Este resultado parcial en la contienda electoral -a escasos cuatro meses de las elecciones presidenciales- son el producto de la combinación de dos factores: la popularidad del presidente Petro y el anhelo de la mayoría de los sectores populares de consolidar las reformas sociales.
Pese a tener el sol a sus espaldas y a la feroz andanada de la oposición y de amplios sectores del establecimiento por defenestrar el rumbo las reformas sociales, el presidente Petro ha logrado mantener viva la esperanza de los colombianos y colombianas de lograr un país más equitativo, incluyente y en paz.
Por el contrario, los más de cien candidatos que han desfilado por la pasarela de los medios, van quedando en el margen de error de las encuestas ante la ausencia de argumentos y la precariedad de sus propuestas. A la mayoría, personajes de pacotilla, no les alcanza su vanidad para cubrir sus miserias, han comenzado a deslizarse hacia otras orillas intentando agarrar un “barato en la pelea”, dejando al desnudo sus desvergüenzas.
El más patético de estos personajes, que monto su cínica aspiración sobre el dolor y el calor de la tumba de su hijo, fue pillado infraganti en una de sus acostumbradas felonías intentando venderse al peor postor a cambio de un puestico al lado de la pestilencia asquerosa de un tigre de papel. Finalmente, tuvo que salir con el rabo entre las piernas implosionando la desvencijada encuesta del Centro Democrático.
En este pantano electoral, en el que suelen solazarse los movimientos y los partidos tradicionales, van asomándose las orejas de pintorescos personajes que buscan echarle mano a lo que el brillante escritor Tunjano, RH Moreno Duran, llamó el “complejo de Lázaro”. En medio de las llagas y el hedor de los cadáveres políticos invocan a un “salvador” para que se levante y ande. Pero ese “salvador” no tiene ni la credibilidad ni la lucidez mental para evitar una nueva derrota electoral.
La economía va bien pero el país …?
La economía colombiana goza de buena salud. Así lo reconocen “tirios y troyanos”. En su más reciente informe (diciembre, 2025) la OCDE destaca el crecimiento económico del país, que durante el tercer trimestre de 2025 alcanzó la cifra récord del 3.4% (un 5% en tasa anualizada), aupada por el crecimiento del consumo, el gasto público y la recuperación de la inversión.
Este crecimiento está sustentado en el mejoramiento de los ingresos de los hogares y la confianza de los consumidores en la estabilidad de las políticas económicas del gobierno. El mercado laboral ha recuperado su dinamismo, con el aumento de la Tasa de Ocupación (58,7%), la reducción del desempleo (8,2%) y el incremento de la Tasa General de Participación (63,9%). Más colombianos y colombianas se vincularon al mercado laboral (aprox.: 1 millón de nuevos empleos), disminuyendo el desempleo (8.2%) o decidieron probar suerte y participar de las actividades económicas (TGP, 63,9%).
A pesar de los malos augurios de los oráculos de la gran prensa, la inflación se mantiene controlada (5,5%), el dólar continúa devaluándose y el peso colombiano se consolida como una de las monedas más fuertes en América Latina. Y la inversión continua su senda de recuperación gradual pero sostenible.

De acuerdo con las cifras del DANE (dic, 2025), los sectores que muestran mayor dinamismo en este tercer trimestre son la industria manufacturera, la administración pública, los servicios (restaurantes y alojamiento) asociados con el turismo y el sector agropecuario.
Sin embargo, el país enfrenta nuevos desafíos dada la volatilidad de los mercados internacionales, la guerra arancelaria, el escalamiento de las tensiones militares en el Caribe y las amenazas de la Administración Trump.
En particular, la rigidez de las políticas monetaristas del Banco Central que se resiste a bajar las tasas de interés frenando las posibilidades de una mayor expansión de la inversión y los negocios privados. El aumento del déficit fiscal (6,7% del PIB) y el bloqueo de la oposición a la ley de financiamiento (16 billones) que recorta los ingresos fiscales y restringe la capacidad del gobierno para preservar el gasto en programas sociales y la inversión pública, en un contexto de reducción de los ingresos, inflexibilidad presupuestal y de un crecimiento inferior a las potencialidades de crecimiento de la economía colombiana.
Sin embargo, el gobierno del presidente Petro ha logrado mayor consolidación fiscal, reduciendo la deuda pública y el déficit en la balanza de pagos. En agosto de este año, el saldo total de la deuda externa bajó a US$ 200 mil millones, equivalente al 48,7% del PIB. Uno de los niveles más bajos y conservadores de la deuda en América Latina y en los países de la OCDE.
Otro de los desafíos que enfrenta Colombia es el alto nivel de informalidad laboral (54,5%) y la baja productividad laboral; los cuales reducen el dinamismo de la senda del crecimiento y frenan las posibilidades de una mayor innovación y desarrollo económico sostenido.
La economía política de la transformación productiva y la transición energética
Luego de tres años de ejecución del Plan Nacional de Desarrollo, 2022-2026, Colombia Potencia Mundial de la Vida, el balance es altamente positivo con varios nubarrones en materia de la apuestas y metas de la transformación productiva y la transición energética.
Los grandes logros en materia de la Reforma Agraria y Rural, la transición a una economía más productiva y menos dependiente de las economías extractivistas es muy alentador. Lo mismo que los avances en el cierre de brechas y la convergencia regional que ha permitido la integración y la inclusión -aún parcial e incompleta- de los territorios de la Colombia rural y distante.
Aún quedan pendientes profundizar la descentralización y hacer efectiva una mayor participación de los territorios y municipios en los ingresos corrientes de la Nación. Lo mismo que un mejor reparto de las competencias y recursos para consolidar la presencia del Estado en las regiones más apartadas.
Un desafío particularmente importante que queda pendiente es la aprobación e implementación de la jurisdicción agraria y rural, que nos va a permitir avanzar en la restitución y redistribución las tierras despojadas por el conflicto armado y la clarificación de la propiedad rural que mantiene secuestradas las posibilidades de un desarrollo rural más equitativo, sostenible e inclusivo. Lo mismo que la implementación del Catastro Multipropósito que va a permitir fortalecer las capacidades y los recursos de los municipios y comunidades rurales y étnicas.
En materia de las reformas sociales, se avanzó en la aprobación de la reforma laboral, quedando pendientes la implementación de la reforma pensional y la aprobación de las reformas a la salud y a la educación. La reforma a la salud está a punto de naufragar en la Comisión Séptima del Senado ante la indolencia y la irresponsabilidad de 7 senadores de la oposición que defienden descaradamente los intereses privados de las EPS y de los políticos tradicionales responsables de la mayor defraudación y robo de más escandaloso de la historia reciente del país.
Igualmente, el gobierno del Cambio logró poner en marcha la más ambiciosa transformación productiva del país, para superar la dependencia de las economías extractivas y lograr de descarbonización de las industrias productivas y del transporte, mediante el mayor uso de fuentes de energías limpias. Sin embargo, nos queda pendientes la aceleración de la transformación productiva y, especialmente, la mayor y mejor incorporación de la innovación y el desarrollo tecnológico que permita vincularnos a las cadenas globales de valor y un incremento de la productividad del trabajo en nuestro país.
En este sentido es particularmente importante lograr la estructuración y puesta en marcha del ambicioso programa de transportes que busca rehabilitar y modernizar la red férrea y su integración con los otros modos de transporte terrestre y fluvial. Lo mismo que la modernización e integración de las redes logísticas que permitan abaratar los costos de transportes y mejorar la canasta energética del país.
Finalmente, queda dependiente impulsar la reforma política y a la justicia que permitan profundizar la democracia, la participación ciudadana, la modernización de los movimientos y partidos políticos, frenar la corrupción y evitar la gran impunidad que han hecho de la justicia un negocio para los poderosos y la negación del derecho esencial del ciudadano a una oportuna, universal e imparcial justicia.
La Unidad es el camino del triunfo
Para enfrentar estos desafíos y lograr avanzar en las reformas sociales y en la transformación productiva y energética es necesario poner en marcha la estrategia del Frente Amplio que permita la convergencia de todas las fuerzas de izquierda, progresistas, social demócratas y liberales alrededor de un Programa incluyente, solidario y equitativo que contenga por lo menos 5 pactos:
El Pacto por la democracia, que permita ampliar y profundizar la democracia y las libertades ciudadanas,
El Pacto por la Paz, que permita concretar los anhelos de paz de los territorios y de las comunidades que hoy son víctimas de la guerra.
El Pacto por el respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos que les permitan dirimir y decidir en democracia el rumbo de sus países,
El Pacto Verde para lograr la protección y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y la conservación de los ecosistemas que permitan hacer de Colombia una Potencia Mundial de la Vida.
Luis Alfredo Muñoz Wilches, Economista y MSc en Análisis de Problemas Económicos, Políticos e Internacionales.
Foto tomada de: Visit Bogotá

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