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Sergio de Zubiría y la desestructuración de las izquierdas institucionales

23 noviembre, 2020 By Alberto Maldonado Copello 1 Comment

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Escribe Sergio de Zubiría en Revista Izquierda un artículo sobre la desestructuración de las izquierdas institucionales[1] que tiene como objetivo “aportar elementos para diagnosticar y comprender el proceso de desestructuración de un grupo amplio de las izquierdas institucionales”. Entiende por desestructuración “el sentido de pérdida, dispersión, debilitamiento de una estructura que tenía relativa profundidad, consistencia y estabilidad” y por izquierdas institucionales: “utilizamos la categoría de izquierda institucional…a ciertas organizaciones políticas que terminan convertidas en partidos del orden porque en sus programas electorales proclaman la dominación de la clase burguesa, es decir, la conservación de las condiciones de vida de su dominación, de la propiedad, de la familia, de la religión del orden”. Este artículo tiene como objetivo hacer unos comentarios al texto de Zubiría.

La definición de izquierda me parece muy imprecisa. En el contexto del artículo se interpreta que se trataría de partidos comunistas y/o socialistas que buscaban superar el capitalismo, pero que en determinado momento de su historia se transformaron en sus defensores, o por lo menos redujeron su acción a medidas de reforma dentro del capitalismo. Dentro de este contexto pueden seguir siendo de izquierda, pero dentro del capitalismo, lo cual es muy diferente de los partidos que continúan promulgando la necesidad de superarlo y avanzar hacia el socialismo y el comunismo. De Zubiría no establece una delimitación clara entre estos dos tipos de izquierda.

Se pensaría entonces que dichos partidos socialistas y comunistas lograron tener relativa profundidad, consistencia y estabilidad, pero la perdieron o se debilitaron. A partir de aquí queda claro entonces que el objetivo del artículo es de carácter empírico e histórico; se trataría de mostrar la experiencia de desestructuración de dichos partidos en diferentes países a lo largo de la historia.

Sin embargo, si fuera así, el artículo no cumple con lo ofrecido, dado que no se encuentra ninguna referencia concreta a partidos específicos ni una descripción de sus procesos de transformación en partidos del orden; en algunos casos, en el texto se hace referencia a las izquierdas en un sentido amplio, en otros a un grupo amplio de izquierdas y en otra parte a las izquierdas latinoamericanas, pero en ningún lugar del artículo se menciona una organización política en concreto.

Señala que el proceso de desestructuración teórica y práctica ha sido profundo a partir del colapso del socialismo realmente existente entre 1989 y 1991, lo cual haría pensar que se iba a concentrar en el período a partir de esas fechas, pero tampoco lo hace. Finalmente, termina planteando unas reflexiones generales y ocupándose de la decadencia ideológica, pero tampoco hace descripciones y referencias concretas sobre la producción teórica de estas organizaciones.

En consecuencia, el texto se enfoca más hacia consideraciones generales y a la exposición de algunos elementos que pueden servir para diagnosticar el proceso concreto de desestructuración de algunas izquierdas institucionales.

Las manifestaciones de la desestructuración de las izquierdas institucionales

Señala las siguientes manifestaciones de la desestructuración de las izquierdas institucionales: a) la decadencia ideológica; b) las limitaciones y deformaciones de su acción política; c) el abandono de la perspectiva anti capitalista. Sobre el primer punto señala que le sorprende “el poco diagnóstico realizado por los partidos institucionales de izquierda sobre el derrumbe del modelo soviético a tres décadas del suceso”. Esta afirmación se base probablemente en un estudio muy riguroso de los estudios realizados por todos o un grupo amplio de los partidos institucionales de izquierda, pero no hay referencia a dicho trabajo en el artículo. Pero llama la atención que aquí no habla de las izquierdas institucionales, de esas organizaciones políticas en general, sino de “los partidos institucionales de izquierda”.

Expone cuatro elementos de la decadencia ideológica: 1) el desdibujamiento o indeterminación de la categoría izquierda; 2) la ausencia de teorización sobre la crisis de la política, las teorías de la democracia y la orfandad estratégica; 3) el abandono de la teorización sobre el poder y el Estado, que ha producido consecuencias devastadoras en la comprensión de las interrelaciones entre reforma social y revolución socialista; 4) el avance de la subjetividad reformista en la izquierda institucionalizada y sus partidos.

Como puede verse, estas manifestaciones se refieren a supuestos comportamientos concretos por parte de las izquierdas institucionales, principalmente a la ausencia de determinadas acciones. Según esto la izquierda institucional y sus partidos no tienen claridad sobre la categoría de izquierda, no producen teoría sobre la crisis de la política y la democracia, carecen de una perspectiva estratégica, no producen teoría sobre el poder y el Estado y han adoptado una posición reformista. Se ve claramente que no se trata aquí de elementos teóricos para el análisis de la desestructuración de las izquierdas institucionales, sino de afirmaciones sobre prácticas concretas de dichas organizaciones especialmente en el campo teórico.

Como señalé anteriormente, esto implicaría que las afirmaciones están basadas y sustentadas en el análisis específico de dichas prácticas identificando en países determinados y épocas particulares, las izquierdas institucionales y los partidos que han abandonado la labor teórica y han caído en el reformismo, pero el artículo no tiene ninguna referencia empírica.

Una manifestación de la desestructuración es el desdibujamiento o indeterminación de la categoría ‘izquierda”. Señala a continuación que “la izquierda institucional contribuye a esta desestructuración por vía de no confrontación o apoyo a los argumentos que postulan la inutilidad, anacronismo o impertinencia de la distinción”. Esto es nuevamente una afirmación sobre hechos, sobre asuntos empíricos que ameritarían una mínima información o referencia a fuentes, lo cual no se hace en el artículo.

En el marco de los elementos de la desestructuración señala que la izquierda institucional carece de “pensamientos estratégicos que oriente procesos políticos ricos, emancipatorios (sic) y diversificados; se condena a vivir en la coyuntura, la inmediatez acrítica, la imitación de modelos ya fracasados en otras experiencias políticas”. Para completar, “nuestro continente no produce la teoría de su propia práctica, con escasas excepciones”. Aquí aparece otro sujeto, “nuestro continente”, siguiendo la lógica del texto parecería que se refiere a las izquierdas institucionales de nuestro continente, lo cual reduce el campo geográfico del análisis del planeta a una parte de él, que de todas formas es bastante grande, pero no precisa a cuáles organizaciones dentro de nuestro continente se refiere.

Un punto destacado en la crítica es el avance de la subjetividad reformista en la izquierda institucionalizada y sus partidos. Esto fue analizado por Rosa Luxemburgo y por Lenin, quienes califican “el reformismo como cierta hostilidad hacia la teoría porque tener principios teóricos sólidos siempre impone limitaciones éticas a la actividad práctica…”  “Es decir, en palabras más directas, la “subjetividad reformista”, al suspender los “principios ideológicos”, puede ir tras resultados prácticos inmediatos y elaborar una práctica política independiente de su teoría”. Estas son las consecuencias de la subjetividad reformista.

Se trata de un declive de los principios, que conduce a que sugieran enmiendas al marxismo en puntos estratégicos como la lucha de clases, la teoría de las crisis, revolución por democracia, dualidad de poderes, dictadura del proletariado, etc. Esto se complementa con un giro hacia la izquierda del orden y a la famosa frase de Bernstein “el objetivo final no es nada, el movimiento lo es todo”.  Es decir, el activismo político se convierte en el todo, y por tanto pueden darse virajes inesperados e imprevistos, como que las reformas son prioritarias a la revolución, que ahora la lucha es por la democracia, que los intereses cardinales de los explotados pueden esperar y que el capitalismo tiene un rostro humano.

El artículo deja de lado, en mi opinión, asuntos fundamentales. Asumamos el hecho del declive de los partidos comunistas y socialistas, de los partidos que tenían o tienen en sus programas la crítica al capitalismo y su superación en la perspectiva de la construcción de una sociedad socialista. Asumamos que evidentemente hay un declive en su producción teórica y que se han convertido principalmente en partidos reformistas, en partidos del orden capitalista. ¿A qué se debe esto? ¿Es consecuencia principal de desviaciones teóricas e ideológicas de los dirigentes de dichos partidos? ¿A qué se pueden deber estas desviaciones? ¿Qué papel juega el contexto de dichos partidos? ¿Qué ocurre con los trabajadores asalariados y con los no asalariados que, aunque no son explotados directamente por el capitalismo, si padecen indirectamente sus consecuencias negativas? ¿El declive de dichas organizaciones depende en cierta medida de un declive de los propios trabajadores en su lucha contra el capitalismo? ¿Se resignaron los trabajadores y no tienen dentro de sus banderas la abolición del trabajo asalariado? ¿Son fundamentalmente reformistas los trabajadores? Pero, adicionalmente, ¿a qué se debe esta situación? ¿Por qué la actitud conservadora y conformista de la gran masa de trabajadores? El artículo no aborda ninguno de estos puntos centrales.

El hecho es que en la situación política actual en Colombia los partidos que se fundamentan en la teoría de Marx y específicamente en El Capital y que promueven el socialismo, no tienen prácticamente ningún peso electoral y muy poca relevancia en organizaciones sindicales y de trabajadores. Además, en buena medida parece que se han resignado a ver el socialismo como algo lejano y concentrado su actividad principal en plegarse a movimientos de carácter social demócrata. Álvaro Uribe, quien tiene la virtud de caracterizar en muy pocas palabras los hechos políticos, acaba de sintetizar con mucha claridad la situación: “El viejo socialismo era más franco, los nuevos son solapados. En el viejo socialismo se hablaba de socialización y medios de producción; ahora lo que hacen es desacreditar empresarios”[2]

En conclusión me parece que el texto de Zubiría no aborda asuntos de fondo, no presenta evidencia alguna de sus afirmaciones y se queda en un nivel tan general de análisis que no aporta mucho para la comprensión de las situaciones concretas.

_______________________________________

[1] De Zubiría, Sergio, “Desestructuración de las izquierdas institucionales (1)”, en Revista Izquierda, No 88. agosto de 2020, pp. 53-60. https://revistaizquierda.com/secciones/Numero-88-agosto-2020/revista-izquierda-88-completa

[2]  https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/expresidente-alvaro-uribe-habla-de-elecciones-en-2022-referendo-y-votaciones-en-estados-unidos-548268

Alberto Maldonado Copello

Foto tomada de: BBC.com

 

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Filed Under: Revista Sur, RS Desde el sur

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