo (Egipto) durante la cumbre de países de la Liga Árabe finalizada el 3 de marzo de este 2025, para buscar una solución sensata, con un plan para reconstruir la franja de Gaza sin desplazar a los palestinos. Este plan será presentado al mundo esta semana para que varios países la respalden y buscar así las finanzas que permitan la reconstrucción y las fases de implementación. Trump con esta propuesta le dio de manera implícita luz verde a Netanyahu para proseguir con mayor ferocidad destruyendo Gaza, el genocidio no cesará y así se sostendrá otros meses en el poder como primer ministro porque la coalición interpartidista de las derechas se le he resquebrajado al no vencer ostensiblemente a Hamas.
La globalización de la economía continua pero ya no existe marco regulatorio confiable, ningún Estado puede ser el garante de los demás Estados porque deshuesaron el aparato multilateral que lo debía hacer: La ONU. La competencia imperial dentro de la geopolítica va acompañada de Estados tácticos con intereses afines.
Los ataques a la Democracia como sistema se hacen desprestigiando las instituciones de participación y para erigir las autocracias, son las derechas oligárquicas las que se coaligan en la ultraderecha para agenciar los intereses económicos de los grandes empresarios. Ante la pérdida de credibilidad del neoliberalismo (el mercado resolviendo lo que el Estado no podía), las oligarquías nacionales inflan a los autócratas para proseguir apalancados desde el poder central y se mimetizan. La pobrecía se queda sin instituciones y la oligarquía con el poder concentrado en un aliado autoritario.
La Democracia se deteriora por varios factores, pero la clase política en el poder compartido entre élites y empresarios que los financian, con la desatención, incumplimientos y marginalidad extendida, ahuyentan a la ciudadanía, de contera al potencial electoral, de allí a la abstención hay linderos que lo demuestran los resultados electorales. También dejan deteriorar la Democracia cooptando funcionarios de las Altas Cortes y a jueces venales, hasta dejar sin aliento a la justicia que protege a los de arriba y someter a los de abajo; ejecutar actos corruptos, no solo desfalca la hacienda pública, sino que desalienta a los ciudadanos para cumplir las leyes, así la Democracia va perdiendo aceptación. Las democracias que cierran la participación popular o la obstaculizan, dejan a la población sin formas de expresión válidas y efectivas. Estas y otras son las causas que explican el aparecimiento de autocracias.
En un diálogo alusivo a este tema, que sostuve con el reconocido novelista Fernando Cruz Kronfly, expresaba que, “Estamos presenciando una crisis de una dimensión institucional enorme. Desde la óptica del derecho todo se mira como el deber ser, y está sucediendo lo que no debería ser. Los derechos humanos se están violando sistemáticamente, se violan hasta en países donde se había asumido su defensa. Estamos viendo y sintiendo un retorno a la Ley de la selva con unos gobernantes que han adoptado la fuerza bruta como instrumento para la resolución de las diferencias. Desde una mirada antropológica la fuerza siempre fue la forma de resolver los reclamos, tanto entre los humanos como entre los animales, el más fuerte se imponía. Desde la anatomía del poder John Kenneth Galbraith, distinguió tres formas de poder: el condigno, el compensatorio y el basado en la mera fuerza. Uno para hacer obedecer por las ideas, otro para compensar, gratificar, estimulas y hasta pagar, y el tercero, para someter, constreñir, obligar y hasta reducir a la impotencia al otro. Hoy retornamos a la mera fuerza brutal. Se trata de sostener o retomar el poder por la fuerza. Por ejemplo, Israel se sostiene utilizando un poder de facto a la brava, así golpeó al Líbano, a Jordania, a Siria y a Egipto. Se extendió desalojando a los palestinos excediendo los límites que le concedió la ONU desde 1948. El derecho internacional se desplomó con estas invasiones recientes, los tratados internacionales los volvieron trizas, un derrumbe del derecho internacional. La Ley de la selva estaba oculta en los tratados internacionales. La esfera occidental del mapamundi debe ser repensada. Occidente se había convertido en el imperio de la razón, pero hoy la Democracia está herida de muerte. La tecnología ha cambiado las relaciones del ser humano con la Democracia y el poder. Debemos mirar lo que está sucediendo como un asunto antropológico del ejercicio del poder. Occidente para convivir entre todos los países depende de los tratados internacionales firmados, pero la violación del derecho internacional nos llevó a las vías de hecho, a los genocidios, a la destrucción de ciudades y toma de países”.
Observando a Latinoamérica, la vía socialista ha tenido muchas oportunidades en los últimos 20 años en América Latina, se han perdido etapas de ascenso al bifurcarse la línea política, y el descrédito ha cundido. El progresismo puede buscar una vía ecosocialista congregándose a los BRICS donde existen afinidades y mercados amplios. También desde su seno el progresismo latinoamericano (Brasil, Uruguay, México. Chile, Colombia, Honduras…), puede contrarrestar el avance de la ultraderecha planetaria con hechos, gestas, movilizaciones, proclamas y presiones por la búsqueda de la Paz mundial, enarbolando la argumentación contra los genocidios y elevando la voz urgente de llegar a una paz con la naturaleza que evite la debacle mundial al profundizarse las afectaciones contra los ecosistemas, por la no adecuación al cambio climático.
Alberto Ramos Garbiras, Abogado de la Universidad Santiago de Cali (USC); especialización en derecho constitucional de la Universidad Libre; Magíster en Ciencia Política de la Universidad Javeriana; PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); estudios de actualización política en la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor de las cátedras: derecho internacional, ciencia política, derechos humanos, derecho constitucional y derecho ambiental, en la Universidad Libre, Cali.
Foto tomada de: Human Rights Watch
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