- Capitalización política de la oposición: Sectores de la derecha podrían instrumentalizar el ataque para desprestigiar al gobierno de Petro, aludiendo a una crisis de seguridad. Asimismo, buscarían unificar a su base, presentándose como “víctimas de un ataque contra la esperanza del país”, y, finalmente, exigir protección internacional para sus candidatos, lo que les permitiría aumentar su visibilidad.
- Participación de grupos armados: Organizaciones criminales (Clan del Golfo o disidencias de las FARC) buscarían desestabilizar el escenario político para negociar desde posiciones de fuerza y reafirmar presencia en vacíos de poder.
- Radicalismo en el oficialismo: Críticos señalan que la retórica del presidente Petro –descalificando sistemáticamente a la oposición– habría creado un clima de hostilidad. Esta tesis fue reforzada por figuras como el secretario de Estado de los Estados Unidos Marco Rubio, quien atribuyó el ataque a la “retórica violenta de la izquierda”.
- Pugnas internas en el Centro Democrático: Descontentos expresados por figuras como Paloma Valencia y María Fernanda Cabal –quienes acusaron a Uribe de “manipular encuestas” y de arribismo (“llegar en paracaídas”)– sugieren tensiones partidistas que pudieron escalar.
El atentado contra el Senador Miguel Uribe Turbay perjudicaría directamente al gobierno, convirtiéndolo en el actor menos interesado, ya que afectaría gravemente la percepción de seguridad y su capacidad de gobernabilidad. A esto se suma que Uribe Turbay tiene una intención de voto limitada (4.4%), y su partido, el Centro Democrático, carece de candidatos con alto perfil, lo que significa que la oposición política más radical no representa una amenaza para el proyecto político del gobierno.
El gobierno, por su parte, ha planteado tres hipótesis sobre el atentado al Senador Uribe. La primera, que el objetivo directo fuera Miguel Uribe Turbay; la segunda, que el ataque se debiera a su condición de político y a los intereses asociados a su partido; y la tercera, que la intención real fuera desestabilizar al Gobierno nacional a través de atentados contra miembros de la oposición.[i]
La tercera hipótesis, aunque demasiado general, parece ser la más acertada en nuestro contexto actual. Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿Quién está interesado en desestabilizar el país? El propósito subyacente de esta desestabilización es frenar los cambios en las orientaciones sociales y económicas que impulsa el gobierno. Esto ocurre en un momento crucial, cuando el gobierno se esfuerza por adelantar reformas sociales y busca aprovechar las significativas posibilidades de desarrollo que se abren con la adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, así como con los acercamientos a los BRICS.
Construir un ferrocarril o realizar inversión productiva a gran escala es extremadamente difícil, y a menudo inviable, en un entorno de violencia generalizada y control territorial de grupos armados ilegales sin condiciones de seguridad robustas y sostenibles.
Contexto geopolítico: La variable internacional
Más allá de las dinámicas internas, el atentado se produce en un escenario de tensiones globales entre Estados Unidos y China, y de presiones internacionales contra Colombia a raíz de su adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta el pasado 14 de mayo. La élite política estadounidense percibe el ascenso de China como una amenaza directa a su hegemonía económica en la región, elevándolo incluso a la categoría de amenaza a la seguridad nacional.[ii]
Se están ejerciendo presiones sobre los países de la región para que rompan lazos con China. Un ejemplo claro es el caso de Panamá, que fue amenazada para que se retirara de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.[iii] De manera similar, a Perú se le exige limitar su relación con China y establecer una cooperación militar más estrecha con Estados Unidos.[iv] Brasil también enfrentó advertencias para que no se adhiriera a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.[v]
La paranoia de Estados Unidos contra China y las amenazas a Colombia por su acercamiento a ese país no pueden desconectarse del atentado criminal contra el Senador Uribe. Veamos los pronunciamientos recientes de Estados Unidos contra el gobierno de Colombia:
- Amenazas comerciales: Estados Unidos ha reaccionado con advertencias económicas. Mauricio Claver-Carone (enviado del Departamento de Estado) señaló que el acercamiento China-Colombia podría afectar exportaciones de café y rosas, sugiriendo reemplazo comercial con otros países.[vi]
- Presiones abiertas: La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental anunció oposición a financiamiento del BID para proyectos con empresas chinas en Colombia, argumentando “riesgo para la seguridad regional”.[vii]
- Criminalización del gobierno Petro: Marco Rubio vinculó directamente el ataque contra el Senador Uribe al discurso oficial: “Resultado de la violenta retórica izquierdista procedente de los más altos niveles del gobierno colombiano”.[viii]
Colombia, una nación que ha transitado por conflictos internos durante gran parte de su historia republicana, incluido el reciente ciclo de violencia de más de seis décadas originado por la aparición de grupos insurgentes y organizaciones paramilitares –actualmente financiados y lucrados por el narcotráfico, fuente de negocios para el sector financiero–, se encuentra ante el riesgo de verse nuevamente inmersa en una guerra interna. Sin embargo, el nuevo escenario ya no sería entre liberales y conservadores, o guerrillas y Estado, sino entre la derecha y la izquierda.[ix]
Como nación, no podemos sucumbir a la provocación de polarizar al país y regresar a un conflicto interno de violencia. Tal escenario abortaría cualquier posibilidad de desarrollo y frenaría los avances en las agendas sociales y económicas que se están debatiendo actualmente. Por esta razón, las diferentes fuerzas del espectro político nacional deben forjar, en primer lugar, un acuerdo ético para el debate electoral. En segundo lugar, es imperativo que dicho debate se centre en propuestas concretas para solucionar los problemas centrales del país, como el desempleo, la precariedad laboral, el hambre, la inseguridad, y la alta exclusión del sistema contributivo de la seguridad social, en el marco de un programa nacional de desarrollo económico. En tercer lugar, el gobierno debe retomar su propuesta de un gran acuerdo nacional, convocando a empresarios, sindicatos, organizaciones sociales, académicas, culturales y políticas, entre otros actores relevantes, para definir la dirección estratégica que la nación debe tomar.
Las confrontaciones armadas en Ucrania y el genocidio en Gaza, sumadas a las tensiones comerciales con China, las disputas políticas sobre Taiwán, el rearme europeo ante una posible guerra con Rusia hacia 2030, y el ilegal ataque de Israel contra Irán, la contundente respuesta de Irán, y la inminente intervención directa de Estados Unidos, que escala el conflicto al límite de una confrontación nuclear, son manifestaciones de delirios belicistas que parecen salirse de control. El curso de estos acontecimientos busca detener el desarrollo en los países del Sur Global, sumiéndolos en guerras devastadoras con bombardeos indiscriminados, como ocurre en Gaza y sucedió en Libia, otrora el país más desarrollado de África, ahora en ruinas. Además, se pretende justificar recortes sociales en el Norte desarrollado para liberar recursos, destinándolos al servicio de la deuda y a mayores gastos militares, beneficiando así a intereses financieros.
En esencia, estos conflictos buscan mantener un sistema financiero especulativo al borde del colapso, sostenido por el saqueo a través de la deuda, las guerras y la economía criminal. Por otro lado, buscan preservar un orden político unipolar que se resiste a la actual realidad multipolar. Este marco estratégico global de conflictividades violentas tiene como objetivo primordial detener el surgimiento de un nuevo sistema económico y financiero alternativo, encarnado en los BRICS y la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Es precisamente en este contexto que debemos comprender las verdaderas motivaciones e intereses que se mueven detrás del atentado contra el Senador Miguel Uribe Turbay.
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[i] https://www.lasexta.com/noticias/internacional/tres-hipotesis-que-maneja-gobierno-colombia-atentado-miguel-uribe_202506096846939f69892f40336ae83c.html
[ii] https://globalaffairs.org/research/public-opinion-survey/americans-feel-more-threat-china-now-past-three-decades#:~:text=Las%20mayor%C3%ADas%20de%20todos%20los,China%20como%20una%20amenaza%20cr%C3%ADtica.
[iii] https://theconversation.com/us-pressure-has-forced-panama-to-quit-chinas-belt-and-road-initiative-it-could-set-the-pattern-for-further-superpower-clashes-249093#:~:text=El%203%20de%20febrero%2C%20las,su%20cooperaci%C3%B3n%20con%20la%20BRI.
[iv] https://www.infobae.com/peru/2025/05/07/eeuu-pide-oficialmente-al-peru-frenar-el-avance-de-china-en-america-latina-es-una-amenaza-para-la-region/#:~:text=No%20es%20novedad%20que%20la%20creciente%20influencia,para%20contrarrestar%20el%20avance%20del%20gigante%20asi%C3%A1tico.
[v] https://agenciabrasil.ebc.com.br/es/internacional/noticia/2024-06/brasil-y-eeuu-200-anos-de-relaciones-pero-en-desacuerdo-sobre-china#:~:text=Brasil%20entre%20las%20potencias,industria%20nacional%20fortalecida%22%2C%20record%C3%B3.
[vi] https://www.elespectador.com/mundo/america/ee-uu-alerta-riesgo-a-cafe-y-rosas-colombianas-por-acercamiento-petro-china/
[vii] https://elpais.com/america-colombia/2025-05-15/estados-unidos-se-opone-a-los-proyectos-de-china-en-colombia-tras-la-adhesion-del-pais-en-la-ruta-de-la-seda.html
[viii] https://www.eltiempo.com/mundo/eeuu-y-canada/estados-unidos-atribuye-atentado-de-miguel-uribe-a-la-violenta-retorica-izquierdista-3461350
[ix] https://www.yahoo.com/news/fears-violence-revived-colombian-senator-205701951.html
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: France 24
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