El senador vinculado al Partido Demócrata ha publicado el libro ‘It’s ok to be angry about capitalism’, un análisis de la economía, la política, los medios de comunicación y la distribución de la riqueza en EEUU.
Bernie Sanders, de 81 años, ha acudido a Londres para presentar su libro It’s ok to be angry about capitalism (Es justo estar enfadado con el capitalismo, en castellano). El actual senador independiente ha hablado con Público sobre la izquierda política y los gobiernos de coalición. “En las democracias occidentales nos tendremos que acostumbrar a las coaliciones. En un país como Finlandia hay siete partidos en el Gobierno; en cambio, en EEUU el Partido Demócrata viene a ser en sí mismo la coalición de las fuerzas de la izquierda”, explica Sanders, que se pone a él mismo de ejemplo. Es la voz de la izquierda y ahora ocupa la presidencia del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones, partidario de la sanidad y la enseñanza pública y universal en el gran país, cetro del capitalismo, en su opinión, desbordado.
Las cifras que escruta el político en su estudio son despiadadas: tres personas en EEUU controlan tanta riqueza como el 50% de la población más baja en bienes. Hoy los superricos americanos, ejecutivos de las grandes corporaciones, acumulan 400 veces más por cada uno de ellos de lo que dispone el sueldo medio del ciudadano, mientras que hace 50 años esta diferencia entre el sueldo medio y los altos directivos era 30 o 40 veces superior. La desigualdad aumenta. Y así, el senador va describiendo un sueño americano convertido, para él, en una auténtica pesadilla. “En términos de igualdad, lo que ocurre en EEUU es una obscenidad”, aduce.
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El senador disputó en 2016 la candidatura a la presidencia de EEUU a Hillary Clinton, y en 2020, a Joe Biden. En ambos casos les fue pisando los talones. Cuando habla, exhibe modales de predicador, despliega los brazos cuando abre interrogante y los recoge cuando lo cierra. A la pregunta de si la fiscalización o tributación es la única forma de avanzar hacia una sociedad más igualitaria, Bernie lo tiene claro: “De momento, la fiscalización progresiva es la forma más eficaz de redistribuir la riqueza de un país y tender hacia una sociedad más justa e igualitaria. Sin embargo, muchos ricos de EEUU y de otros lugares optan por los paraísos fiscales”. “Esa avaricia tiene que acabar, por respeto a quienes están por debajo”, apunta el senador.
En las antípodas ideológicas de Sanders, hombre procedente de una familia humilde huida de la persecución de los judíos en Europa, se sitúa el expresidente Donald Trump, en cuyo mandato (2016-2020), retrocedieron las causas de Sanders de proveer a los americanos de sanidad o educación gratuitas. “Con la publicación de mi libro, Trump lo que ha hecho es dirigir el enfado y la culpa del enojo a los migrantes, a las mujeres, los jóvenes desposeídos, a las minorías, etc. En lugar de culpar del enfado generalizado a los que dominan las corporaciones y patrocinan los museos con dedicatorias en las puertas y las salas”.
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Al hilo de Rusia y el surgimiento de oligarcas por las políticas económicas, Bernie explica que la invasión de Ucrania, de la que se cumple precisamente un año, es otra cantar. “Ucrania me duele mucho; apoyé los intentos de EEUU de atender las quejas que tenía el presidente Vladímir Putin sobre algunos territorios ucranianos, pero, tras la invasión, mi apoyo es al presidente Joe Biden”. Sobre la relación entre EEUU y China, Bernie dice: “No quiero una guerra fría con China, durante la pandemia necesitamos sus mascarillas, así que mantengamos buenas relaciones, que ya costaron de conseguir en su momento”.
Bernie cuenta que, tras el triunfo electoral del actual residente de la Casa Blanca, el senador fue llamado al despacho oval. De aquel encuentro dice lo siguiente: “Biden es más del centro del Partido Demócrata que yo. Me defino como demócrata progresista, aun así coincidimos en que hay que movilizarse para frenar el cambio climático porque navegamos todos en un barco que se está hundiendo. Coincidimos en algunas cosas, aunque no nos pusimos de acuerdo en el cambio estructural que se necesita”.
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